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Puigdemont apura plazos y sopesa el diálogo como última baza ante Rajoy

El president descarta responder con un sí o un no al requerimiento de La Moncloa

Camilo S. Baquero
El presidente catalán, Carles Puigdemont (izq.) y el vicepresidente Oriol Junqueras, en un acto en Barcelona.
El presidente catalán, Carles Puigdemont (izq.) y el vicepresidente Oriol Junqueras, en un acto en Barcelona.ALBERT GARCÍA

El guion del independentismo está lleno de giros inesperados. Si nada se tuerce en las últimas horas, el presidente Carles Puigdemont responderá al requerimiento del Gobierno central sobre si se declaró o no la independencia el pasado martes con un texto amplio, lejos del lacónico sí o no exigido por Mariano Rajoy. El líder catalán sigue apostando por agotar la vía del diálogo pese a las presiones de la CUP, parte de Esquerra y de su propio partido y sopesa jugarse la última carta: emplazar a Rajoy a sentarse a hablar.

El requerimiento que envió Rajoy el pasado miércoles establece que la Generalitat tiene hasta hoy a las diez para responder si declaró o no la independencia. En caso afirmativo, establece el documento, el Ejecutivo central le da a Puigdemont tres días más para que “restaure el orden constitucional y estatutario” revocando la proclamación de secesión.

Desde entonces, el Govern estudia con detalle cuál debe ser la respuesta más adecuada. El president, independentista convencido, ha querido escuchar antes de tomar una decisión a muchas voces que tanto en público como en privado le piden consumar el plan separatista o bajarle la intensidad. Pero la última palabra es suya.

Puigdemont, de hecho, apostó por intentar una mediación internacional, de ahí la fórmula dialéctica que usó el pasado martes para proclamar la república catalana y después ponerla a hibernar. Intentó así acatar el mandato del referéndum ilegal y al mismo tiempo contentar a las voces que le pedían diálogo. Esta vía ha logrado constatar simpatías en Europa, especialmente a raíz de las imágenes de las fuertes cargas policiales, pero ningún apoyo real a una mediación o reconocimiento de la causa independentista.

La respuesta del president pasaría, explican fuentes del Govern, por desoír la exigencia de responder con un sí o con un no y enviar un texto elaborado. No se descarta enviar la declaración firmada tras el pleno o la transcripción del discurso de Puigdemont en el que “asume el mandato de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república”. Y, para completar el relato de la mediación, emplazar al presidente del Gobierno a algún un tipo de fórmula para sentarse en la mesa, el símbolo máximo de la voluntad de dialogar.

Esta última carta permitirá poner de nuevo presión sobre Rajoy y ganar tiempo hasta el jueves. De manera oficial el Govern defiende “el diálogo, siempre” pero no confirman la posibilidad de una reunión entre ambos líderes. Además Puigdemont ha dejado claro en varias ocasiones que el punto de partida del acercamiento ha de ser el reconocimiento de la autodeterminación de Cataluña, algo inaceptable para Rajoy. Otra condición del president sería retirar todos los efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado desplegados en Cataluña para evitar el referéndum.

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Desde el Palau también contienen la respiración frente a otra decisión que cambiaría el panorama: la posibilidad de que la Audiencia Nacional decrete hoy el ingreso en prisión para los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural y del comisario de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero tras la denuncia de la Fiscalía que los acusa de sedición.

La decisión del Gobierno de activar la maquinaria para aplicar el artículo 155 de la Constitución ya fue recibida por el Govern como un portazo a la negociación. El pasado sábado, en la reunión del máximo órgano entre congresos de Esquerra Republicana, su presidente Oriol Junqueras aseguró que los hechos de la última semana “han mostrado quién quiere dialogar y quién se niega”. El jefe del Ejecutivo ha dicho siempre que está dispuesto a un diálogo pero dentro de la legalidad.

Durante el acto, ayer, de conmemoración del aniversario número 77 del fusilamiento del expresident Lluís Companys por el franquismo, Junqueras y la jefa de filas del PDeCAT, Marta Pascal, hicieron un llamamiento a cerrar filas en torno a Puigdemont y la respuesta que decida remitir al Gobierno. El también vicepresidente de la Generalitat pidió “cuidar esta unidad que permite cumplir este el mandato de construir la república catalana”. Pascal, sin embargo, aprovechó para criticar a la CUP. “Siempre quieren ir dos pasos por delante, nosotros lo que queremos es que todo acabe bien”, aseguró la coordinadora de la antigua Convergència.

La diputada anticapitalista Gabriela Serra exigió un pleno extraordinario en la Cámara catalana “en el que se proclame la república, que es lo que nuestro pueblo decidió mayoritariamente en el referéndum del 1 de octubre”. Tanto los anticapitalistas como Demòcrates —los democratacristianos independentistas integrados en Junts pel Sí— siguieron ayer presionando para que se levante la suspensión de la declaración de independencia. “Espero que el president de una respuesta para lo único que tiene Cataluña, que es su gente. Ya sabemos cuál es el diálogo de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Queremos ejercer nuestra independencia y que Europa escuche nuestras voces”, dijo la expresidenta del Parlament, Núria de Gispert.

Puigdemont ayer no quiso dar ni una pista sobre cuál será su respuesta o, mejor dicho, tiró de la poesía para reflejar el momento actual. Se limitó a pedir por que “la paz y la democracia sean las razones de las decisiones que se han de tomar”.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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