China se lanza a la conquista de Marte
La misión Tianwen-1 será la primera en la historia que intente orbitar, aterrizar y explorar la superficie a la vez. Su destino es una planicie que oculta una reserva de agua helada con una superficie mayor que Italia
China intenta ponerse a la vanguardia de la exploración espacial al lanzar la madrugada de este jueves la primera misión a Marte que intentará orbitar el planeta, enviar un aterrizador a su superficie y explorarla con un pequeño vehículo robótico, algo que nunca nadie ha intentado y, por supuesto, nunca como primera misión espacial al planeta rojo. Marte es un auténtico cementerio de misiones fallidas y en 60 años de historia solo EE UU ha conseguido aterrizar vehículos móviles de exploración con completo éxito.
Lo más endiablado de Marte es intentar frenar una nave que ha llegado a velocidades supersónicas para que se pose sobre la superficie sin hacerse pedazos. Grandes naciones con una larga tradición de exploración espacial han fracasado en este intento. La última fue Europa con la misión ExoMars en 2016, cuyo módulo se despanzurró por un fallo informático.
Hasta principios de agosto Marte y la Tierra estarán alineados, lo que abre una ventana de lanzamiento única que también Europa quería aprovechar para enviar su propia misión de exploración, pero finalmente no ha sido posible por problemas técnicos. Serán solo EE UU y China los que se lancen a la aventura y compitan por ser los primeros en desvelar el mayor misterio sobre el planeta rojo: si alberga vida o lo hizo en algún momento del pasado.
Las autoridades chinas han dado muy pocos detalles sobre su misión a Marte. Ni siquiera habían especificado su fecha de partida. La misión Tianwen-1 ha despegado este jueves desde Wenchang —al sur del país— en un cohete Larga Marcha 5, el más potente que tiene China. Tianwen quiere decir “preguntas a los cielos” y se inspira en el título de un poema del poeta Qu Yuan escrito hace 2.300 años en el que formulaba hasta 150 preguntas clave sobre la naturaleza y los humanos.
La misión china llegará a Marte en febrero del próximo año. Su plan es que el módulo de aterrizaje y el rover sigan adosados al módulo orbital durante dos o tres meses antes de intentar el aterrizaje, según han explicado los responsables científicos de la misión en Nature Astronomy. “Tianwen-1 va a orbitar, aterrizar y soltar un vehículo de exploración todo en el primer intento”, escriben los responsables científicos de la misión en su artículo. “Ninguna misión planetaria ha intentado algo así. Si tiene éxito significará un logro histórico”, aseguran.
Uno de los posibles sitios de aterrizaje es Utopia Planitia, un descomunal cráter en el hemisferio norte formado por el impacto de un meteorito hace millones de años que aporta dos cosas que pueden ser interesantes para un país que intenta posarse en Marte por primera vez. La planicie está poco elevada por lo que hay una mayor cantidad de atmósfera que el aterrizador puede usar para frenar por la fricción con el aire, algo que puede ser fundamental, pues la envoltura de gases del planeta rojo es mucho más fina que en la Tierra. Además se supone que esta planicie tiene un terreno menos accidentado que otros lugares. Pero hay un tercer motivo no declarado que hace interesante esta zona del hemisferio norte del planeta: está plagada de agua.
En 2016, un equipo de científicos estadounidenses descubrió que a unos metros bajo la superficie terrosa de la llanura hay una descomunal reserva de agua helada. Según los datos obtenidos por el radar tras 600 sobrevuelos de la sonda orbital de la NASA MRO, la extensión de esta reserva de hielo subterránea supera los 300.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente la superficie de Italia. El estudio calculaba que había un volumen de agua suficiente como para llenar 400 veces toda la cuenca hidrográfica de España.
“Si quieres poner una base en Marte que pueda albergar a muchos astronautas, tener ese hielo a pocos metros bajo el suelo puede ser muy interesante”, reconoce Jorge Vago, científico del proyecto ExoMars de la Agencia Espacial Europea. “Este es un primer paso muy ambicioso para China en Marte, pero era un paso lógico después de sus dos últimos éxitos conseguidos en la Luna”, resalta Vago. El mayor de estos hitos fue convertirse en el primer país en aterrizar un vehículo robótico móvil en la cara oculta de la Luna en 2019, el Yutu-2, que sigue en servicio y que ha desvelado por primera vez de qué está hecha esta faz inexplorada de nuestro satélite.
Si el aterrizaje tiene éxito, la plataforma del aterrizador se posará sobre la superficie marciana y desplegará una rampa para que baje el vehículo de exploración, que pesa 240 kilos y es una versión ampliada de los que han explorado la Luna.
El orbitador de la misión, equipado con siete instrumentos científicos, podrá hacer mapas completos de Marte que después serán usados por el rover para explorar los lugares más interesantes. La sonda orbital también es esencial para comunicar con la Tierra. El vehículo móvil lleva otros seis instrumentos científicos. Tanto en el orbitador como en el rover hay radares capaces de penetrar en el subsuelo marciano. El del rover puede penetrar hasta 100 metros en el terreno, lo que podría ser suficiente para alcanzar la reserva de hielo y estudiarla por primera vez.
“Cuanto más sepamos sobre el hielo de agua en el Marte actual y el pasado mejor sabremos cuántas probabilidades hubo de que surgiese la vida”, explica Cassie Stuurman, planetóloga de la NASA. El problema es que ningún vehículo robótico actual tiene la capacidad de encontrar e identificar microbios, que son las formas de vida más probables que tal vez existan en el planeta, señala. “Es posible que hubiese vida en algún momento, pero creo que no lo sabremos hasta que enviemos humanos allí para que lo averigüen”, resalta.
“Esta misión recuerda a las Viking de EE UU en los años 70”, opina Jorge Pla-García, investigador del Centro de Astrobiología que participa en la misión a Marte de EE UU que se va a lanzar en unos días. “Está previsto que la sonda china entre en la atmósfera a unos 125 kilómetros de altura, que despliegue los paracaídas a 10 kilómetros y después, ya a dos kilómetros del suelo, se enciendan los retrocohetes para frenar aún más la velocidad. Es curioso que la primera nave de EE UU que aterrizó con éxito en Marte fue una Viking y que una de ellas lo hiciese también en Utopia Planitia. Esta misión tiene sobre todo un objetivo tecnológico; decir al mundo: ‘hemos llegado a Marte y lo hemos hecho a la primera”, resalta Pla-García.
“China va encaminada a conseguir en apenas 20 años lo que a EE UU le llevó 40 en exploración espacial”, advierte una comisión del Parlamento de EE UU especializada en las relaciones entre ambos países. El organismo consideraba “probable” que “China consiga más hitos más rápido que EE UU”, y que el país ponga en órbita una estación espacial en 2025 y construya una base lunar a mediados de la próxima década.
Los objetivos científicos de la misión a Marte son estudiar la morfología y la geología del planeta, analizar sus minerales, su ambiente y campo magnético y determinar la composición de la zona explorada así como su contenido de hielo de agua. Además supone la mayor muestra de poderío del país asiático en exploración espacial robótica que ha realizado en su historia. Como posible continuación, China podría intentar misiones robóticas para recoger muestras de suelo lunar y marciano y traerlas de vuelta a la Tierra en unos años, un objetivo en el que competirá con EE UU y Europa.
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