Pepe Auth, analista: “Lo que más va a impresionar la noche electoral es la multiplicación de los panes de los republicanos”
El experto electoral vaticina que la formación de José Antonio Kast, de la derecha dura, crecerá significativamente en número de concejales y, al no tener alcaldes, cualquier triunfo le suma
El analista y experto electoral Pepe Auth (67 años, Santiago), exdiputado por la centroizquierda (2010-2018), realiza proyecciones electorales para los comicios chilenos muy seguidos por la clase política. Hizo lo propio para las elecciones municipales y regionales de este fin de semana, en donde se definirán a los nuevos alcaldes, concejales, gobernadores y consejeros regionales (cores), donde vaticina que el oficialismo del Gobierno de Gabriel Boric retrocederá con fuerza, pero no lo suficiente para que la oposición los supere. En base a un estudio de las 82 mayores comunas con más de 50.000 electores, que agrupan al 72% de los votantes, proyecta que el Partido Republicano, de la derecha dura, se convertirá en la principal formación de Chile y que el Frente Amplio, el partido de Boric, será el líder de su sector.
Los comicios de medio mandato llegan cuando la Administración de izquierdas está sumida en una crisis inédita tras la denuncia por presunto abuso sexual y violación en contra de Manuel Monsalve, el subsecretario del Interior del Gobierno -renunciado la semana pasada-, quien estaba a cargo de la seguridad pública, presentada por una una asesora que estaba bajo el mando del médico de 59 años, suspendido del Partido Socialista.
Pregunta. Sus pronósticos fueron hace un par de semanas, antes de que estallara el Caso Monsalve. ¿Esta crisis afecta a sus proyecciones?
Respuesta. Marginalmente. Si algo incide es el efecto acumulativo de los líos de la élite política, que van a significar más nulos y blancos de los que preveía. Es muy difícil que afecte en una elección tan múltiple, con 345 elecciones de alcalde, 16 de gobernadores regionales, 2.252 de concejales y 300 y tantas de cores. Cada elección tiene su algo que está en juego que es distinto a la otra. La incidencia de los factores nacionales es muy baja porque, además, esta es la elección más despolitizada que yo había vivido. Estudié a 300 y tantos candidatos, y quedé completamente impresionado por la inédita ausencia de los temas nacionales. Desde comunistas hasta republicanos solo hablan de seguridad y de listas de espera [en los hospitales públicos]. Quizá los republicanos tienen una campaña más política, con presencia de [José Antonio] Kast. Pero Boric está completamente ausente de todas las cosas de los candidatos del Gobierno. [Evelyn] Matthei apenas está presente. Luego, la elección es muy fragmentada. Es muy difícil que la dimensión de plebiscito al Gobierno de turno, que siempre ha estado presente en estas elecciones de medio mandato, sea muy incidente. Esa se va a trasladar, creo, a la segunda vuelta de gobernadores, donde en la mayoría de los casos va a ser alguien de la oposición y alguien del Gobierno.
P. ¿La despolitización ha hecho que los temas nacionales, como el caso Monsalve, no impacten?
R. Es un efecto combinado. Primero, de manera excepcional, no es la primera elección de medio término que enfrenta todo Gobierno. Antes era sólo ésta y por lo tanto era la oportunidad de expresar el rechazo o adhesión al Gobierno. Esta es la cuarta para Boric. Segundo, la fragmentación. Ya no hay una oposición y un oficialismo. El oficialismo, que es cierto que tiene una lista, tiene muchísima disidencia de exalcaldes que van a la reelección, que eran de la Concertación [coalición de la centro izquierda que gobernó Chile entre 1990 y 2010] o de los distintos partidos del oficialismo; y la derecha, por otra parte, está dispersa en muchas comunas donde van con dos, tres, cuatro candidatos. Eso le quita hierro a un enfrentamiento de Gobierno versus oposición. Y, tercero, el desprestigio de la política ha hecho que los candidatos tiendan a ocultar sus siglas, ni siquiera aparece un bloque. Creen que uno va a votar por un rostro. Se equivocan completamente porque uno vota por una marca en los candidatos que van a concejal. Es un error en el que han incurrido masivamente porque está en el aire que los partidos están en el suelo.
P. ¿Cómo puede repercutir ese error?
R. La elección de concejales, que es la única donde compiten todos, en el fondo es la única medición de fuerza posible de los partidos. Ese es el termómetro. Es el capital con el que luego especulan o juegan los partidos durante los siguientes cuatro años. Es el capital para la negociación de las parlamentarias que vienen el próximo año. Si yo peso el 4% en la elección de concejales, no voy a pelear por el 10% de la lista en las elecciones siguientes.
P. Aunque tenga alcaldías significativas.
R. Claro, porque los alcaldes son candidatos comunes. La Democracia Cristiana (DC), que tiene 60 alcaldes, probablemente va a caer a la mitad. Pero va a caer del 10% que sacó en la elección de concejales anterior, porque tuvo lista propia. Entre medio se dividió, ha seguido además su decadencia y, por lo tanto, es muy difícil que llegue al 5%. Y lo mismo el Partido Por la Democracia (PPD), que en la elección pasada por primera vez se puso debajo del Partido Radical, lo que probablemente se consolide.
