La llegada de la sonda ‘Tianwen-1’ a Marte refuerza el ambicioso programa espacial de China
El país quiere construir una estación espacial, lanzar otras misiones para la investigación de asteroides y llegar a la órbita de Júpiter
La entrada en órbita, confirmada este miércoles por la agencia espacial china (CNSA), y el aterrizaje de la sonda Tianwen-1 en la superficie marciana ―en algún momento dentro próximos tres meses― es uno de los hitos que se ha marcado para este año el ambicioso programa espacial chino, una de las prioridades de Pekín en sus aspiraciones de convertir a este país en una potencia en el terreno de la innovación en las próximas tres décadas.
El marciano es un proyecto ambiciosísimo para China, puesto que incluye tres vehículos: un segmento orbital, un vehículo de aterrizaje y un robot móvil, similar a los que este país ha enviado en dos ocasiones a la Luna. China va a intentar convertirse en el primer país que envía un orbitador, un aterrizador y un pequeño vehículo móvil a Marte en su primera misión en el planeta rojo, informa Nuño Domínguez. La Tianwen-1 se dirige a Utopia Planitia, en el hemisferio norte, un lugar ideal para intentar un aterrizaje suave por lo fino de sus suelos y porque es un terreno poco elevado, con lo que hay más atmósfera con la que frenar. En esa zona también existe una enorme reserva de agua helada en el subsuelo, con una capacidad unas 400 veces mayor que todas las cuencas hidrográficas de España y que podría ser estratégica para futuras expediciones tripuladas.
Este año es especialmente simbólico para el Gobierno que encabeza el presidente Xi Jinping, ya que se cumplirá un siglo de la fundación del Partido Comunista de China. En 2021, China tiene previsto comenzar la construcción de su estación espacial permanente, que servirá de alternativa a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) y que quiere haber completado para finales de 2022. Este ambicioso proyecto, según ha revelado la Administración Nacional China para el Espacio (CNSA, por sus siglas en inglés), orbitará la Tierra durante una década a una altura entre los 350 y los 435 kilómetros. En tamaño será equivalente a la MIR rusa; en masa, un 25% mayor que la ISS.
La construcción, que llega después del lanzamiento y acoplamiento de los laboratorios espaciales Tiangong 1 y 2, comenzará con el lanzamiento al espacio en la primera mitad del año del módulo principal, Tianhe, de 66 toneladas de peso y que partirá de la base espacial de Wenchang, en la isla tropical de Hainan, impulsada por un cohete Larga Marcha 5B. Está previsto que, una vez quede operativo, puedan residir en él tres astronautas en misiones de larga duración, aunque la estación podría acoger hasta seis personas en los momentos de relevos entre tripulaciones.
En 2021, China tiene previsto comenzar la construcción de su estación espacial permanente
Sus ocupantes ―que también llevarán a cabo misiones en el exterior del módulo― trabajarán en los laboratorios instalados en dos módulos auxiliares, uno en cada lado de la estructura principal ―que tendrá así forma de T―, y a los que ya se ha dado nombre: Wentian y Mengtian (“búsqueda del cielo” y “sueño del cielo”, respectivamente). Otro módulo contendrá el telescopio óptico Xuntian, o “Recorrido del cielo”.
Misiones subsiguientes, una vez el módulo inicial ha entrado en órbita, incluirán “los lanzamientos de naves de carga Tianzhou-2 ―con capacidad para transportar hasta 6.000 kilos, y que aprovisionará la estación espacial― y naves tripuladas Shenzhou-12”, según ha declarado a la agencia estatal Xinhua Zhou Jianping, diseñador jefe del programa de misiones tripuladas de la CNSA. Serán necesarias una docena de viajes, según los cálculos de esta institución, para construir la estación espacial. Ya se han completado las pruebas del módulo principal, y estos meses se termina el adiestramiento de los astronautas que participarán en el proyecto.
Las Shenzhou-12 tienen capacidad para transportar a tres tripulantes, pero la agencia espacial china trabaja en el diseño de una nave con capacidad para trasladar a seis o siete astronautas y llevar una carga de 70 toneladas a la estación espacial, o 27 toneladas a la órbita de transferencia lunar.
Más allá, la CNSA tiene previsto lanzar otras misiones para la investigación de asteroides; enviar otra sonda a Marte que pueda recoger ―como hizo la sonda Chang’e-5 en 2020 en la cara oculta de la Luna― muestras del suelo del planeta rojo; y llegar a la órbita de Júpiter, el mayor planeta del sistema solar, una meta que se ha fijado para 2029. Para 2036, quiere haber instalado una base en la Luna, y contar con un supergenerador espacial alimentado por energía solar que envíe a la Tierra la electricidad que produzca.
La base lunar “probablemente se establezca en el polo sur de la luna”, ha declarado el ingeniero jefe del proyecto lugar chino, Wu Weiren, a los medios estatales. “Se utilizará solo para fines pacíficos y beneficiará a todas las partes implicadas”.
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