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“No tenemos otra opción que creer que podemos hacer lo necesario para que la humanidad sobreviva”

Simon Levin es el creador de los modelos matemáticos que permiten conocer cómo afecta al ecosistema global lo que hacemos en nuestra casa

Simon Levin, matemático creador de la ecología espacial, después de su entrevista en Bilbao
Simon Levin, matemático creador de la ecología espacial, después de su entrevista en BilbaoFernando Domingo-Aldama

Desde su aparición, los humanos, más que ninguna otra especie conocida, han transformado sus ecosistemas. Hace muchos años que se investiga la relación entre la llegada del Homo sapiens a distintas regiones del planeta, hace miles de años, y la desaparición de algunos grandes mamíferos, y el invento de la agricultura multiplicó nuestro impacto. Sin embargo, hasta hace menos de dos siglos, el mundo siguió siendo demasiado grande para hacerle mella. Eso cambió con la revolución industrial, y ahora, lo que hacemos en cualquier pueblo perdido se suma a un proceso de transformación global con consecuencias difíciles de prever y probablemente catastróficas.

Simon Levin (Baltimore, 81 años) es uno de los investigadores que ha permitido comprender las interacciones entre los sistemas humanos y naturales a diferentes escalas. Este catedrático de Ecología y Biología Evolutiva y director del Centro para la Biocomplejidad de la Universidad de Princeton (EE UU) es el pionero del desarrollo de modelos matemáticos que sirven para diseñar áreas naturales protegidas o ciudades sostenibles, y su trabajo ha ofrecido herramientas que pueden ayudar a preservar la menguante biodiversidad de la Tierra. Por ese motivo, ha recibido el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación.

Pregunta. La pandemia o el cambio climático son procesos en los que el problema va creciendo, despacio al principio, y después experimenta un estallido exponencial. Nos damos cuenta de que existe, creemos que estamos a tiempo de reaccionar, pero de repente vemos que ha escapado a nuestro control. ¿Piensa que con modelos matemáticos como los que usted ha creado, es posible comprender estos problemas complejos y actuar con antelación para prevenirlos o mitigar su impacto?

Respuesta. Sí, seguro. Pero hay que ser explícito sobre lo que podemos predecir. Por ejemplo, sabíamos desde hace mucho que otra pandemia estaba al caer. Y te puedo decir ahora que hay otra pandemia al caer, pero no sé cuándo. Hay un chiste muy viejo sobre un hombre con un agujero en el tejado de su casa al que le dicen que lo arregle, y él responde: no puedo, porque está lloviendo. Entonces, cuando deja de llover, le vuelven a decir que lo arregle, y él responde que ya no necesita hacerlo. Este es el tipo de actitud que tomamos cada vez que detectamos una amenaza. Primero pasa algo malo y después damos algún paso y aplicamos medidas. Pero más tarde, cuando vemos que no pasa nada más durante un tiempo, nos relajamos.

Las compañías de seguros están preocupadas [por los riesgos futuros del cambio climático] y quieren hacer algo

Sabíamos que había una pandemia a la vista. Deberíamos haber almacenado cosas como mascarillas. No podíamos almacenar vacunas, porque no sabíamos qué enfermedad provocaría la pandemia, pero deberíamos haber tenido un sistema montado para desarrollarlas rápidamente.

La evolución ha hecho frente a este problema porque nuestros cuerpos son atacados constantemente por patógenos, así que hemos desarrollado un sistema inmune. Un sistema muy complicado que comienza con nuestra piel y nuestras mucosas, que bloquean el asalto de los patógenos, y después, cuando te infectas, tienes fiebre. Todo esto son formas de ganar tiempo mientras el organismo prepara los anticuerpos específicos para la infección. Necesitamos un sistema parecido para afrontar las nuevas pandemias o el cambio climático. Las mascarillas habrían sido un ejemplo de algo que nos habría permitido ganar tiempo mientras se desarrollaban otras soluciones.

Así que sí, nuestros modelos nos dicen que habrá problemas, que habrá pandemias, que el cambio climático es un problema. No son completamente precisos, pero tenemos que aprender a tomar decisiones en medio de la incertidumbre, y tomar medidas de precaución para protegernos.

P. ¿Qué dicen los modelos sobre el cambio climático? ¿Estamos a tiempo de hacer algo para evitar el desastre?

R. No tenemos elección. Hay cosas en las que ya vamos demasiado tarde, algunas pérdidas de especies o de hábitats. Eso lo vamos a perder, pero no tenemos otra opción que creer que podemos sobrevivir, que podemos dar los pasos necesarios para que la humanidad sobreviva. Para sobrevivir, tenemos que identificar lo que llamamos servicios de ecosistemas [recursos o procesos que benefician a los seres humanos, como el agua potable o la polinización de las plantas], los que son más cruciales para nuestra sostenibilidad, y tenemos que asumir que hay tiempo para prevenir el colapso total.

