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Apelar a la solidaridad y que los médicos informen con claridad: la receta de España para reducir el recelo ante la vacuna

El plan de Sanidad no apunta a sorpresas o golpes de efecto, sino que se basará en que los sanitarios generen confianza al resolver las dudas, escuchar a la sociedad, huir del paternalismo y apelar a lo colectivo

Imagen del primer participante en los ensayos clínicos de la vacuna que desarrollan Pfizer y BioNTech.
Imagen del primer participante en los ensayos clínicos de la vacuna que desarrollan Pfizer y BioNTech.Servicio Ilustrado (Automático) (Europa Press)
Javier Salas

¿Cómo reducir los recelos que plantean las vacunas contra la covid? Mientras en Estados Unidos ya se plantean poner a los expresidentes Clinton, Bush y Obama a vacunarse en televisión ―algo que Boris Johnson también sopesa en el Reino Unido―, en España se está trabajando desde hace semanas en una estrategia menos efectista, pero más efectiva: informar con transparencia, escuchar las inquietudes, apelar a la solidaridad y apoyarse en la confianza que despiertan sanitarios y médicos entre la población. Quedan meses por delante para ir poco a poco aclarando dudas, señalan los expertos, y en este momento no conviene intentar doblegar la voluntad de los recelosos con golpes de efecto. “No es ese el marco, no es eso lo que toca ahora. Va a haber mucho ruido estos meses, pero hay que huir de la comunicación paternalista”, aclara el sociólogo Josep Lobera, que ha dirigido numerosos estudios sobre la confianza en la ciencia y el rechazo a las vacunas.

Lobera, además, forma parte del grupo de trabajo que está ultimando la estrategia de comunicación dentro del plan de vacunación del Ministerio de Sanidad. Una estrategia que cuenta con dos objetivos: sanitarios y ciudadanos. El documento dice expresamente: “El objetivo general de la estrategia es generar un alto nivel de confianza que se traduzca en las mejores coberturas y para ello el personal sanitario juega un papel fundamental”. “Sabemos que son multiplicadores de reticencias o de intenciones de vacunación”, explica Lobera. Y añade: “Se trata de que los sanitarios cuenten con toda la información necesaria para que sean capaces de resolver dudas, sobre todo las de grupos sensibles”.

“Se trata de que los sanitarios cuenten con toda la información necesaria para que sean capaces de resolver dudas, sobre todo las de grupos sensibles”
Josep Lobera, Universidad Autónoma de Madrid

A la hora de inmunizarse, la población es muy permeable a lo que dicen y hacen sus médicos, como se ha observado en distintos contextos, y como demuestra el último trabajo que ha publicado el CIS. Aunque la mayoría (un 55%) preferiría conocer los efectos del fármaco antes de pincharse, el 60% de esta mayoría se vacunaría inmediatamente si se lo recomendara su médico, por su historia clínica o por el riesgo de contagiar a algún familiar. Es decir, no tienen nada contra las vacunas, solo tienen dudas que se pueden resolver con información y aprovechando el vínculo de confianza que la ciudadanía española tiene hacia el personal del sistema sanitario. Por eso, la estrategia gubernamental señala que también implicará a las asociaciones de pacientes.

“La clave no está tanto en una campaña o un anuncio televisivo, sino en el trabajo de los profesionales sanitarios; el contacto directo, eso es lo que funciona”, asegura Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología. Para este experto, que también participa en la elaboración de la estrategia de vacunación, hay que dirigirse a la población con total transparencia “reafirmando la seguridad de las vacunas, explicando cómo se ha conseguido acelerar el proceso sin perjudicar a la seguridad”. En EE UU, está remontando la intención de vacunarse precisamente a medida que crece la confianza en el proceso científico de su elaboración, según un estudio de Pew.

García Rojas apunta además un factor importante: España es un país “claramente vacunador”, con niveles altos de inmunización y aceptación. “En esta campaña de la gripe se ha disparado una barbaridad la vacunación, porque la ciudadanía tiene claras sus bondades”, añade. La Organización Mundial de la Salud difundió el viernes un documento con claves para mejorar la vacunación con herramientas de las ciencias del comportamiento. Entre otros aspectos, como los valores y las emociones, señala la importancia de la norma social, es decir, lo que la gente hace porque es lo que hacen los demás: “Es esencial educar a los medios de comunicación sobre la importancia de proporcionar contexto al informar sobre el sentimiento antivacunas, para asegurarse de que las personas no se formen una impresión errónea de que este es el punto de vista dominante”.

