_
_
_
_
La crisis del coronavirus
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El secreto de Islandia

La empresa deCODE y la minuciosa genealogía rebajan el impacto en la isla

Javier Sampedro
El genetista islandés Kári Stefánsson.
El genetista islandés Kári Stefánsson.deCODE

De vez en cuando algún periodista se pregunta ¿y cómo lo está haciendo Islandia?, e indefectiblemente se acaba estrellando con el mismo tipo: Kári Stefánsson, fundador y director ejecutivo de deCODE, una firma basada en el análisis genético. Islandia, una isla más cercana a Groenlandia que a Europa, tiene 350.000 habitantes, como Bilbao, y la mayoría desciende de los vikingos que la exploraron hace un milenio, en la estela de Ingólfur Arnarson, el primer colono. El país, que es una de las democracias más avanzadas del mundo, es también famoso por el celo con que la población ha documentado y preservado sus orígenes escandinavos o galeses y su genealogía a lo largo de un milenio. Esto es el paraíso del genetista, una especie de experimento natural que la Historia ha legado a la ciencia.

Kári Stefánsson es un genetista brillante, se dio cuenta muy pronto del poder predictivo que esa población, junto a las técnicas emergentes de la genómica, podía ofrecer al mundo y fundó deCODE en 1996. El genetista no se equivocó. En el cuarto de siglo que ha pasado desde entonces, deCODE ha descubierto los factores genéticos esenciales que subyacen a docenas de enfermedades cardiovasculares, tumores y otros matarifes de nuestro tiempo. Hacer ese mismo experimento en un laboratorio llevaría mil años, y acabaría mucho antes con el encarcelamiento del científico que lo diseñó. Pero el experimento ya estaba hecho por los vikingos, y al final todo queda en la familia.

¿Y cómo lo está haciendo Islandia durante la pandemia, entonces? Pues muy bien, y con la ayuda de Stefánsson, naturalmente. Seis días después de que el coronavirus llegara a Islandia, en los primeros meses del año, Stefánsson escuchó en la radio del coche que la OMS acababa de anunciar que la letalidad del SARS-CoV-2 era del 3,4% de los infectados. Eso le pareció una cifra desmesurada, de 30 veces más que la gripe. Percibió de inmediato que la estimación de la OMS se basaba en los casos registrados de covid, y no en el total de infectados, muchos de los cuales eran asintomáticos, y por tanto la letalidad debía estar sobrestimada de forma muy grosera. Según informa Megan Scudellari para ‘Nature, Stefánsson llegó al laboratorio y lo primero que hizo fue llamar a los jefes de su empresa matriz, la estadounidense Amgen, y les preguntó si podía utilizar los recursos de deCODE para seguir la propagación del virus. “Hágalo, por el amor de Dios”, fue la respuesta.

Fue deCODE quien descubrió que la mitad de los infectados eran asintomáticos, que los niños son menos susceptibles de enfermar y que los casos leves no tenían por qué desarrollar fiebre

Y Stefánsson lo hizo. En los meses que han transcurrido desde entonces, deCODE ha registrado el estado de salud de todos los positivos de covid, ha secuenciado (leído) el genoma de todas las muestras de virus que ha recogido y ha hecho pruebas a la mitad de la población del país. Fue deCODE quien descubrió que la mitad de los infectados eran asintomáticos, que los niños son menos susceptibles de enfermar y que los casos leves no tenían por qué desarrollar fiebre. Las cifras de mortalidad son ahora 10 veces menos que las típicas de un país occidental.

Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aquí a nuestra newsletter

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_