P. ¿Cree que se puede cambiar el comportamiento de la gente ofreciéndoles información? Sabemos desde hace décadas que el tabaco produce cáncer, y, aunque fuma menos gente, aún lo hacen muchos, aunque es un riesgo directo para el individuo. ¿Cómo es posible que la gente cambie hábitos individuales para evitar riesgos sociales, que se comparten y se pueden sufrir independientemente de lo que haga uno respecto a ellos?

R. No soy completamente optimista, claro. Creo que podemos convencer a entre un 60 y un 80%. En el caso de las vacunas, el 80 o el 85% de la población en EE UU se ha vacunado, pero hay un grupo cerrado que no lo va a hacer. Hay un coste para la sociedad y para los individuos en condados que tienen esas actitudes. Las tasas de mortalidad doblan las de otros lugares, pero hay gente a la que no convencerás jamás. Lo que creo que podemos hacer es convencer a la cantidad suficiente de gente para preservar los bienes públicos.

Esto es algo que depende de las normas sociales y las normas sociales pueden cambiar. Hemos visto cómo ha pasado con el tabaco, con la igualdad entre géneros o entre razas, pero, por supuesto, no es suficiente, así que tenemos que seguir trabajando.

Lo fundamental es convencer al pueblo de que tenemos un problema para que presionen a Gobiernos y compañías

P. Pese a la preocupación con el cambio climático, tras la invasión de Ucrania y la crisis energética, hemos visto como se vuelve a hablar de explotar nuevas fuentes de combustibles fósiles para ganar independencia.

R. En las encuestas durante los primeros años de este milenio, se veía que había un reconocimiento creciente de que el cambio climático era un problema y que teníamos que hacer algo al respecto. Pero entonces llegó la crisis financiera de 2008 y el apoyo para hacer algo con el cambio climático cayó, porque la gente pensó que había problemas más inmediatos.

Ahora, al menos hasta antes de la invasión rusa, los números estaban subiendo de nuevo. Así que lo que estamos viendo es la importancia de las tasas de descuento. Tienes un número de factores que preocupan a la gente y lógicamente se van a preocupar más por lo más inmediato. Eso no significa que no les preocupe el cambio climático, pero suponen que tendrán tiempo para gestionarlo y se centran en sobrevivir al próximo año.

P. Las personas que lideran la sociedad tienen buena información, pero los políticos o los jefes de las grandes empresas parece que no actúan en consecuencia o no valoran la dimensión del problema o lo valoran, pero piensan que es mejor seguir enriqueciéndose pese al coste para la mayoría.

R. Cambiar las compañías o los Gobiernos también está relacionado con las tasas de descuento. Los jóvenes están preocupados por lo que va a pasar en 20 o 30 años, los mayores también, porque tienen hijos o nietos, y tomamos una tasa de descuento a más largo plazo. Pero el CEO de una compañía tiene una tasa de descuento mucho más corta, porque quiere mantener su trabajo. Toda la compañía tiene que mostrar beneficios. Los políticos probablemente tienen una tasa de descuento aún más pronunciada porque pueden perder el trabajo mañana. Es probable que los políticos sean los más difíciles de convencer para actuar.

Las compañías están empezando a darse cuenta, pero también hay diferencias entre ellas. Por ejemplo, las compañías de seguros ven el potencial de inundaciones o incendios dentro de 20 años. Ven lo que supondrá la falta de equidad. Yo hablo con gente de compañías de seguros y están preocupadas y quieren hacer algo. Las compañías tienen que pensar en su cuenta de resultados, y creo que eso debería ser razón suficiente para que cambien. Pero también tienen que reflexionar sobre la sostenibilidad de sus negocios y la sostenibilidad de los ecosistemas de que forman parte. Y también tienen que pensar en su responsabilidad con la sociedad.

Creo que incluso las compañías energéticas están tratando de reorientar sus inversiones hacia tecnologías más sostenibles, pero es algo que no pasará lo bastante rápido a menos que haya presión por parte de los Gobiernos y del pueblo. Y los Gobiernos no van a cambiar a menos que sientan la presión del pueblo. Así que me parece que lo fundamental es convencer al pueblo de que tenemos un problema para que presionen a Gobiernos y compañías a actuar.

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