“En esta campaña de la gripe se ha disparado una barbaridad la vacunación, porque la ciudadanía tiene claras sus bondades”
Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología

El presidente de los vacunólogos no es partidario de darle demasiado protagonismo a los gobernantes en este aspecto. “El esfuerzo político debe centrarse en decir que se ha gestionado todo lo necesario para que llegue y llegue bien. Pero ahora es el discurso científico el que genera credibilidad. La bronca política está generando demasiado desapego”, advierte. En el Reino Unido, la rueda de prensa del organismo regulador que anunciaba la aprobación de la vacuna fue ejemplar: solo científicos (sin políticos ni responsables de las empresas que la desarrollan) dando información exhaustiva sobre cada posible duda. Los Centros para el Control de Enfermedades de EE UU ya han volcado en su web distintos sacadudas sobre los beneficios de estas vacunas contra la covid. Desde el ministerio que dirige Salvador Illa se limitan a responder que “está todo en proceso” y que ya “se informará de los detalles”, sin aclarar ningún aspecto.

En el plan de Sanidad, la solidaridad es un valor que se señala como un elemento esencial que debe resaltarse para difundir la importancia de esta inmunización. “Apelar a la solidaridad para conseguir la inmunidad de grupo es más efectivo que decir ‘póntela, no seas malo”, resume Lobera. El filósofo experimental Hugo Viciana ve una oportunidad perfecta para mejorar la motivación de los jóvenes con ese mismo argumento: “En lugar de seguir culpabilizándolos, podemos decirles que es su turno de ayudar, aprovechar para cultivar valores cívicos como la solidaridad con el grupo, el altruismo, la cooperación”.

“En lugar de seguir culpabilizando a la juventud, podemos aprovechar para cultivar valores cívicos como la solidaridad con el grupo, el altruismo, la cooperación”
Hugo Viciana, filósofo experimental

“Apelar al orgullo de alcanzar altas tasas de vacunación, celebrar la solidaridad de los españoles e incluso el patriotismo al apelar a la inmunidad de grupo”, señala Viciana, que va a recibir una beca Leonardo de la Fundación BBVA para investigar sobre la confianza en la ciencia en el contexto de la pandemia de covid. Viciana, además, apunta a que “mejorar el entendimiento sobre lo que significa la inmunidad de grupo puede hacer que la gente se vacune”. Si la población entiende que con su pinchazo genera protección para los demás de forma solidaria, puede motivar a algún perezoso. “Soy optimista, creo que en este caso la información y los argumentos pueden llevar a tomar mejores decisiones. Nada sorprendente o espectacular: la inmunidad de grupo bien explicada podría ayudar”, resume Viciana, de la Universidad de Málaga.

En general, los especialistas consultados nunca hablan de enfoques negativos orientados a reaccionar ante los recelos, sino de trabajar con planteamientos en positivo, como una victoria, una oportunidad para solidaridad y una alegría que compartir. “Hay que transmitir el logro civilizatorio que supone alcanzar estas tecnologías contra enfermedades infecciosas. Es un éxito admirable”, apunta Viciana.

“Es perfectamente legítimo y responsable hacer preguntas. Si no respondemos a las preocupaciones del público, puede haber consecuencias sociales más profundas al alejar a estas personas”
Heidi Larson, directora del Proyecto Confianza en las Vacunas

Lobera considera importante que se creen cauces para que la ciudadanía note que se escuchan sus inquietudes porque, como otros expertos, insiste en que se debe tratar a los ciudadanos como adultos inteligentes y responsables en esta situación crítica. “Tenemos que ser muy cuidadosos y entender que solo porque alguien haga preguntas no debe ser ignorado o lanzado al saco de los antivacunas”, advierte Heidi Larson, directora del Proyecto Confianza en las Vacunas. “Es perfectamente legítimo y responsable hacer preguntas. Si no respondemos a las preocupaciones del público y no tenemos un oído más atento, puede haber consecuencias sociales más profundas al alejar a estas personas”, indica Larson.

En ese ámbito de dar respuestas claras a las preocupaciones, hay dos aspectos que son valiosos. Lobera cree que en el proceso de vacunación hay que ser “muy claro, muy duro si hace falta, y no dar buenas noticias si no las hay”. Según este sociólogo de la Universidad Autónoma de Madrid “es más rentable no hablar de previsiones, evitar dar falsas esperanzas, no publicar plazos que no sean realistas”, un aspecto que el Gobierno de Pedro Sánchez ha descuidado en varias ocasiones. “Y si hay malas noticias, asumirlas y explicarlas. No hay nada peor que intentar ocultar lo malo que pueda pasar”, avisa García Rojas.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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