Barcelona relanzará su marca aprovechando el Mobile
Hoteleros, comerciantes e inversores toman medidas para promocionar la ciudad después de unos meses marcados por la crisis política
Barcelona está tocada tras un verano y un otoño convulsos (el atentado del 17 de agosto, el referéndum del 1-O y su resaca), con descensos en el turismo y el consumo. Enseguida hubo voces que pidieron al Ayuntamiento un relanzamiento de la marca Barcelona y campañas de reactivación económica. Al consistorio le ha costado, pero la alcaldesa Ada Colau ha anunciado este lunes que aprovechará la visibilidad que tiene la ciudad durante el Mobile World Congress (del 26 de febrero al 1 de marzo) para lanzar una campaña de reputación y "reforzar la confianza del mundo en la ciudad", ha dicho. En paralelo, también el sector privado está tomando medidas.
Durante su conferencia anual en el Colegio de Periodistas, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dicho que el Mobile World Congress es la oportunidad para “aprovechar que todo el mundo nos mira, que es un escaparate internacional, con miles de congresistas y centenares de periodistas para mostrar la fortaleza de la ciudad”. Así, la campaña internacional que prepara el Ayuntamiento “dará a conocer el potencial de Barcelona y disipará las dudas que hayan podido surgir en los últimos meses”, ha asegurado la alcaldesa.
Estas dudas se traducen en unos meses, especialmente octubre y noviembre, muy negativos tanto para el turismo como el comercio y las inversiones extranjeras, tres sectores acostumbrados a crecer sin techo en Barcelona. Tras el referéndum, el número de viajeros en alojamientos catalanes cayó un 4,4%. En el comercio, el descenso fue del 5%, aunque en algunos establecimientos del centro de la ciudad llegó a ser del 20%.
“Ya llevamos semanas trabajando, tendremos lista una campaña para fortalecer la reputación de la ciudad”, ha afirmado Colau. La campaña, en la que han participado instituciones y actores económicos, será internacional y comenzará a difundirse “un poco antes” del Mobile.
Pero no solo desde el gobierno de la ciudad se están moviendo las cosas para que Barcelona no pierda fuelle. Después del referéndum, voces de los sectores del turismo y el comercio ya alertaron de que la ciudad necesitaba una campaña de promoción extraordinaria que el Ayuntamiento tenía paralizada. La salida de Jaume Collboni como concejal de empresa alargó la incertidumbre por el futuro de un plan para recuperar la marca Barcelona, aunque el sector está ahora muy satisfecho con el relevo de Collboni, el comisionado de Empresa, Lluís Gómez. En una reciente entrevista, Gómez explicó que el consistorio está a punto de presentar un plan de la marca Barcelona.
A la espera de que se concrete la apuesta del consistorio y de que salga adelante el presupuesto, las iniciativas del sector privado para lanzar un mensaje positivo de la ciudad se multiplican. Actores como la Cámara de Comercio, el Gremio de Hoteles o el lobby Barcelona Global han pasado a la acción. También lo están haciendo consultoras internacionales cuyos ejecutivos, cada uno en su ámbito y de forma discreta, están intentando trasladar confianza a posibles inversores.
Barcelona Global, una asociación que agrupa a directivos y que busca promocionar y atraer talento y actividad económica en la ciudad, impulsó un debate con socios, empresas y expertos para trazar una estrategia. Su director general, Mateu Hernández, relata que el experto Greg Clark les explicó los beneficios que han tenido las ciudades que han reaccionado rápidamente ante adversidades de distinto origen: la falta de una respuesta rápida ha hecho que a algunas ciudades, como Milán tras varias crisis relacionadas con la corrupción en los 80 y los 90, les haya costado mucho remontar.
Con esta perspectiva, BCN Global sugirió también al Ayuntamiento que aproveche que Barcelona será la capital mundial del móvil el mes que viene. Otras oportunidades para ser escenario internacional son la celebración de festivales como el Sonar o el Primavera Sound, las mejores ocasiones para “explicar que la ciudad funciona y vibra”. Más allá de las sugerencias al consistorio, el lobby empresarial también ha impulsado otras medidas: “Hemos aprendido que el liderazgo de la sociedad civil es importante”, dice Hernández. Así, la entidad se dedicará a difundir noticias positivas, “de las que si las explica una administración suenan a propaganda”.
Colaboración de los hoteleros
Con el objetivo de impulsar una promoción de la marca Barcelona y dejar atrás los meses convulsos por la crisis política, otro actor del sector privado que ha tomado medidas es la Cámara de Comercio, a través de su sociedad participada BCD, Barcelona Centre de Disseny.
Su presidente, Pau Herrera, expone en una frase por qué el sector privado ha reaccionado antes que la administración: “Porque o reaccionamos o desaparecemos”. Con la idea de vender productos made in Barcelona y para situarlos en la demanda internacional, la institución incidirá en la marca de la ciudad en sus eventos anuales, como la Design Week. “Al final, se trata de lanzar un mensaje de tranquilidad, el nivel creativo no cambia, la gente necesita confianza”, afirma Herrera.
Los hoteleros, uno de los sectores más damnificados por la crisis política por la caída del turismo, comenzaron lamentándose y pidiendo inversión, pero el tiempo apremia y han decidido tomar cartas en el asunto. El Gremio de Hoteleros, el Consejo de Gremios, los comerciantes y los restauradores confían en la capacidad de Turisme de Barcelona para poner manos a la obra. Fuentes de este consorcio público-privado, en el que participan el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio y la Fundación Barcelona Promoció, explican que, cuando el Ayuntamiento no se implica en la promoción de la ciudad, los actores privados de Turismo de Barcelona se movilizan automáticamente. Una de las acciones es pedir a las cadenas hoteleras que oferten habitaciones a precios razonables en los momentos de mayor afluencia, como por ejemplo el Mobile World Congress, para estimular al sector.
Colau vinculará las obras de reforma a no echar a vecinos
En su conferencia anual en el Colegio de Periodistas, los alcaldes de Barcelona suelen revelar proyectos. Ada Colau anunció en su primer año como alcaldesa el plan de barrios; el segundo, un plan para el delta del Llobregat que todavía no ha detallado. Lo hará en breve, aseguró. Ayer, Colau anunció una novedad en materia de vivienda: es la cuestión en la que centró su pasado como activista y la que considera prioritaria al frente del gobierno de la ciudad. Su idea es condicionar las licencias de obras para hacer grandes rehabilitaciones de edificios a que sus propietarios garanticen que no echarán a los inquilinos: ni durante las obras (cuando deberán realojarles si es necesario), ni cuando acaben (deberán mantener las condiciones del contrato).
El gobierno municipal anunció en marzo pasado algo parecido, pero solo en el distrito de Ciutat Vella y exigiendo garantías a los propietarios si pedían ayudas públicas para hacer las obras.
Colau explicó que la modificación de la ordenanza de las licencias de obras para incorporar medidas garantistas se ampara en la Ley del Derecho a la Vivienda de 2006. La alcaldesa apeló a la responsabilidad de los grupos para que apoyen la propuesta, lo que definió como “un gran pacto de ciudad”: “Muchas veces la rehabilitación, que es positiva, se convierte en excusa para subir alquileres o expulsar vecinos. Somos una ciudad global, pero no queremos serlo a costa de los vecinos”, convino.
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