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Puigdemont gana en el PDeCAT con un tercio de críticos y el 84% de abstención

En el cónclave que decide alinear el partido con la formación del expresident solo votan 2230 asociados

Torra felicita a David Bonvehí, este domingo.Foto: atlas | Vídeo: JOAN SÁNCHEZ / ATLAS
Camilo S. Baquero

Nadie duda dentro del PDeCAT que su líder es Carles Puigdemont. El expresident es el ganador de la asamblea que se celebró hasta ayer en Barcelona, en la que le arrebató la dirección a Marta Pascal, y en la que solo participó el 15% de los afiliados. Su ímpetu, sin embargo, no pudo contener a las voces críticas que si bien están de acuerdo con su línea creen que se ha impuesto a la brava. Un tercio de la militancia que votó lo hizo contra la lista oficial, presidida por David Bonvehí.

La nueva cúpula del Partit Demòcrata Català (PDeCAT) cuenta con 30 puestos y estará liderada por Bonvehí, que hasta ayer era el número dos del partido. La lista de consenso entre los críticos con la gestión de Pascal —agrupados en torno al expresident y su línea independentista de confrontación con el Estado— y la dirección derrocada obtuvo el 65,27% de los votos. La candidatura alternativa, liderada por David Torrents, un cargo del partido en Badalona, obtuvo el 28,9% de respaldos. Torrents explicó que se presentaba en protesta por el “pacto de despacho” y que dejaba sin voz a la asamblea.

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El partido oficialmente cuenta con 14.000 afiliados y solo votaron en la elección de la nueva dirección 2.230 (también se podía hacer telemáticamente). Es decir, un 84% de los militantes no participó en la decisión más trascendente de la formación desde su fundación hace dos años. La dirección no aclaró anoche cuántos estaban al corriente de pago. En las primarias de Podemos en Cataluña, en abril pasado, votaron 6.824, el 11% del total. En las del PSC, celebradas en 2016, participó el 50% de un censo de 9.115 personas.

El pasado sábado se hizo a un lado Marta Pascal. Tras intentar mantener el pulso con sus detractores durante las semanas anteriores a la asamblea, buscaba que el partido no se partiera en dos y que no quedara patente la división sobre cómo confluir con la Crida Nacional, el movimiento panindenpendentista que promueven Puigdemont —huido de la justicia española en Alemania—, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el exlíder de la Asamblea Nacional Catalana, en prisión preventiva por un supuesto delito de rebelión, Jordi Sànchez. La ruptura ha quedado evidenciada por otras razones.

La república “lo antes posible”, pero no inmediatamente

Las votaciones de los textos finales de las ponencias de la asamblea del PDeCAT, en las que había que inscribirse previamente, dejaron claro que las bases también tienen sus ideas formadas sobre lo que debe ser el partido y no tienen que ser precisamente las del expresidente Carles Puigdemont. El resultado fue muy ajustado en una enmienda que pedía instaurar la república catalana “de manera inmediata”, presentada por el sector crítico con la vía del separatismo posibilista de Marta Pascal. Obtuvieron nueve votos menos (406) que los que daban por bueno el redactado “lo antes posible” (415). Un casi empate también se produjo en la votación sobre la vía unilateral para lograr la independencia, aunque se impuso la tesis de incluirla. Se trata de un posicionamiento que ya se había aprobado en el congreso fundacional del PDeCAT hace dos años pero que no se pudo incluir en los estatutos registrados en el Ministerio del Interior porque impediría inscribir el partido. El texto aprobado hace alusión al referéndum ilegal del 1 de octubre pasado, del que se deriva un mandato “que obliga a los representantes del pueblo catalán a buscar la forma más rápida y efectiva de crear una república catalana, preferiblemente con el acuerdo del Gobierno español, pero sin renunciar al ejercicio unilateral del derecho a la autodeterminación”. Las bases también apoyaron que los políticos presos Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn conformen la comisión para alinear al partido con la Crida Nacional. Esto deja claro el ascendente que tienen, desde la prisión de Lledoners, sobre el destino del PDeCAT. Su presión fue clave para que Marta Pascal renunciara.

