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Caballero declara la batalla del agua

Vigo solo tiene reservas para seis meses y ha recurrido al Gobierno de Sánchez para afrontar otra posible alerta por sequía

Embalse de Eiras, al 30% de su capacidad, a finales del año pasado.
Embalse de Eiras, al 30% de su capacidad, a finales del año pasado.Salvador Sas (EFE)

La escasez de lluvias que registra Galicia en los últimos otoños ha dejado patente que el agua ya no es un elemento inagotable y que los proyectos para combatir la sequía son también controvertidos. Pese a ser la ciudad más poblada, Vigo es la que tiene menos reservas para dar suministro a más de medio millón de habitantes de su metrópoli, y ya anuncia más medidas para encarar posibles restricciones. Su alcalde, el socialista Abel Caballero, teme que se repita otro episodio de alerta grave como el de 2017 y reprocha que la Xunta de Galicia aún no haya dado soluciones a las exiguas previsiones de su embalse, con capacidad para almacenar agua para solo seis meses.

Mientras otras grandes ciudades cuentan con más recursos procedentes de los ríos (caso de Ourense, Lugo y Pontevedra, o A Coruña, con un trasvase), la situación de Vigo está enquistada en medio de unas deterioradas relaciones entre el gobierno local y el autonómico. Un enfrentamiento que el alcalde justifica por “la actitud negligente y la ausencia de voluntad política” del presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, y que le ha llevado a buscar aliados en el nuevo gabinete de Pedro Sánchez.

Desde la Xunta han calificado la postura de Vigo como una “guerra de guerrillas ejercida desde el gobierno municipal” y proponen que Caballero solicite la declaración de interés general para que a través de un decreto del Gobierno central pueda acceder a fondos estatales y europeos para acometer el trasvase urgente del río Verdugo que reclama.

En su particular cruzada, Caballero ha logrado arrancar un compromiso de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para solucionar al fin el problema de suministro. “Después de intentarlo con el anterior Gobierno de Rajoy, he encontrado un interlocutor con sentido común, abierto al diálogo y dispuesto a dar respuestas a la ciudad con mayor población y peso industrial de Galicia”, ha proclamado el alcalde.

Reunión este viernes

Caballero es consciente de que la alternativa que hasta ahora ha dado la Xunta para garantizar el abastecimiento en Vigo desató una batalla por el agua con varios Ayuntamientos que se resisten a comprometer sus reservas de agua del río Verdugo ante los evidentes síntomas del cambio climático. Pero el alcalde insiste en que este polémico trasvase “hay que acometerlo sin contemplaciones” mientras no se alcance una solución definitiva. Un primer paso será la reunión que se celebrará este viernes entre la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, la Xunta y el Ayuntamiento de Vigo.

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El Ayuntamiento de Pontecaldelas, un pequeño municipio del interior de 5.5000 habitantes, ya ha advertido que no cederá a las demandas de Vigo para que se ejecute el trasvase, apelando a las graves repercusiones medioambientales de las obras y sin un estudio sobre su impacto. Su alcalde, el socialista Andrés Díaz, ha buscado aliados en otros municipios gobernados por el PP que se abastecen de la misma cuenca hidrográfica y ha amenazado con llevar a la Xunta a los tribunales si acomete el proyecto. “La obra es una solución hostil y u golpe de ocurrencia”, insiste Díaz.

Su posición inamovible le ha costado a Díaz el puesto como secretario de Organización en la ejecutiva provincial del PSOE por las presiones de Caballero. “Aquí no importa lo que diga el alcalde de Pontecaldelas, importa lo que diga Núñez Feijóo, lo malo es que el presidente no dice nada”, reprocha el regidor vigués. "El agua es un bien de todos y la solución es coyuntural, sin daños medioambientales, incluso cabe la posibilidad de que nunca haga falta bombear agua, pero Vigo tiene que tener un plan de emergencia garantizado”.

Aunque los episodios de sequía en las ciudades y el campo se remontan a 2007, cuando la Xunta comenzó a estudiar varios proyectos de trasvases hidrográficos, la situación de máxima alerta se vivió hace un año, coincidiendo con la oleada de incendios de octubre. Entonces las restricciones afectaron a las ciudades de las cuatro provincias gallegas donde la falta de agua por el agotamiento de pozos y manantiales llegó a ser un problema de emergencia, sobre todo en el rural, que hubo que solucionar con camiones cisterna.

Mientras todo apunta a que Galicia enfila otro otoño de sequía, la Xunta ha dejado de hablar del trasvase urgente del Verdugo, quizás para calmar las aguas en los municipios afectados, y pretende hacerlo del río Miño, el proyecto de futuro que defenderá la Consellería de Medio Ambiente. Sin embargo fuentes de su departamento han insistido en que la captación del Verdugo sigue su tramitación “porque el problema no se va a solucionar con unas cuantas borrascas y las obras definitivas tienen un largo plazo de ejecución”.

Caballero dice que está abierto al diálogo pero se inclina por construir una nueva presa de cola a la actual de Eiras, porque la captación del Miño es mucho más costosa y la calidad del agua no está garantizada. “Vigo pagará lo que sea necesario y yo buscaré una salida para mi ciudad, antes de terminar este mandato”, ha asegurado.

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