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Cinco interrogantes por resolver

La habilidad de los terroristas para ocultarse y escapar de la intensa búsqueda policial abre numerosos interrogantes sobre el caso

Decenas de personas acuden a la fuente de Canaletas, en Las Ramblas, como homenaje a las víctimas.Vídeo: QUIQUE GARCÍA EFE | EPV

Los ataques terroristas en Barcelona y Cambrils abren varios interrogantes en el caso.

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Una ‘casa bomba’ en Alcanar. Una gran explosión reventó a las 23.16 del miércoles una casa en Alcanar (Tarragona). Al llegar a la zona, los Mossos se toparon con una escena dantesca, llena de escombros, con un fallecido y un herido grave. Un segundo cuerpo yacía sin vida bajo los cascotes, aunque no fue encontrado hasta este viernes. En la vivienda había más de una veintena de bombonas de butano. Y sus ocupantes eran jóvenes nacidos en Marruecos. Vivían en Ripoll, una localidad de apenas 10.000 habitantes situada en la otra punta de Cataluña, y llevaban semanas acaparando las bombonas. Pese a estos indicios, nada hizo sospechar a los investigadores de la policía autonómica. “Ha fallado la inteligencia”, explica una fuente judicial experta en terrorismo. “No hemos sido capaces de detectarles”, lamentan fuentes de la policía catalana. Fuentes del Ministerio de Interior van más allá y consideran que la policía catalana cometió “un fallo grave en el análisis de la información”.

La huida del asesino. En un principio se pensaba que Moussa Oukabir, de 17 años, fue el sospechoso de conducir la furgoneta que arrolló a más de un centenar de personas en La Rambla. Pero la noche del viernes los Mossos dijeron que esa hipótesis perdía fuerza en favor de la autoría de Younes Abouyaaqoub, marroquí de 22 años. Este logró huir de la escena y, pese a la Operación Jaula que blindó la ciudad casi de inmediato, de alguna manera logró escapar. Oukabir falleció en Cambrils, en un atentado frustrado por los Mossos. 

La estructura de la célula. Los terroristas formaban un grupo de una docena de personas muy jóvenes y aparentemente sin recursos ni experiencia en la lucha yihadista. Y, sin embargo, han demostrado una gran pericia para escapar de la intensa búsqueda policial a la que se encuentran sometidos, lo que revela que cuentan con cierta infraestructura para moverse y esconderse, según fuentes de la investigación. Al menos uno de ellos seguía anoche huido de la justicia.

El accidente de Cambrils. El Audi negro con el que la célula trató de atentar en Cambrils no era el único vehículo con el que viajaba el grupo. Unas tres o cuatro horas antes habían sufrido un accidente con una furgoneta, que dejaron abandonada en la localidad. Esto explica porqué iban hasta cinco personas en un coche pequeño, pero también abre varios interrogantes. ¿Eran solo cinco o inicialmente viajaban más personas en los dos vehículos y algunas huyeron al no caber en el Audi? ¿Iban a Cambrils o pretendían llegar a alguna localidad más poblada para protagonizar un ataque más importante? ¿Qué hicieron y dónde estuvieron los terroristas desde que se accidentó la furgoneta (entre las ocho y las 10 de la noche) hasta el momento del atentado, pasada la una de la madrugada?

La furgoneta de Vic. Una hora más tarde del atropello masivo en La Rambla, los Mossos localizaron en Vic (70 kilómetros al norte de Barcelona) la tercera furgoneta utilizada por la célula. Las cámaras de seguridad de la zona ya la habían grabado el día anterior circulando por la zona. ¿Qué hacía la célula en Vic? ¿Quién huyó con la furgoneta, alquilada junto a la utilizada en el atentado en Barcelona? Son preguntas que aún no han encontrado respuesta.

El muerto de Sant Just. La policía tampoco tiene una respuesta clara, por ahora, para el incidente ocurrido el jueves a la salida de Barcelona. Un coche se saltó un control policial en la avenida Diagonal. Unos kilómetros más adelante, los Mossos dispararon contra el vehículo y vieron cómo un hombre permanecía quieto en su interior. La hipótesis inicial era que había sido abatido a tiros por la policía. El informe forense, sin embargo, ha revelado que murió apuñalado, supuestamente antes de que el coche pasara por el control. Se trata de Pau Pérez, de 34 años vecino de Vilafranca del Penedès.

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