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Mueren dos bebés prematuros por una bacteria hospitalaria

El Vall d’Hebron de Barcelona aísla a otros ocho neonatos portadores de la 'Klebsiella pnemoniae'. Los fallecidos sufrieron una dolencia intestinal que se complicó en sepsis

El Hospital del Vall d'Hebron, en Barcelona.
El Hospital del Vall d'Hebron, en Barcelona.Joan Sánchez

Una infección por la bacteria Klebsiella pnemoniae ha causado en la última semana la muerte de dos bebés prematuros en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, que ha aislado también la bacteria en otros ocho neonatos ingresados en incubadoras, según explicó ayer por la tarde el centro sanitario en rueda de prensa. El brote fue dado a conocer horas antes por la Asociación el Defensor del Paciente, que recibió la denuncia del padre de uno de los fallecidos.

El hospital quiso lanzar un mensaje de tranquilidad sobre el estado de los ocho prematuros portadores, ya que aseguró que la bacteria no les ha provocado trastorno alguno. “Este número [en referencia a los ocho afectados] no nos tiene que alertar, lo que nos tiene que alertar es que [la bacteria] pueda provocar una infección”, lo que por ahora no ha ocurrido, afirmó Magda Campins, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Vall d’Hebron.

El primer fallecido fue un niño “prematuro extremo” nacido el 15 de abril en la semana 24 de gestación —lo habitual es entre las semanas 38 y 42—. El bebé nació con 680 gramos de peso y al tercer día de vida empezó a sufrir síntomas de esterocolitis necrotizante, una grave afección intestinal común en niños prematuros. La dolencia consiste en la inflamación de una parte del intestino que puede causar la muerte de tejidos y complicarse con una sepsis, como ocurrió en este caso. Los responsables del hospital explicaron que se “instauró el tratamiento habitual de soporte vital avanzado en la UCI y antibiótico, pese a lo que cuatro días más tarde falleció”.

Los patógenos más comunes

Escherichia coli. Con un 15,8% de las infecciones hospitalarias, es la bacteria más común en las infecciones nosocomiales ocurridas en España, según el informe EPINE 2017.

Pseudomona aeruginosa causó el 9,6% de los contagios en los centros sanitarios españoles.

Staphylococcus aureus causó el mismo porcentaje de infecciones hospitalarias, según el informe de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, en el que participaron 313 hospitales y más de 60.000 pacientes.

Klebsiella pneumoniae. El causante del brote en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, con dos fallecidos y otros ocho bebés prematuros infectados, fue en 2017 el responsable del 7,96% de las infecciones hospitalarias registradas.

Enterococcus faecalis. Esta bacteria, presente en las heces, fue la quinta más habitual en los contagios hospitalarios registrados en 2017, con el 6,9% del total.

Una niña nacida el 16 de abril, también considerada un caso “prematuro extremo”, ha sido la segunda fallecida. Nacida en la semana 25 de gestación, su peso era de apenas 485 gramos. En esta ocasión, a los seis días de vida empezó a mostrar síntomas de esterocolitis y, pese a recibir igual tratamiento, falleció dos días después.

Los análisis posteriores descubrieron “la bacteria Klebsiella pnemoniae resistente” a los antibióticos en ambos bebés. Según el Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales en España (EPINE) de 2017, elaborado por la Sociedad Española de Medicina Preventiva y auténtica biblia de las infecciones hospitalarias, este tipo de Klebsiella es la cuarta bacteria más común en las infecciones ocurridas en los centros sanitarios españoles. Ese año, causó el 7,96% de los contagios identificados en los 313 hospitales participantes y más de 60.000 pacientes estudiados.

