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Las Tres Chimeneas de Sant Adrià o qué hacer con tres edificios de 13 plantas

El borrador del plan sobre el entorno de la antigua térmica de Endesa contempla el uso mixto de las moles

Clara Blanchar
Les tres xemeneies de Sant Adrià.
Les tres xemeneies de Sant Adrià.A. G.

Novedades importantes sobre el futuro de la antigua térmica del Besòs, las Tres Chimeneas de Sant Adrià. La Generalitat y el Consorcio del Besòs iniciarán en septiembre el proceso participativo con los vecinos para definir los usos de estas 32 hectáreas ubicadas en primera línea de mar y pegadas a Barcelona. Y por primera vez, la documentación oficial cuantifica lo que se podría construir dentro de las tres moles de cemento: 13 plantas de 800 metros cuadrados en cada una. Unos papeles que contemplan la posibilidad de que sean edificios de uso mixto: podrían ser equipamientos de uso metropolitano, de proximidad, o incluso de uso privado. También por primera vez, Endesa, propietaria de las Tres Chimeneas, se ha interesado por su futuro e incluso ha presentado propuestas a la administración, aunque no las desvela.

No por obvio es menos destacable: las Tres Chimeneas (200 metros de alto) y la sala de turbinas (17.000 metros cuadrados de planta) lo condicionan todo. Por un lado son el gran atractivo del ámbito; pero, por otro, quien se las quede ya puede ir preparando el bolsillo, porque son tan enormes que mantenerlas cuesta un dineral. Tanto es así que Endesa hizo el amago de regalarlas al Ayuntamiento de Sant Adrià, que las quiso blindar declarándolas Bien Cultural de Interés Local (BCIL). La respuesta del Consorcio fue encargar un estudio para conocer su estado de conservación: su piel está enferma y repararla costaría nueve millones de euros.

Lo comunicó a Endesa y la empresa no ha respondido. Pero sí ha aportado propuestas al plan, "de arquitectos de reconocido prestigio", aseguran sin más detalles fuentes de la eléctrica, que apuntan "que hay que encontrar un equilibrio con el aprovechamiento urbanístico". Es decir, quién paga qué. De ahí que en un ejercicio de realismo, la documentación sobre el futuro de las Tres Chimeneas se abra por primera vez a que el uso de las tres torres sea mixto, lo que significa también privado.

Porque hay que tener presente que buena parte de las 32 hectáreas es de propiedad privada (Endesa y el Banco Santander y Metrovacesa). Unos propietarios que cuando se apruebe el plan urbanístico con los nuevos usos "tendrán derechos y cargas": derechos para construir pero también cargas, asumiendo costes, recordó ayer la presidenta del Consorcio del Besòs y teniente de alcalde de Urbanismo de Barcelona, Janet Sanz, que resaltó el "liderazgo público", del futuro del sector, cuya calificación actual es básicamente industrial.

Han pasado siete años desde que la antigua térmica dejó de funcionar y parece que ahora sí, su futuro comienza a perfilarse. Por las dimensiones del sector y su estratégica ubicación, pegadas a Barcelona y en primera línea de mar, la Generalitat tomó hace un año y medio las riendas del plan urbanístico, en el que la última palabra la tendrán los ayuntamientos de Sant Adrià y Badalona y el consorcio del Besòs. Se tramitará como Plan Director Urbanístico (PDU) y su uso prioritario será la actividad económica, recordó ayer el secretario de Hábitat Urbano y Territorio de la Generalitat, Agustí Serra. El proceso participativo se hará entre septiembre y diciembre de este año y la idea es aprobar inicialmente el nuevo planeamiento a lo largo de 2019.

El primer borrador del PDU dibuja tres franjas. Una primera pegada a las vías del tren que concentraría el uso económico (oficinas, comercio, hotelero) y hasta 1.700 viviendas. Una segunda con zona verde, equipamientos y los dos edificios históricos. Y una tercera, la pegada al mar, que debería recuperarse como playa, como el resto del litoral metropolitano.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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