P. Y usted era pesimista sobre el desempeño del Partido Socialista (PS) antes del Caso Monsalve.
R. Tienen muchas alcaldías en disputa. De las 13 que tienen actualmente, nueve están en disputa. Probablemente, pierda la mitad de eso. Pero la fuerza de un partido no se mide en alcaldes. Es importante, por supuesto, pero el PS es un partido que ya no gobierna comunas grandes, solo unas intermedias. El partido que gobierna comunas grandes hoy día es el Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA). La única grande que gobierna el PS es San Bernardo y resulta que hay tres candidatos socialistas compitiendo ahí. Por eso digo que, a pesar de que la regla general es que el oficialismo se presenta unido y la oposición dividida, en verdad el oficialismo tiene fisuras y grietas importantes. Hay muchos alcaldes que vuelven como independientes.
P. Dice que el caso Monsalve marginalmente podría afectar al oficialismo, pero en sus pronósticos, sobre todo con la UDI, mencionaba que podía afectar el caso Audios, el caso Macaya y el caso Cubillos.
R. Eso golpeó a la UDI, claro. A la imagen de marca. Uno lo ve en las encuestas, la UDI casi no aparece. La identificación es media culpable, cuando antes, sus candidatos eran los que mostraban su sigla. Hoy día no. Como los candidatos del PS.
P. ¿Y a qué se debe en el Partido Socialista?
R. Esto va variando así: sale lo de Macaya, y la UDI se convierte en el foco, el partido más corrupto. Luego cae [Daniel] Jadue y es el PC, luego cae de nuevo [Andrés] Chadwick y es la UDI. Luego aparece [Manuel] Monsalve y es el PS. Lo que no se dan cuenta es que son todos. Porque la gente francamente los mira como si fueran un solo paquete. Y por eso estas cosas afectan fundamentalmente al conjunto del sistema y no a un foco particular. La novedad de esta elección va a ser que no va a tener el carácter anticipatorio ni dirimente que tuvieron las anteriores, cuando era la única elección en un mandato presidencial.
P. ¿Por qué cree que a la oposición no le va a alcanzar para ganarle al oficialismo?
R. Lo normal es que el gobierno retroceda y la oposición avance y ocurre por una razón muy sencilla: ganaron mucho cuando eran oposición y tienen mucho que defender. Cuando tú tienes, como la derecha, 80 y tantos alcaldes, la probabilidad de crecer es 99,9%. Cuando tienes más del doble que los otros, la probabilidad de decrecer es total. Además, es obvio que cuando enfrentas la elección en la mitad de tu gobierno, y con la mitad de adhesión que de rechazo, la probabilidad de que retrocedas es alta. Pero la oposición no va a alcanzar al oficialismo por dos razones. La primera es la asimetría previa. El Gobierno enfrenta la elección con dos veces y medio más alcaldes. Ser alcalde es un privilegio electoral porque tienes años de campaña, una caja de campaña infinitamente más grande que lo que permite la ley de límite de gasto electoral, y el desafiante tiene unos pocos meses para gastar una poca plata. Por lo tanto, la probabilidad de que un alcalde se reelija siempre es mayor. Además, eso aumenta con la fragmentación, porque las elecciones de alcalde son de algún modo un plebiscito al alcalde de turno, y la paradoja es que lo más probable es que pierda el plebiscito, pero gane la elección.
P. ¿A qué aspiran los republicanos en esta elección?
R. Salvo las excepciones donde están peleando de verdad la alcaldía, en general, la participación de republicanos es básicamente para consolidar la existencia del partido. Primero, ellos pusieron todas las fichas en la elección de concejales, no en la de alcaldes. Si no, no se entendería que presentan apenas 59 candidaturas, de las 345 comunas, contra más de 200 de Chile Vamos.
P. ¿No pesó en las negociaciones de la derecha que en las elecciones de alcaldes no haya segunda vuelta?
R. Ese no era el problema de los republicanos. El problema de ellos es que tienen cero alcalde y tenían poco recurso humano, entonces no voy a gastar pólvora en gallinazo. Mejor me concentro en una buena lista de concejales —tienen lista completa en casi todo Chile—. Tienen una vara muy baja, por lo tanto, van a aparecer del 3% en 2021 a 15, 16 o 17% en concejales. O sea, lo que más va a impresionar esa noche es la multiplicación de los panes de los republicanos, nadie va a crecer como ellos. Además, se va a instalar como primer partido de la oposición y de Chile por la fragmentación.
P. ¿Por qué cree que le irá tan bien?
R. Primero, porque el oficialismo tiene ocho partidos. La probabilidad de que alguno le gane a un partido que representa la mitad de la oposición es cero. La oposición son tres partidos. Es seguro que va a multiplicar varias veces su número de alcaldes porque tiene cero. Es seguro que va a crecer significativamente en el área regional, porque tiene un número marginal de consejeros regionales metropolitanos (cores) y, al igual que en las elecciones de concejales, se vota por la marca. Y luego, tienen cero gobiernos regionales y van a pasar a tres o cuatro segundas vueltas, por lo menos, y eso los pone en perspectiva de ganar dos o tres.
