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La obras de Canalejas cambian la fisonomía de la Puerta del Sol

La volumetría del complejo de lujo sobresale de los edificios históricos sobre los que se levanta y se ve desde varias zonas del entorno

Miguel Ángel Medina
A la izquierda, el edificio de la plaza de Canalejas, hace unos años; a la derecha, aspecto actual del inmueble.
A la izquierda, el edificio de la plaza de Canalejas, hace unos años; a la derecha, aspecto actual del inmueble.ULY MARTÍN / JULIÁN ROJAS
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Quien pasee desde la plaza de Santa Ana hacia Sol por Núñez de Arce notará que, por encima de los edificios históricos, se alza ahora una mole blanca que antes no estaba ahí. Lo mismo ocurre cuando se pasea por la calle Mayor hacia la Puerta del Sol: detrás de lo que fue el Grand Hotel de París (hoy, Apple Store), donde estaba el mítico cartel de Tío Pepe, hay ahora un edificio blanco. Son las obras de la Operación Canalejas, un gigantesco complejo de lujo que incluye 22 viviendas, un hotel con 200 habitaciones, una galería comercial y un aparcamiento privado en pleno centro de la capital. Los arquitectos discrepan sobre cómo se integra el conjunto en la ciudad, pero ahora que los volúmenes sobresalen no queda más que acostumbrarse: las obras han cambiado la fisonomía de la Puerta del Sol y su entorno. [¿Qué pasa con las obras de OHL en Canalejas y los cortes en la línea 2 del metro?]

La operación se puso en marcha en 2012, cuando el empresario Juan Miguel Villar Mir compró por unos 215 millones los siete edificios ubicados en el número 1 de la plaza de Canalejas, el número 7 de la carrera de San Jerónimo, y los números 6, 8, 10, 12 y 14 de la calle de Alcalá, que habían sido sede de los bancos Banesto, Hispano y Central-Hispano. Un año después, la alcaldesa Ana Botella (PP) dio vía libre a la operación entre críticas de la oposición (PSOE, IU y UPyD), defensores del patrimonio y la cercana Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que advirtieron de que el proyecto supondría vaciar dos edificios declarados bienes de interés cultural (BIC, la máxima protección regional). “Aquella operación se permitió porque estábamos en plena crisis y en aquel momento nadie invertía en el sector inmobiliario. Hoy no se podría aprobar”, explica un urbanista que pide anonimato. Los trabajos arrancaron en 2014.

Delante, la tienda Apple de la Puerta del Sol; detrás la nueva volumetría del Centro Canalejas.
Delante, la tienda Apple de la Puerta del Sol; detrás la nueva volumetría del Centro Canalejas.JULIÁN ROJAS

“Las obras han sido una agresión al patrimonio terrible. Se ha permitido vaciar el interior de los edificios y volverlos a construir”, se queja el arquitecto Alberto Tellería. Tellería es miembro de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, la asociación que llevó a los tribunales el proyecto. En 2015, el nuevo Ayuntamiento, gobernado por Manuela Carmena (Ahora Madrid) paralizó los trabajos por “daños al patrimonio”, mientras la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo llevó el caso a los tribunales. El pasado mes de enero, el Juzgado de lo Penal 16 de Madrid absolvió al arquitecto del complejo, Carlos Lamela (Estudio Lamela).

Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio, niega las acusaciones: “Si hubiera habido daños al patrimonio, los tribunales habrían condenado al arquitecto. Y lo han absuelto”, señala. También lo niega una portavoz de Centro Canalejas Madrid, que afirma que el proyecto se está ejecutando “respetando toda la normativa urbanística del Ayuntamiento y la Comunidad”. La portavoz destaca que se han recogido 8.000 piezas ornamentales de los edificios que se van a volver a colocar en el nuevo proyecto.

De frente, un edificio histórico en la calle Núñez de Arce; detrás, el nuevo edificio del Centro Canalejas.
De frente, un edificio histórico en la calle Núñez de Arce; detrás, el nuevo edificio del Centro Canalejas.JULIÁN ROJAS

En cualquier caso, el proyecto ha obligado a cortar la línea 2 de metro y ha afectado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que tuvo que cerrar a tres salas por los daños, los cuales afectaron a la escultura Hércules Farnese. La institución declinó ayer hacer declaraciones.

