La tasa de actividad de las personas con discapacidad de la Comunidad de Madrid se dispara desde 2014
El 43,6% de los adultos en edad de trabajar de este colectivo participa en el mercado laboral
El 43,6% de las personas con discapacidad entre 16 y 64 años de la Comunidad de Madrid (unas 80.000) participan en el mercado laboral, según las últimas cifras del INE, referentes a 2016. Se trata de la tasa de actividad (que incluye a empleados y registrados en el paro) más alta de todas las autonomías, después del gran crecimiento de 8,7 puntos producido desde 2014. La recuperación económica, junto con las buenas comunicaciones de la región y la presencia de grandes sedes de empresas son algunas de las razones que apuntan los expertos.
La encuesta del INE sobre empleo y discapacidad solo incluye la tasa de empleo (el porcentaje de adultos que están trabajando) para las cifras nacionales; en los datos desagregados para las comunidades solo aporta la tasa de actividad (que incluye tanto a los que tienen contrato en vigor como a los que están en paro). Una cifra que, en todo caso, da la medida del acceso del colectivo al mercado laboral en cada autonomía. Y en lo que se refiere a Madrid, ese 43,6% no solo está muy por encima de la media de España (del 35,2%), sino que está mucho más cerca del objetivo ideal que marcó públicamente hace unos meses el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi): el 50%.
El secretario general del Cermi en la Comunidad de Madrid, Luis Miguel López, aventura algunas explicaciones para el enorme avance experimentado en solo dos años. Por ejemplo, habla de unas buenas, aunque siempre muy mejorables, comunicaciones —"La accesibilidad en los medios de transporte y las empresas es fundamental”, dice— o del hecho de que muchas grandes compañías tengan su cabecera en la capital. Hay que tener en cuenta que las empresas, tanto las públicas y como las privadas, con más de 50 trabajadores fijos están obligadas por ley a que al menos el 2% de sus plantillas sean trabajadores con discapacidad. Las Administraciones —también muy abundantes en Madrid— han de reservarles el 7% de las plazas públicas.
Además, tiene sus servicios centrales en la región Ilunion, el grupo de empresas de la ONCE y su fundación, que da empleo directo a más de 12.000 personas con discapacidad en toda España y que solo el año pasado participó en la contratación indirecta de otras tantas, según los datos de su página web. Asimismo, están las sedes de los principales colectivos de la discapacidad: Cermi, Famma, Plena Inclusión, Fiapas, Aspace…
Pero todo eso, sin embargo, ya era así antes de 2014, y desde esa fecha la tasa de actividad que nos ocupa ha crecido en Madrid muy por encima de la media. Así, dentro de un contexto de recuperación del empleo general de todos los trabajadores —-en noviembre se alcanzó un récord de afiliados, con 3,071 millones—, López admite los esfuerzos hechos por el Gobierno regional. En este apartado, la Consejería de Economía saca pecho: 1.102 personas con discapacidad han sido contratadas entre 2015 y 2016 mediante las ayudas regionales a través de los Centros Especiales de Empleo y otras 1.003 contratadas en empresas ordinarias entre 2016 y lo que va de 2017, según detalla una portavoz. Además, relata los incentivos desplegados dentro de la estrategia elaborada por la Comunidad con la ayuda del Cermi: entre 3.000 y 7.000 euros para contrataciones indefinidas (con una subprograma especial para jóvenes), para la contratación de apoyo y para la adaptación de puestos de trabajo, entre otros. “Las personas con discapacidad es uno de los colectivos prioritarios dentro de la Estrategia Madrid por el Empleo”, dice la portavoz.
La secretaria de Políticas Sociales Sector Público de UGT Madrid, Eva Simón, admite los avances en el acceso al mercado laboral de las personas con discapacidad, pero resta importancia a la intervención del Gobierno de la Comunidad para dársela, sobre todo, a los crecientes esfuerzos de acercamiento a las empresas hechos por colectivos como el Cermi o la ONCE. En todo caso, añade, "queda todavía mucho por mejorar, por ejemplo, en cuestiones de formación y de sensibilización". Simón se refiere especialmente a las discapacidades más invisibles, como las relacionadas con enfermedades mentales, que en muchas ocasiones ocasionan mayor rechazo y estigmatización.
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