El ‘caso Eduardo Macaya’ impacta a Chile y despierta al feminismo
La defensa del senador de la UDI Javier Macaya a su padre, condenado por abuso sexual a dos menores, y el cuestionamiento que hizo a una de las pruebas –un video que una de las víctimas grabó– han generado críticas transversales
[Esta pieza es una versión de uno de los envíos de la newsletter semanal que Chile manda a sus lectores cada miércoles. Si quiere suscribirse, puede hacerlo a través de este enlace].
Hola queridos lectores,
Esta semana ha estado marcada por las controversias derivadas tras la condena, el 19 de julio, a seis años de cárcel por abuso sexual a dos menores de edad de Eduardo Macaya Zentilli, padre del senador Javier Macaya, quien hasta el martes era presidente de la UDI, cuando tuvo que renunciar a ese cargo. Lo hizo empujado por las críticas, primero desde el oficialismo y después de su propio sector político, luego que el domingo concedió una entrevista a Canal 13 en la que señaló que “este es un tema súper doloroso” y que “como hijo de, estoy del lado de mi padre”. Pero también cuestionó una de las pruebas con las que el tribunal dictó el fallo condenatorio: un video grabado por una de las víctimas, hoy de 12 años, que revelaba los delitos, y que la niña entregó a su familia para denunciarlo. El parlamentario dijo que su padre fue “grabado en un entorno familiar”, “grabado sin su consentimiento” y “con un video que es bastante editado”.
Por la mañana del lunes, la ministra de la Mujer y Equidad de Género del Gobierno del presidente Gabriel Boric, Antonia Orellana, dijo que “es lamentable ver a un senador que sigue defendiendo la inocencia de su padre pese a la contundencia de las pruebas”, y agregó que ello era “una señal de desprotección a las víctimas y que muestra gráficamente todo lo que tienen que enfrentar quienes denuncian abuso sexual”. Por la tarde, en la sede de la UDI hubo una masiva manifestación, convocada por la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres.
El martes por primera vez la principal figura presidencial de la derecha tradicional, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), se pronunció sobre el caso de Eduardo Macaya, y lo hizo después de los dichos del parlamentario: “Las resoluciones judiciales deben cumplirse rigurosamente (...) Se trata de un caso grave donde solo queda estar con las víctimas, preocuparse de ellas y su bienestar”. Tres horas después, Macaya renunció a la presidencia del partido, y admitió que fue “un error mencionar un detalle procesal del caso” y que la suya fue “una frase que es desafortunada, porque en el fondo muestra poca empatía respecto a un tema que es fundamental, que es la defensa de la niñez”.
A esta controversia se ha sumado la decisión de la Corte de Apelaciones de Rancagua de modificar la prisión preventiva de Macaya Zentilli, decretada por el Tribunal Oral en lo Penal de San Fernando, por un arresto domiciliario.
Les recomiendo tres piezas que hemos publicado en EL PAÍS. Una de ellas es El ‘caso Macaya’: la trama de abuso sexual contra dos niñas que tiene contra las cuerdas a la derecha chilena y reactiva al feminismo. Otra, sobre el itinerario judicial que viene en torno al caso, pues la defensa del empresario agrícola presentará un recurso de nulidad. También Rodrigo Pérez de Arce aborda en esta columna el momento político del partido que, hasta el martes, presidía Javier Macaya: El laberinto de la UDI.
Otras historias
Gracias por recibirnos en su buzón. Aquí, más abajo, les dejamos las mejores piezas periodísticas de la semana trabajadas desde la redacción de EL PAÍS en Chile.
- La oleada de asesinatos múltiples que golpeó a Chile una semana atrás trajo como consecuencia que el presidente Gabriel Boric adelantara los planes de construcción de una nueva cárcel exclusiva para líderes de bandas de crimen en la Región Metropolitana. El anuncio de la localización del recinto penitenciario, en la comuna de Santiago, según ha informado el ministro de Justicia Luis Cordero, ha encontrado la oposición desde una figura del propio oficialismo, la alcaldesa de Santiago, del Partido Comunista, y quien postula a la reelección, Irací Hassler. La edificación se ha planteado en una zona que ya concentra otros cuatro penales, en la avenida Pedro Montt, un sector que en EL PAÍS recorrimos en abril y contamos su historia en esta crónica. Entrevisté al exdirector de Gendarmería de Chile, Christian Alveal, quien dijo que esta cárcel no debería tener una “lógica cosmética”, sino contar con un régimen “más estricto”.
- Les recomiendo esta entrevista que le hizo mi compañera Ana María Sanhueza al fiscal nacional Ángel Valencia, en la que se ha referido a fondo a la crisis de seguridad que vive Chile, empujada, ha dicho, en gran parte por la irrupción de bandas transnacionales fuertemente armadas. “No me deja de asombrar la extrema violencia a la que pueden llegar sujetos que se encuentran en Chile. Todavía no me acostumbro, no lo considero normal. Me resisto a pensar que es una situación a la que tengamos que acomodarnos. Este nivel de violencia no puede seguir así”, señaló a EL PAÍS. También advirtió, a propósito del anuncio de la nueva cárcel de alta seguridad, de un problema que existe hoy en los penales: “Hay personas que hoy día están presas como primerizas y desconocemos si han sido líderes de una banda en el extranjero o han tenido condena por delitos graves, simplemente, porque no sabemos quiénes son o porque nos han ocultado sus identidades”.
- La periodista Antonia Laborde conversó con Constanza Martínez, la nueva presidenta del Frente Amplio, quien comentó sobre los procesos de cambio de la coalición del presidente de Chile. Abogada y exdelegada presidencial de la Región Metropolitana, asegura que, en su formación política, no sólo son una “generación etaria”, sino que han ido reconociendo que hay sectores, como la exConcertación, que vienen “pujando” desde hace mucho tiempo por las mismas cosas. En una semana que estuvo marcada por diferencias de La Moneda con el Partido Comunista, Martínez sostuvo que, aunque tienen visiones distintas, se trata de colaboradores muy leales con el Gobierno de Boric.
- Una noticia que enlutó a los chilenos esta semana ha sido la muerte de Mary Rose Mc-Gill, la principal socialité y gestora cultural del país. La periodista María Victoria Agouborde repasa su legado a través de los testimonios de sus cercanos y aquellos que compartieron con ella durante su trayectoria, como Jorge Andrés González, presidente de la Fundación Cultural de Providencia, quien dice que fue una “mujer de gran cultura que siempre, con una linda sonrisa y la gentileza que la caracterizaba, impulsó cada iniciativa” en la que estuvo involucrada. Además, Carmen Gloria Larenas, directora general del Teatro Municipal de Santiago, en la columna ‘Mary Rose Mc-Gill: un estilo que termina’, la define como una “categoría en sí misma”.
- Les recomiendo la columna de Alfredo Joignant, El extraño voto obligatorio en Chile, que aborda qué se encuentra en juego en esta discusión legislativa. Su crítica es hacia lo que considera el carácter inoportuno de legislar sobre esta materia en un año electoral: “¿Cómo no ver que, cuando esto ocurre, irrumpe la sospecha y la desconfianza, mediante el uso desenfrenado de la calculadora para cifrar lo que unos y otros ganan y pierden?”, escribe Alfredo. También, mi compañero Sebastián Dote ha escrito esta pieza en la que aborda todos los aspectos que están detrás del debate que marcará la semana que viene en el Congreso: Veto por el voto obligatorio en Chile: qué dice la propuesta, la multa y el sufragio para los extranjeros.
Muchas gracias, queridos lectores. En una semana más, estaremos nuevamente en sus buzones.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS Chile y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.