Campins explicó que ante la presencia de un “microorganismo multirresistente” la principal medida es aislar a los bebés afectados en un único box, donde pasan a ser atendidos por los mismos médicos para evitar que la bacteria se extienda. Además, se emprenden medidas de vigilancia al resto de pacientes para comprobar que siguen libres del patógeno. Como refuerzo, se adoptan medidas ambientales para asegurar que los espacios y objetos del entorno —desde desagües a envases— tampoco han resultado colonizados por la bacteria. Campins explicó que el box en el que estaban los dos bebés fallecidos “ha sido cerrado para nuevos ingresos” y que el brote ha sido comunicado a la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

“Transmisión cruzada”

El centro admitió que, como suele ser habitual en estos brotes, la bacteria ha pasado de un bebé a otro por la actuación de los profesionales sanitarios, la denominada “transmisión cruzada”, en lugar de existir un foco común. Como ejemplo, Campins señaló el uso en varios bebés de objetos que no suelen ser esterilizados ya que son de uso superficial, como un ecógrafo. Todo este material está siendo ahora analizado, explicó el centro, que realiza análisis rutinarios de bacterias en la unidad de Neonatología cada tres semanas.

Sobre la muerte de los dos neonatos, la directora asistencial del hospital, Rocío Cebrián, explicó que la causa de las muertes ha sido “la suma de varias complicaciones en pacientes tan débiles y de edades tan extremas”. Cebrián recordó que los dos fallecidos padecían un cuadro intestinal y otro respiratorio que requería de ventilación mecánica.

El Departamento de Salud de la Generalitat anunció por su parte la apertura de una investigación sobre el brote. El Defensor del Paciente también informó de que el pasado sábado remitió la información recibida del padre de uno de los fallecidos a la Fiscalía de Barcelona, que por ahora no se ha pronunciado sobre el caso.

“La primera barrera para evitar el contagio son las manos”

Ángel Asensio Vegas

Responsable en España del estudio EPINE

O. G.

Ángel Asensio Vegas es jefe de servicio de Medicina Preventiva del hospital Puerta de Hierro y responsable en España del Estudio EPINE, de referencia en materia de infecciones nosocomiales.

Pregunta. ¿Qué debemos temer de la bacteria Klebsiella pnemoniae?

Respuesta. Es una bacteria muy común, que puede vivir en el intestino de cualquier persona. A la mayoría no nos hace nada, pero en pacientes débiles puede causar infecciones graves. Este es su primer problema. El segundo es la capacidad de desarrollar resistencias cuando convive con antibióticos. Por tanto, es muy peligrosa en lugares donde coinciden estos dos factores: pacientes debilitados y antibióticos. Ahí puede provocar infecciones potencialmente letales muy difíciles de combatir. Una unidad con bebés prematuros es precisamente uno de estos lugares.

¿Y cómo la combatimos ahí?

Lo primero es tratar que la bacteria no esté ahí. O que esté lo menos posible, porque será imposible evitar que de una forma u otra vaya llegando. A veces la tiene el propio bebé porque su padre o su madre se la ha transmitido. Por eso es importante hacer análisis regulares para detectarla y, en su caso, eliminarla de los espacios desde los que puede llegar a otros pacientes. Es clave evitar que la flora de un paciente pase a otro, porque es un riesgo para el bebé al que llega.

¿Cómo evitarlo?

La primera barrera son las manos. La desinfección de manos es primordial que la hagan de forma sistemática todas aquellas personas que entran en la unidad, desde los padres hasta los profesionales. Una vez se ha identificado la bacteria en algún bebé, se adoptan las llamadas precauciones por transmisión de contacto. En síntesis, supone aislarlo con el uso de barreras, batas, guantes, desinfecciones constantes... Pero estas medidas son un engorro importante y llegan a dificultar la actuación de los profesionales, además de los padres. Por eso suelen aplicarse el menor tiempo posible.

¿Estamos ante un problema cuando la bacteria ha sido identificada en cinco bebés?

Sí. Significa que ya ha saltado de unos a otros, que la bacteria ha sorteado las barreras. Entonces hay que identificar bien dónde está y dónde no, aislar los pacientes infectados, reforzar las medidas de barrera e higiene y eliminar la bacteria de todos los sitios que haya colonizado.

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