Una de las científicas más citadas del mundo, Ai Koyanagi, obligada a renunciar a su polémico contrato con una universidad saudí
La psiquiatra, empleada en España en el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, declaraba que su lugar de trabajo principal es la Universidad Rey Abdulaziz, para aupar a la institución árabe en los ‘rankings’ internacionales
La psiquiatra japonesa Ai Koyanagi es una de las científicas más citadas del mundo, en parte porque publica una insólita cantidad de estudios. El año pasado firmó 115 trabajos, casi uno cada tres días. Es la codirectora del grupo de Epidemiología de los trastornos mentales y del envejecimiento del Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, en el municipio barcelonés de Sant Boi de Llobregat, con un contrato de élite financiado por la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA). Sin embargo, Koyanagi cambió sus datos en 2022 para figurar en primer lugar como investigadora de la universidad saudí Rey Abdulaziz en una de las bases de datos que utiliza el influyente ranking de Shanghái, que designa cada año a las mejores universidades del planeta. La institución que le paga el sueldo, ICREA, ha obligado a Koyanagi a renunciar a su contrato con la universidad árabe, después de que EL PAÍS destapara que Arabia Saudí paga a científicos españoles para que hagan trampas en el ranking de Shanghái.
Koyanagi está incluida en los Highly Cited Researchers, una lista realizada por la empresa inglesa Clarivate con los 7.000 científicos de todo el mundo cuyos estudios son más citados por otros colegas. Muchas clasificaciones académicas utilizan este listado para dar puntos a las instituciones. Cuantos más científicos de los Highly Cited Researchers haya en una universidad, más alta aparecerá en el ranking de Shanghái, liderado por la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Koyanagi está entre los 11 investigadores en España que declaran falsamente que su lugar de trabajo principal está en instituciones árabes, para auparlas artificialmente en las clasificaciones internacionales.
Este periódico contactó el viernes 14 con Emilià Pola, director ejecutivo de ICREA. Pola respondió el martes que Koyanagi “pidió y obtuvo autorización de su centro”, el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, para firmar el acuerdo con la universidad saudí, que exigía que la psiquiatra cambiase falsamente su lugar de trabajo en la lista de los Highly Cited Researchers a cambio de financiación. “Su centro de adscripción es privado y tiene plena libertad para autorizar a sus investigadores a aceptar esas ofertas”, sostiene Pola. “Al conocer esta situación nos pusimos en contacto con ella y con la institución, recordando que, aunque sea legal, la política de ICREA no acepta este tipo de contratos. Ayer mismo [por el lunes, 17 de abril] la investigadora renunció a su contrato con la Universidad Rey Abdulaziz”, añade el director ejecutivo. ICREA es una fundación financiada por el Gobierno catalán.
La hiperprolífica Ai Koyanagi ha firmado últimamente estudios sobre la atrofia muscular en ratas con alzhéimer, el tabaquismo de los adolescentes de Corea del Sur, la mayor incidencia de párkinson en personas que toman fármacos antiepilépticos en Alemania y el vínculo entre la fuerza de la mano y el riesgo de depresión. En muchos de sus trabajos, Koyanagi está acompañada por el psiquiatra Josep Maria Haro, codirector del grupo en el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, pero en su caso, sin relación con ICREA. Haro también es uno de los Highly Cited Researchers y desde 2017 consta en primer lugar como investigador de la Universidad Rey Saúd, en Riad. Este periódico ha intentado hablar con los dos desde el día 10, sin éxito.
La química Mira Petrovic, con un contrato financiado por ICREA en el Instituto Catalán de Investigación del Agua, en Girona, también recibió en 2019 una oferta de la Universidad Rey Saúd. Un profesor de la entidad árabe le ofrecía ingresarle 70.000 euros en su cuenta bancaria si cambiaba falsamente su lugar de trabajo en la base de datos de los Highly Cited Researchers. Petrovic rechazó inmediatamente esa propuesta “indecente”.
La Universidad Rey Abdulaziz, en la ciudad árabe de Yeda, utilizó a un intermediario para trasladar su oferta a la psiquiatra Ai Koyanagi. El matemático Juan Luis García Guirao, catedrático de la Universidad Politécnica de Cartagena, reconoce que fue él quien contactó a la investigadora japonesa, urgiéndola a que cambiase su afiliación primaria para optar a un proyecto de colaboración con la institución árabe. García Guirao, que fue nombrado “Científico distinguido” de la Rey Abdulaziz en 2020, también hizo de intermediario con otros investigadores españoles de la lista de Highly Cited Researchers, como el experto en dátiles José Ángel Pérez, catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que en 2020 constó como investigador de la institución saudí. García Guirao sostiene que nunca ha cobrado por ello y que nunca ha pisado la Universidad Rey Abdulaziz.
Entre los 11 investigadores en España que constan como afiliados a universidades saudíes están el químico Damià Barceló y el físico Andrés Castellanos, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia. Una portavoz del gabinete de la ministra Diana Morant señala que el Comité de Ética del CSIC está estudiando la situación. “En caso de que exista algún tipo de irregularidad, se depurarán responsabilidades”, afirma. “Estos rankings acumulan un histórico de críticas a su validez por el tipo de indicadores que emplean y, por tanto, no deberían tomarse como únicas referencias a la hora de clasificar la excelencia de las universidades en el mundo”, añade la portavoz del Ministerio de Ciencia.
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