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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Afrontar los riesgos, aprovechar las oportunidades

La realidad del mundo que vivimos indica que tenemos que avanzar más y más deprisa, especialmente en nuestro entorno natural, que es el Mediterráneo

Imagen de la bahía de Cádiz.
Imagen de la bahía de Cádiz.JUAN CARLOS TORO

En el exigente escenario de la globalización, caracterizado por la revolución tecnológica y comunicacional y por la mundialización de la economía, existen amenazas muy serias, como el aumento de las desigualdades y el cambio climático, por citar solo dos de las más relevantes y que más impacto tienen sobre la vida de las personas. Tenemos retos extraordinarios que sólo se podrán afrontar desde la cooperación porque ningún país por sí sólo puede solucionarlos.

No estoy seguro de que seamos plenamente conscientes de las transformaciones que están sucediéndose a velocidad de vértigo. Un par de datos solamente señalan la profundidad de esos cambios: en 2050, el 25% de la población mundial será africana y muchos de estos países conocerán un auge económico similar al que hoy viven China o la India; y en ese mismo año, el primer país europeo en el ranking de las economías mundiales será Alemania (¡el 9º!) y por encima estarán por supuesto China y la India, pero también Indonesia, Brasil o México. En este contexto, las posturas aislacionistas y excluyentes sólo pueden conducir a la ruina económica pero también moral y cultural de las sociedades que las asuman.

En ese marco es en el que nos tenemos que desenvolver los andaluces y andaluzas del Siglo XXI, casi 40 años después del inicio de nuestra andadura como comunidad autónoma, una autonomía cuya legitimidad de origen nace de la Constitución esspañola de 1978 y en la voluntad del pueblo andaluz expresada en las urnas aquel 28 de febrero de 1980. Andalucía, en estos años, ha experimentado cambios extraordinarios y uno de ellos, sin duda, es la apertura al exterior de nuestra economía y nuestra sociedad. Hoy, nuestra comunidad es la segunda región más exportadora de España y hemos cerrado 2018 con el mejor registro exportador de nuestra historia, casi 32.500 millones de euros. Y, más allá de estas cifras, la población andaluza está plenamente insertada en el mundo, como podemos ver en los miles de estudiantes Erasmus andaluces, en nuestras empresas, universidades, centros culturales, de investigación o en tantos otros ámbitos de nuestra vida cotidiana.

Pero lo que nos indica la realidad del mundo que vivimos es que tenemos que avanzar más y más deprisa. Y especialmente debemos hacerlo en nuestro entorno natural, que es el Mediterráneo y las relaciones euromediterráneas. Somos la comunidad más poblada de España, casi nueve millones de personas; tenemos una posición geográfica privilegiada, a caballo entre el Norte y el Sur; y contamos con un patrimonio cultural derivado de nuestro pasado que tenemos que saber poner en valor. Esa renta de situación y ese soft power son activos que tienen un inmenso potencial para contribuir a un mayor peso de España en Europa y en el mundo y para sacar partido como andaluces. Es una gran oportunidad que no debemos desaprovechar.

En este sentido, España y Andalucía deben reforzar una nueva agenda que haga de la cooperación cultural un instrumento para conseguir objetivos más amplios, porque la cultura puede llegar en muchas ocasiones más lejos de lo que lo hace la política, y puede ayudar de forma decisiva a ampliar, fortalecer y diversificar esa red de relaciones humanas que necesitamos para hacer más sólidas y más fructíferas las relaciones que tenemos con los países de la cuenca mediterránea y sobre todo con aquellos como Marruecos con los que nos unen tantas cosas y con los que compartimos tantos intereses.

Desde la Fundación Tres Culturas trabajamos todos los días en esa dirección, por el diálogo entre culturas, por la convivencia y el conocimiento, para superar muchas barreras de incomprensión que aún subsisten y para conseguir que el Mediterráneo deje de ser una zona de conflicto y desigualdad y se convierta en un mar de progreso, convivencia y democracia.

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José Manuel Cervera es director de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo.

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