P. ¿No influye en las proyecciones que desde el segundo plebiscito constitucional republicanos haya registrado una caída en las encuestas?
R. La caída de la opción presidencial de José Antonio Kast es mucho más significativa que la caída de republicanos. Es evidente que Kast jugó todas sus cartas y convirtió el plebiscito a la nueva Constitución en un plebiscito a él. Y lo perdió con el mismo resultado que había perdido la segunda vuelta presidencial, 44%-56%. No es casual eso. Él se echó al hombro y forzó a que se votara su programa político, finalmente. En el fondo hizo lo mismo que había hecho el Gobierno, que convirtió el plebiscito de la Convención en un plebiscito a él. ¿Qué le pasó a Kast con eso? Que mostró que era muy difícil que ganara y la gente quiere ganar y eso empezó a mostrar un descenso de su opción. Y Matthei se puso para arriba como la opción ganadora. Pero en la medida que esto se politiza de nuevo, empieza a ser la alternativa para el electorado de derecha.
P. ¿La opción presidenciable de Kast entonces saldrá fortalecida después de las municipales?
R. Seguro le van a entrar vientos de cola a su opción presidencial por lo bien que le va a ir a su partido. Y eso repercute sobre el oficialismo. Porque no hay mejor escenario para el oficialismo que Kast crecido. La única rendija que tiene el oficialismo para soñar en la continuidad presidencial es que sea Kast el rival en segunda vuelta. Y ese escenario estaba desapareciendo. Es posible que las municipales lo devuelvan. El electorado siempre tiende a votar por aquel de su sector que tiene viabilidad. Al final se va a terminar imponiendo Matthei sobre Kast, pero creo que le va a repercutir beneficiosamente de inmediato después de la elección porque va a ser el más feliz en la noche del 27. Primero, porque no va a perder ninguna comuna porque no tiene ninguna. En cambio, Chile Vamos seguro va a perder algunas. Esto siempre es así. ¿Quién gana una elección? El que gana más de lo que pierde. La pregunta es, obviamente, cuánto pierdes y cuánto ganas.
P. ¿Qué va a celebrar La Moneda?
R. El Gobierno va a celebrar el triunfo del alcalde más votado de la historia de Chile en Maipú. Hay cosas que le va a costar celebrar. Si llegara a ganar Matías Toledo en Puente Alto, éste no va a ir a La Moneda a festejar, no es el candidato del Gobierno. Claudio Orrego (candidato a gobernador por el Región Metropolitana, independiente apoyado por el oficialismo) difícilmente va a dejar que se suba alguien al balcón a celebrar. Consiguió el apoyo de todo el oficialismo, pero no quita que por algo es una candidatura independiente fuera de pacto. Lo que quiero decir es que el oficialismo va a ganar en la Región Metropolitana (RM), pero por interpósito persona, como dicen los abogados.
P. ¿Cómo ve al Frente Amplio?
R. Va a celebrar su condición de primer partido del oficialismo. Garantizado. Lleva la mitad de una lista, es el partido del Gobierno, y está la fragmentación PS, PPD, DC, PR. Quizá la conclusión más evidente de esto sea que los partidos ya no pueden seguir derramando lágrimas de cocodrilo con la fragmentación y no hacer nada. Va a quedar en evidencia la necesidad de un partido de centro derecha, estilo Partido Popular, para enfrentar a los republicanos. Y lo mismo en la centro izquierda, desde lo que queda de la DC hasta el PS. El único que ha tenido una respuesta frente a la fragmentación, paradojalmente, ha sido el Frente Amplio. Y le va a rendir. Va a perder, pero también va a ganar. Tiene garantizada la reelección en Valdivia y Maipú. Tiene una muy buena opción de mantener Viña del Mar. Ya con eso salva los muebles. Aunque pierda Ñuñoa, cosa que puede ocurrir.
P. ¿Ve más posible que el Frente Amplio gane en Viña que en Ñuñoa?
R. Sí, claramente. El liderazgo que ha ejercido [la actual alcaldesa del FA Macarena] Ripamonti y la gestión y su condición de figura nacional, de alguna manera la blindan mejor. En el tema de los incendios [en febrero] se puso al lado de la demanda. Por otro lado, las características del rival [Iván Poduje, independiente apoyado por la derecha]. Él compite por odiosidad.
R. Se ha visto afuera que eso da réditos electorales.
P. Sí, pero no para ganar elecciones. Eso rinde cuando tú quieres apostar a un nicho, pero no para competir por mayoría. Y ahí son casi dos candidatos. Por lo tanto, necesitas sacar más del 50% de los votos. O sea, si Poduje hubiera hecho una campaña integradora, pero le ha sacado a la cresta (mugre) a medio mundo, de su propio campo. Tiene a todos los parlamentarios en contra. Es como el anticandidato. En cambio, [Sebastián] Sichel [candidato de la derecha por Ñuñoa] tiene a todos los que tiene que tener detrás. La de Poduje es una candidatura demasiado solitaria, aunque igual alguna opción tiene.
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