Las 15 inéditas ‘fantásticas’
‘Extraordinàries’ reúne, en la primera antología de autoras del género en catalán, voces actuales
Cite tres escritoras actuales en lengua catalana que cultiven aquí y ahora la ciencia ficción, la fantasía, el terror o el realismo mágico… ¿Cuesta? No debería ser así porque sí, hay otras literaturas, como la no realista, y están también en la catalana. Y eso es lo que se propone demostrar Extraordinàries. Noves autores de l’insòlit (Males Herbes), donde de una tacada el antólogo y a su vez autor del género, Ricard Ruiz Garzón, saca a relucir 15 de un plumazo, con cuentos inéditos de autoras en su aplastante mayoría también inéditas, en la que es la primera antología de estas características en la lengua de Pompeu Fabra.
Son 15, pero Ruiz Garzón --Mary Shelley i el monstre de Frankenstein, Herba negra (con Salvador Macip) o la serie juvenil Guardians de somnis (con Àlex Hinojo)--, podía haber seleccionado bastantes más. La cantera la tiene en el curso que imparte desde hace una década de géneros fantásticos en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès, donde ha constatado que se apuntan más mujeres que hombres. “Su presencia masiva es una obviedad en cualquier carrera de Humanidades; además, son ellas las que en los últimos tiempos están acaparando los galardones más importantes en los premios Hugo, los Nobel de la ciencia ficción, o en los estatales Ignotus”, apunta el compilador, que en el caso catalán cree que esta tipología de escritoras habían estado tres veces invisibilizadas hasta la fecha: “Por ser autoras, por escribir en catalán y por abordar lo insólito”, concepto este último con el que Ruiz Garzón quiere hacer fortuna para incluir en él todas las variedades de la literatura no realista.
“La juventud de Netflix y los videojuegos, la del Me Too y la lucha contra el cambio climático, y de las revueltas sociales y nacionales es también la que ha integrado las formas del fantástico sin tener que justificarse o luchar contra estúpidas acusaciones de escapismo”, apunta como marco sociológico general de las escritoras. Y, en esa línea, cita en lo literario a Marina Espasa o Irene Solà como casos de autoras recientes que “sin hacer género, utilizan algunos códigos del género fantástico”. Para unir desde “escritoras normales a las más acérrimas seguidoras del friki fandom” que conforman el volumen, aunque se buscó exprofeso la heterogeneidad, Ruiz Garzón trena, como hilo conductor, que son “grandes lectoras del género y dialogan con su tradición”, lo que les aporta “una madurez” que se traduce en “un juego y homenajes constantes al género, pero con distanciamiento, parodia e ironía; hay mucha subversión: rompen y construyen”. También ha detectado, al menos en una tercera parte de los textos, “referencias a explorar vías de sexualidad incluso más allá de lo LGBTI, algo lógico porque los márgenes del género dan para este tipo de exploraciones”. Y lo remata constatando en todas “un uso estilístico de la lengua muy alto”, en lo formal.
“El libro conllevaba un gran peligro, lo temíamos más que al granizo: género fantástico, autoras no publicadas… Pero el nivel general es alto y, en muchos casos, muy alto, la sorpresa ha sido absoluta”, coinciden Ramon Mas y Ricard Planas, editores de Males Herbes, que se han asomado ya antes a otras compilaciones, como Relats ecofuturistes (2016) o Estats alterats de la ment (2017), donde han participado incluso algunas de las autoras de ahora. Casi un centenar de relatos son los que pidió y manejó el compilador que, tras un proceso de exigente liofilización, quedó en las 15 autoras, que recogen una gran riqueza temática en una horquilla de edad igual de amplia que va de los apenas 22 años de la barcelonesa Anna Martínez (que en su A dins, aborda una sociedad donde controla gestantes y nacimientos) a la veterana Àngels Blasco, nacida en 1952 en El Prat del Llobregat, y que quiere con su El plor del fènix “mostrar a los jóvenes como punto de esperanza en un mundo que parece autodestruirse”, aclara la propia autora.
Bajo un orden “orgánico, que quiere ofrecer una experiencia inmersiva”, según Ruiz Garzón, sin responder ni al alfabético o al temático, las autoras que desfilan por el volumen son Aina Riera (Palma, 1982), Eva Espinosa (Barcelona, 1963), Laura Tomàs (Andorra, 1982), Roser Cabré-Verdiell (Barcelona, 1982), Martínez, Maria Arazo (Barcelona, 1994), Gemma Martí (Tordera, 1981), Esperança Carrió (Artà, 1984), Inés MacPherson (Barcelona, 1982), Blasco, Cristina Xifra (Girona, 1971), Elena Bartomeu (Girona, 1978), Gemma Nafria (Barcelona, 1969), Elena Polanco (Barcelona, 1976) y Muntsa Mimó (Barcelona, 1960).
“La experiencia ya estaría bien si al menos permite hablar de otros referentes que no sean Rodoreda”, asegura Martí, mencionando uno de los tres nombres de la santísima trinidad de autoras clásicas que hicieron tímidas y poco canonizadas incursiones en el género, como Maria Aurèlia Capmany o Víctor Català. “Se trata de romper la etiqueta del género y de la frontera”, ratifica MacPherson que, a diferencia de Martí en Solastalgia, que juega con el tema del doble clásico pero en un contexto de cambio climático, plantea en Neat la voluntad de alguien que aspira a limpiar el pasado y su recuerdo para quedar impoluto ante los demás. “Podríamos jugar en la primera división de la literatura, no sé cuándo nos lo creeremos”, se plantea tras esta antología Xifra, que En perill d’extinció arranca de una clásica visita de extraterrestres para afrontar los actuales males de la Tierra y cuestionar eso tan humano de alguien de fuera que resuelve nuestros problemas.
El derecho o no de la ciencia a hacer cualquier cosa con la excusa del bien común (Polanco), los mitos como creadores de orden social (Espinosa) o qué pasaría en una sociedad donde sólo se comercializasen productos para ser tocados más que vistos u olidos (Bartomeu) son algunos de los variopintos temas de los relatos de Extraordinàries. Para Ruiz Garzón, tan buen conocedor de la materia como de su propuesta en antologías (hizo lo propio en castellano con Insólitas, en colaboración con la experta Teresa López-Pellisa), cree que el volumen es también “una gran puerta de entrada al género… Si antes no podíamos decir tres autoras, al menos ahora ya podemos mencionar a 15”.
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