La pesadilla del lindano se repite en O Porriño
Una obra de saneamiento en O Contrasto vuelve a destapar el filón de pesticida tóxico que contamina la tierra y las aguas del núcleo poblado
Cuando los vecinos todavía no habían logrado sacudirse el mal sueño, el objeto de sus miedos ha vuelto a presentarse para recordarles que sigue ahí, bajo el asfalto y la tierra, pegado sin remedio a sus vidas. Es la pesadilla dentro de la pesadilla: una nueva fase de las obras de saneamiento que sacaron a la luz el año pasado un filón de lindano bajo el suelo de O Contrasto (O Porriño) ha vuelto a revivir la escena esta mañana en otro tramo del mismo camino contaminado. La sustancia apelmazada y blanquecina, clasificada como cancerígena por la OMS, ha aflorado cuando los trabajadores de la empresa privada que lleva a cabo las obras municipales han cortado el asfalto y han empezado a profundizar con la excavadora. Han acabado al mediodía vestidos con trajes blancos e improvisadas mascarillas, recogiendo en grandes plásticos negros tierra contaminada con el pesticida tóxico de Zeltia que hace décadas se usaba como compactante para el firme de muchas obras públicas. Entre los vecinos se han desatado de nuevo la alarma y la indignación, y ha terminado presentándose en Contrasto la alcaldesa de O Porriño, Eva García (PSOE), que ha ordenado cerrar inmediatamente la arqueta abierta y ha dicho que ella no sabía que aquel punto estaba contaminado.
La Xunta de Galicia realiza catas en diversas zonas para tratar de remediar la contaminación por lindano en un municipio que no conoce todavía las dimensiones de su desastre. También lleva a cabo un estudio epidemiológico entre los vecinos de O Contrasto después de coincidir en el tiempo entre ellos diversos trastornos respiratorios, cutáneos y hepáticos. La empresa Zeltia fabricaba lindano (hexaclorociclohexano) para sus insecticidas y pesticidas de uso humano, animal y vegetal, y el proceso de producción generaba toneladas de residuos tan tóxicos como la propia sustancia. Esos desechos fueron arrojados desde 1948 hasta mediados de los años 60 en terrenos facilitados a la firma por el Ayuntamiento, pero también acabaron en carreteras y un número indeterminado de fincas particulares, tal y como ha denuncia la Plataforma Antilindano de A Louriña. Las tierras fueron removidas y trasladadas a lugares diversos y, pese a que en la llamada zona cero del lindano en O Porriño, en el barrio de Torneiros, el residuo fue tratado y encapsulado, otros enclaves como Contrasto no sospechaban hasta hace pocos meses que podían estar contaminados.
Los vecinos de Contrasto ya no pueden beber, ni usar para ningún otro fin, el agua de sus pozos y unas fuentes de las que se servían desde hace décadas. Mientras no se llevan a cabo las prometidas obras de canalización de agua potable, el Ayuntamiento ha instalado depósitos en las fincas particulares y un camión cisterna se encarga de rellenarlos varias veces a la semana.
Las nuevas obras de alcantarillado comenzaron la semana pasada ante el estupor de los vecinos, que temían un nuevo episodio como el de finales del año pasado. Hoy Comisiones Obreras ha presentado una denuncia ante la Inspección de Trabajo tras constatar que varios operarios de la contrata han estado expuestos, sin protección y dentro de la propia zanja, durante la ejecución de la obra. Según el responsable de Salud Laboral y Medio Ambiente de CC OO, Enrique Alonso, aunque el concejal de Vías y Obras ha asegurado que la Xunta dio luz verde a esas obras porque "no había riesgo de que apareciese lindano", "no tenía esa autorización por escrito", y "la propia alcaldesa tampoco tenía conocimiento de que se estaban llevando a cabo esos trabajos", que suponen la continuación de las obras para extender el alcantarillado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.