Más allá del debate sobre el patrimonio, el proyecto está ya muy avanzado y permite ver cómo va a cambiar la fisonomía del centro. Los nuevos edificios se ven desde la calle Mayor, desde callecitas del barrio de Las Letras y frente a la fachada del conjunto que da a Canalejas. El arquitecto Alberto Tellería cree que el resultado es negativo: “Detrás del edificio del Banco Hispanoamericano, que era BIC, aparece ahora un edificio gigantesco, que perturba la percepción. Antes tenía un remate contra el cielo con una crestería, unos pináculos y elementos interesantes que ahora no destacan”.

José María Ezquiaga, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), opina que el resultado es interesante: “La solución desarrollada es satisfactoria. El paisaje urbano queda defendido porque no es una zona que se caracterice por una cornisa uniforme, sino que tiene una volumetría variable”. Ezquiaga señala que no es la primera vez que se apuesta una solución como esta en la zona, ya que la ampliación del cercano Congreso de los Diputados sigue una fórmula similar. “No hay un impacto importante sobre ningún inmueble que tenga un valor fundamental. No es una reforma agresiva”, añade.

El Centro Canalejas, visto desde la calle Alcalá.
El Centro Canalejas, visto desde la calle Alcalá.JULIÁN ROJAS

El Ayuntamiento de la capital, por su parte, destaca que este plan “era un proyecto heredado del gobierno anterior” que el Consistorio de Carmena “tuvo que reconducir con poco margen tanto en volumetría como en edificabilidad”. Fruto de aquel cambio es una pérdida de edificabilidad de unos 3.000 metros cuadrados (de los 50.000 que tiene en total el conjunto) y el retranqueo de algunas fachadas que mitigan los cambios del conjunto. “Además, eliminamos el intercambiador de autobuses subterráneo que había proyectado Ana Botella [PP], que dedicaremos a los servicios públicos, y aumentamos el espacio peatonal en la zona”, señala una portavoz de Urbanismo.

El decano del COAM coincide en que el proyecto “va a mejorar el espacio público de la zona”. Mientras, otros defensores del patrimonio tachan el resultado de “aberración urbanística”. Centro Canalejas Madrid explica que ya han invertido 550 millones de euros en el complejo, que supondrá un gran impulso económico para la zona, y destaca que la volumetría del edificio se ha hecho según los requerimientos del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Tras varios retrasos, está previsto que las obras concluyan a finales de año. Entonces, serán los ciudadanos quienes deban valorar si la nueva cara de la Puerta del Sol que ya asoma entre los edificios mejora su visión de este entorno histórico.

Una historia que arranca en 2012

El empresario Juan Miguel Villar Mir compró en diciembre de 2012 siete edificios de la manzana Canalejas. En julio de 2014 su constructora OHL inició la edificación del complejo de lujo.

En julio de 2014, el Ayuntamiento, gobernado por Ana Botella (PP), le dio licencia para iniciar la demolición de los edificios, manteniendo los elementos protegidos por su valor histórico-artístico (fundamentalmente, las fachadas y primera crujía), tal y como dictaminó la Comisión Local de Patrimonio Histórico.

En octubre de 2014, los técnicos municipales comprobaron que se había iniciado la demolición. Se informó de ello a la Fiscalía de Medio Ambiente. En febrero de 2015, los técnicos municipales efectuaron una nueva inspección de la obra, y detectaron "una serie de actuaciones no autorizadas" que afectaban a elementos calificados de Bien de Interés Cultural.

En octubre de 2015, con el nuevo gobierno municipal de Manuela Carmena (Ahora Madrid), el Ayuntamiento cambia las condiciones de la licencia: obliga a retranquear la planta superior y reduce en 3.000 metros la edificabilidad.

En 2017 la empresa Mohari compra el 50% del accionariado de Centro Canalejas Madrid, quedando el otro 50% en manos de la constructora OHL.

En junio de 2018, la Fiscalía de Medio Ambiente imputa al arquitecto del proyecto, Manuel Lamela, por daños al patrimonio y le pide dos años de cárcel. En enero de 2019, el juzgado de lo penal 16 de Madrid absuelve al arquitecto. Está previsto que las obras concluyan a final de este año.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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