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La reapertura de las ciudades tras el virus debe ser paulatina

Varios estudios muestran los efectos positivos del distanciamiento social en Wuhan y advierten de que es necesario continuar con las restricciones para atenuar una posible segunda ola de la epidemia

Un hombre camina por una calle del centro de Barcelona, ayer. Vídeo: Emilio Morenatti | ATLAS
Nuño Domínguez

Algunos habitantes de la ciudad china de Wuhan han vivido esta semana lo más parecido a un milagro. Durante unas horas pudieron dejar el encierro domiciliario y salir a pasear por los parques, a caminar por una ciudad fantasma que ha estado –y sigue– cerrada al resto del país debido a la pandemia de coronavirus. Solo se ha permitido salir a una pequeña proporción de habitantes de barrios periféricos de la ciudad, pero aun así es una imagen de esperanza para el resto de ciudades y países que, como España, siguen sumidos en lo peor de la crisis. Es inevitable que Wuhan sea el espejo en el que se quieren mirar.

En febrero, durante el pico de la epidemia, se detectaban unos 3.000 nuevos infectados cada día. La epidemia comenzó el 31 de diciembre y Wuhan fue cerrada el 23 de enero. Ahora, después de más de 70 días de aislamiento, por primera vez no se ha registrado ningún contagio local durante cinco días consecutivos, según datos del 23 de marzo. Este martes, las autoridades provinciales han anunciado que el 8 de abril se levantará la dura cuarentena impuesta desde hace dos meses a esta ciudad de 11 millones de habitantes.

La luz al final del túnel empieza a verse y varios estudios publicados esta semana analizan en detalle el caso de Wuhan. Una de las principales conclusiones es que cerrar ciudades, aislar a la población, funciona. Las medidas adoptadas por China permitieron una drástica caída de los casos, explica un grupo de epidemiólogos de EE UU, Reino Unido, China, Italia y otros países en un estudio publicado en Science. Pero los efectos se hicieron esperar. Con un periodo de incubación de cinco días que en ocasiones llega hasta los 14, el efecto de las medidas no pudo comenzar a vislumbrarse hasta pasada una semana. Hasta entonces el número de casos y defunciones no dejó de crecer. Es lo mismo que están viendo ahora los países más afectados, entre ellos España.

Un dato de este estudio muestra la efectividad de las medidas de cierre para frenar la expansión del virus al resto del país. Si el 31 de enero hasta 515 casos registrados fuera de la provincia de Hubei, de la que Wuhan es capital, se debían a contagios de personas provenientes de esa ciudad, después de esa fecha el número de contagios exportados se redujo a 39 debido a las medidas de confinamiento, explican los responsables del trabajo.

“Las acciones políticas de muchos países han ido por detrás de la expansión de la Covid-19”, explica Moritz Kraemer, zoólogo de la Universidad de Oxford experto en genómica de pandemias y coautor del estudio, basado en el censo por edades de la ciudad china y sus patrones de contactos antes y después de las medidas restrictivas. “Restringir la movilidad de los ciudadanos es más útil justo al comienzo de la epidemia, cuando la infección local aún no se ha establecido. Una vez que esto sucede, lo más adecuado es el distanciamiento social y la cuarentena de los enfermos, pero estas medidas, efectivas, tardan tiempo en ofrecer resultados”, detalla en una nota de prensa difundida por su institución.

Los trabajos publicados explican que cerrar las escuelas y dejar que el resto de la gente haga vida normal no sirve para casi nada. Esta medida solo es efectiva cuando se suman medidas de aislamiento domiciliario, especialmente de la población de más edad, pues esto evita parte de los contactos entre los jóvenes –entre los que presumiblemente las infecciones circulan de forma poco patente– y la población de mayor riesgo: las personas mayores y con enfermedades previas.

"Si las medidas de aislamiento se levantan demasiado pronto esto puede llevar a un segundo pico de infecciones que a su vez podrá aplanarse levantando las restricciones de forma paulatina”

¿Cuándo pueden levantarse las medidas de confinamiento? Otro trabajo de modelización similar al anterior publicado en la revista médica The Lancet advierte de que cuanto después, mejor. En concreto, el equipo, del Centro de Modelos Matemáticos de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, advierte de que es probable que ni siquiera con las medidas de aislamiento se consiga evitar una segunda ola de Covid-19 en octubre debido a que aún queda una gran proporción de la población que no ha sido infectada y cuyo sistema inmune es completamente ajeno al virus. El trabajo calcula que para optimizar los efectos positivos del aislamiento, Wuhan tendrá que mantenerse cerrada y aislada por completo hasta comienzos de abril, fechas en las que ya se podrá hacer un retorno paulatino a la vida más o menos normal. Si esto se hace se conseguirá reducir las infecciones en esta oleada en un 92% y en un 24% en la segunda oleada que se espera en otoño.

“Aplanar la curva de la infección es importantísimo porque esto reduce la extrema tensión a la que está sometiendo la epidemia al sistema sanitario. Si las medidas de aislamiento se levantan demasiado pronto esto puede llevar a un segundo pico de infecciones que a su vez podrá aplanarse levantando las restricciones de forma paulatina”, escriben los responsables del trabajo.

Un tercer estudio sobre Wuhan arroja otro pequeño rayo de luz y esperanza. El trabajo ha estudiado los efectos que ha podido tener esa aún tímida relajación del aislamiento en Wuhan, aunque la ciudad siga aislada del resto de China. El trabajo ha sido dirigido por un equipo de epidemiólogos y matemáticos del Imperial College de Londres que asesora a la Organización Mundial de la Salud en modelización de enfermedades. Según su análisis, también basado en datos de seguimiento por GPS de los móviles, los desplazamientos internos que han comenzado a repuntar estos días no se correlacionan con un aumento de las infecciones en Wuhan.

“China está en una fase de la epidemia más avanzada”, escriben. “Las políticas que han implementado para contener el virus así como el levantamiento progresivo de estas pueden servir de referencia para otros países una vez hayan conseguido contener la epidemia”, añaden.

Hay que tener en cuenta que estos trabajos son modelos que proyectan la evolución de la epidemia basándose datos locales de Wuhan y variables sobre el virus, como su infectividad, que aún no están claras, por lo que sus resultados han de ser tomados como una orientación y no como una verdad absoluta. “Hay tantas incertidumbres”, explica al portal SMC Tom Solomon, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Liverpool, “que la única forma de estar seguros será ver qué sucede una vez se levanten las medidas de aislamiento”. Una opción en Wuhan será “levantar las restricciones de forma muy suave, por ejemplo dejar a la gente pasear pero evitando el contacto con otros y esperar tres semanas. Entonces sabremos el impacto en la cantidad de infecciones y se podrá volver a encerrar a la gente si es necesario. A la postre, lo que las autoridades de salud pública están buscando es que haya un aumento de infecciones pausado, evitando así los picos de infección”, resalta.

“Lo más importante que nos dicen estos estudios de cara a lo que sucede en España es que los casos van a bajar, pero más allá es difícil de extrapolar”, opina Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública. “Aquí la dinámica de la epidemia puede ser distinta por el tamaño de las familias y por la contribución de la gente que va a trabajar cada día en la expansión del virus. Un dato clave es saber la dimensión real de infectados y eso no lo tendremos hasta que se hagan pruebas serológicas. En cualquier caso es evidente que las medidas tienen que estar en pie dos meses al menos y, tras ellos, habrá que volver a seguir el del virus caso a caso”.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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