En su primera intervención como flamante presidente del partido, un Bonvehí desbordado por los acontecimientos agradeció la confianza de quienes le habían votado. Compareció flanqueado por su ejecutiva, diseñada para tener poco peso político, en la que el 40% procede de la anterior dirección —todos menos Pascal—. Entre las nuevas incorporaciones, no hay personas del círculo íntimo de Puigdemont pero sí representantes de todas las sensibilidades. Se felicitó por el resultado, pero dijo tomar nota de la votación. “Hay cosas que no hemos hecho bien. Hay gente que me ha dicho que me votaría pero que éticamente no puede hacerlo hoy porque está de acuerdo conmigo pero no con cómo hacemos las cosas. La otra candidatura reclamaba listas desbloqueadas. Yo lo comparto, pero las cosas son lo que son”, dijo el nuevo presidente del PDeCAT. “He sido víctima y partícipe [del pacto de despacho de una lista unitaria]“, añadió.

Molestia en las bases

El malestar era evidente entre algunos militantes. Era una sensación similar a la que otros tuvieron cuando el PDeCAT se refundó de las cenizas de Convergència, hace dos años. De hecho, los grupos que se quedaron sin el poder son ahora los ganadores. El expresidente Artur Mas tuvo que intervenir entonces y ungir a Pascal. El 31% de los militantes se opuso a enterrar a la formación de Jordi Pujol.

Puigdemont y su entorno pidieron desde el primer momento una alineación total del PDeCAT —incluso sin descartar su disolución— con la Crida, que está pensada al estilo de la plataforma de Emmanuel Macron en Francia. Pascal abogaba por “un Crida fuerte y una crida [llamamiento] a un partido fuerte”. El partido cuenta con 440 alcaldías, es la fuerza hegemónica dentro del independentismo. Las bases en el territorio entienden que Puigdemont es su principal activo político pero recelan de hacer inventos a menos de un año de las municipales.

Dentro de los neoconvergentes militantes de base no han sentado bien las formas como algunos miembros de Junts per Catalunya, el grupo parlamentario surgido de la lista a la carta hecha por Puigdemont y donde está el PDeCAT, critican la vía independentista más posibilista que defendía el entorno de Pascal. “No es lo mismo llamarse Junts per Catalunya que ser Junts per catalunya”, llegó a decir el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, cuando trascendió que la dirección había registrado el partido ante el ministerio del Interior. "Si eres del PDeCAT tienes que ser de la Crida", pidió Bonvehí.

Además de Bonvehí, la otra cara fuerte del partido será la diputada en el Congreso Míriam Nogueras. Cercana a Puigdemont, ocupará la vicepresidencia y muy seguramente tomará el control en el grupo en las Cortes. La poderosa federación de Barcelona, también alineada con el expresident, tendrá cuatro sitios. El diputado en Madrid Ferran Bel, que genera gran respeto entre todas las sensibilidades, será el puente.

Los que se quedaron sin participar fueron los consejeros Miquel Buch y Damià Calvet, cercanos a Puigdemont. La militancia también mostró su descontento con las formas del entorno del expresident al abortar su idea de cambiar el cuadro de incompatibilidades para que los consellers pudieran estar.

Artur Mas: "La desunión es el veneno del soberanismo"

Los expresidentes Artur Mas y Carles Puigdemont y el actual líder catalán Quim Torra participaron en la clausura de la asamblea y coincidieron en sus intervenciones en hacer un llamamiento a la unidad del independentismo para lograr que la república catalana "sea efectiva". "La desunión es el veneno que puede liquidar el soberanismo", dijo Mas, que solo hasta ahora ha venido físicamente al sitio donde se realizaba el cónclave. "Unidad real, no una pantalla. La unidad se ha de practicar cada día, más allá de proclamarla", apostilló.

Puigdemont, por su parte, agradeció a través que el PDeCAT se haya alineado con la Crida. "Mucha gente pide a los responsables políticos que acordemos la máxima unidad posible, que si bien los espacios ideológicos tienen que existir y se han de contrastar, que también hagamos de la defensa colectiva de Cataluña una prioridad", dijo el expresident.

Bonvehí: “Hay que tocarle la gaita a Madrid”

El primer discurso del presidente del PDeCAT, David Bonvehí (Fonollosa, Barcelona, 1979), no dejó indiferente a los asistentes. Tanto porque se percibió un tanto desordenado como por sus opiniones. Por un lado dijo estar “orgulloso” de la celebración del referéndum del 1-O y que no se “arrepentía” de la ley de Transitoriedad Jurídica, que el independentismo aprobó en septiembre pasado y anuló el Tribunal Constitucional. Sin embargo, recordó que su propuesta era votarla tras el referéndum. “Hemos hecho lo que tocaba”, dijo en referencia al resultado de la asamblea y lamentó que se tilde de “convergentes” a los que exhiben posiciones más moderadas sobre el independentismo. También puso deberes a los diputados en el Congreso: “Hay que tocarle la gaita a Madrid”.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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