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Un fuego que arrasó todos los negocios

Los empresarios de la zona afectada por el incendio forestal han quedado en situación ruinosa

F. Javier Barroso
Cadalso de los Vidrios -
El apicultor José Ignacio Arroyo revisa las colmenas destrozadas tras el incendio forestal.
El apicultor José Ignacio Arroyo revisa las colmenas destrozadas tras el incendio forestal.

Durante unos 10 días, Cadalso de los Vidrios estuvo anclado a mediados del siglo pasado. En ese tiempo se cayeron todas las conexiones a Internet, no funcionaban las ADSL y era imposible acudir a servicios básicos como la receta electrónica de las farmacias o los historiales médicos en el ambulatorio. Los bancos tampoco tenían conexiones, por lo que Bankia tuvo que desplazar una unidad móvil para atender a los clientes. “Si querías una receta, tenías que ir a San Martín de Valdeiglesias o a Pelayos de la Presa”, recuerdan los vecinos de Cadalso (3.049 habitantes). Además, tan solo había cobertura de móviles en la punta alta del pueblo, cerca del polideportivo.

El incendio forestal también está trayendo graves consecuencias para otros negocios que estaban vinculados con el campo. Es el caso de la casa rural Los Níscalos, situados en pleno centro del municipio. Su dueño, Diego González, la abrió en 2013 y consta de cuatro habitaciones. Estos meses de verano suele estar a pleno rendimiento, pero tras el fuego solo ha recibido anulaciones de reservas. “Ha venido algún cliente en julio, pero se trataba sobre todo de extranjeros que no se habían enterado de que toda la zona había quedado destrozada por las llamas”, reconoce el propietario.

Sus principales parroquianos son madrileños que hacen escapadas de fin de semana (una o dos noches) y que mezclan el enoturismo, con el senderismo y paseos a caballo. “Muchas cancelaciones se han efectuado por internet, pero otras que lo han hecho por teléfono nos han dicho que se ha debido al incendio. La gente no quiere pasear por un lugar quemado. Se habrán ido a otras zonas”, afirma Gómez. Un puente como este solía estar al completo.

Colmenas destrozadas

El que ha perdido toda su fuente de producción ha sido José Ignacio Arroyo, de 52 años y apicultor desde que era un niño. El fuego ha dejado convertidas en cenizas las 70 colmenas que tenía en el monte y que le permitían vender todos los productos relacionados con las abejas: desde miel de distintos sabores (romero, castaño, flores y cantueso) a polen y jalea real. “Cuando subimos al monte y vimos en que se había quedado todos, se nos cayó el alma a los pies. Las colmenas estaban destrozadas. Las que eran metálicas estaban enteras, pero tenían todo derretido por dentro”, afirma con tristeza el apicultor.

El perito del seguro ya ha visto cómo han quedado esas colmenas, pero de momento no han recibido ninguna indemnización. “No creo que sea mucho dinero porque tenía un seguro bajo para no pagar mucha cuota, como hacemos casi todos”, admite Arroyo. Lo que no sabe cuál es ha sido el destino de los animales. “Supongo que muchas abejas saldría huyendo al ver el fuego, pero muchas otras morirían por las llamas. Es una pérdida enorme”, reconoce con gran tristeza.

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Otro negocio que también roza la ruina es el de Miguel Ángel Gómez Cumplido, que explota la empresa Caracoles de Cadalso, en una parcela de tres hectáreas. Toda la zona arbolada quedó destruida y toda la instalación de agua y riego saltó por los aires. Eso sí, el propietario reconoce que, pese a todo, ha tenido suerte. Como había mucha sequía, decidió cambiar este año su forma de encarar el negocio. Adelantó la producción con la introducción de reproductores en la segunda quincena de febrero, según comenta en conversación telefónica con este periódico. “Salieron los caracolillos en forma de garbanzo y una semana antes del incendio pude sacar al mercado cinco toneladas”, afirma Gómez Cumplido.

Eso sí, todos los tubos de regadío, las cuadras con el utillaje y las canalizaciones quedaron destruidas por el fuego, lo que motivó que también perdiera todo el agua que tenía almacenada. “De momento, lo he dejado todo parado. Seguramente hasta octubre no empezaré a rehacer todo”, confiesa.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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