La presencia de la mujer en la escena musical catalana está por debajo del 30%

La ausencia de paridad de las mujeres en el mundo de la música es uno de los temas principales abordados por el Anuario de la Música de este año, hecho público recientemente. Según los datos recogidos en el informe, referidos al pasado año 2018 y con Cataluña como sujeto, la presencia de la mujer en los ámbitos musicales apenas alcanza el 33%, y ello afecta tanto a su presencia sobre los escenarios (menos del 30%), como a sus responsabilidades ejecutivas en empresas musicales o en centros de formación musical.

Y es particularmente curioso el dato referente a la presencia de las mujeres en la formación musical, donde representan un 54% del alumnado y solo un 33% del equipo docente. Este dato amplía las distancias entre sexos cuando se refiere a cargos de responsabilidad empresarial, donde las mujeres apenas son un 16%, muy lejos del 62% relativo al apartado de trabajadoras en esas mismas empresas. En los escenarios, tal parece que los festivales han comenzado a implementar políticas de paridad, cuyos datos más significativos se conocerán el próximo año al haberse incrementado durante este las políticas de fomento en esta línea. En cualquier caso, los datos que ofrece el Anuari indican que por término medio, la presencia de mujeres sobre los escenarios se sitúa en porcentajes inferiores al 30%. La paridad sigue lejos.

Otro dato significativo que arroja el Anuari, editado por el grupo Enderrock con la colaboración de ARC (Associació Professional de Representants, Promotors i Managers de Catalunya), es el descenso de asistentes a festivales en relación con el de los asistentes a conciertos. Según datos de la publicación, que destaca que los consumidores de música en directo han crecido un 14%, la asistencia a conciertos sube 6 puntos (del 40% al 46%), mientras que la de festivales, un modelo de consumo que se da por estabilizado, desciende 4 puntos (del 40% al 36,2%).

Los datos del Anuari especifican que el modelo festivalero es preferido por los hombres y que el catalán se consolida como lengua de consumo musical, pasa del 9,8 en 2012 al 43% actual, aumentando también la presencia en festivales de grupos que la utilizan. En los grandes recintos, el Palau Sant Jordi se erige en el coloso dominante al aumentar sus espectadores en un 101%.

En una escala menor, los nuevos artistas y las salas de pequeño formato siguen en su batalla por dejarse ver. Los artistas en los inicios de sus carreras disponen de espacio en los festivales, aunque se trate de tocar en horas muertas. Y en lo que se refiere a las salas, el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado la creación de los Espais de Cultura Viva para favorecer la actividad musical en recintos donde poder ofrecer programaciones estables, abriendo así lugar a que el talento musical tenga espacios de expresión y de toma de contacto con el público.

Metidos en arena pública, el Anuari destaca el descenso de la aportación de la Generalitat al mundo de la música, que cae un 4%, porcentaje que anula la subida, de ese mismo porcentaje, de 2017. Finalmente, el consumo de música grabada se realiza mayoritariamente en streaming. Según indica Oriol Orfila, presidente de la APECAT (Asociación de Productores y Editores Fonográficos y Videográficos Catalanes), “la escucha por streaming ha absorbido el mercado digital y la descarga tiende a desaparecer”. “El crecimiento ya es espectacular, con un incremento en España de un 30%, y todo indica que la tendencia se mantendrá”, sigue Orfila. La facturación por streaming en España fue en 2018 de 157 millones de euros; ocho millones quedaron para descargas y cuatro para contenidos móviles.