Santa Bárbara apura sus cañas
La mítica cervecería de la calle de Alcalá con Goya echa el cierre tras casi 70 años abierta al público
Los grifos de cerveza de Santa Bárbara echan humo. La cerveza fría, con aspecto de oro líquido, cae con delicadeza sobre los vasos húmedos de caña o doble. Los camareros, con la inconfundible chaquetilla blanca y las hombreras rojas, trabajan como autómatas y no sueltan prenda. Entre caña y doble, ente gambas de Huelva y berberechos, símbolos de la cervecería Santa Bárbara, se esconden los motivos de un secreto a voces. La tasca ubicada en la esquina de Alcalá 149 con Goya cierra el próximo 31 de agosto. Y nada hace intuir su cierre, pues la entrada de clientes y el ritmo detrás de la barra es frenético. Y eso que es un miércoles de agosto, cuando el verano todavía languidece y Madrid está huérfana de parroquianos.
Los trabajadores de Santa Bárbara no están autorizados para dar ningún tipo de información sobre el cierre de la mítica cervecería. Y, ¿quién no ha oído hablar de Santa Bárbara en Madrid? Es una de las tabernas donde más fama tienen las cañas, siempre en las listas de las mejores de Madrid. Y los madrileños se lo han sabido reconocer durante casi siete décadas en Alcalá cuando abrió bajo el nombre de Cruz Blanca. En 1815 se fundó Santa Bárbara en la calle de Hortaleza, como una fábrica de cerveza tras conseguir la licencia de apertura.
Carlos Alar, de 80 años, degusta en la terraza de la taberna un doble de Mahou, la marca a la que ha estado asociada la taberna desde tiempos inmemoriables. Alar rememora la primera cerveza que bebió. Fue en el local que tiene la franquicia en Alonso Martínez, cuando aún se llamaba Cruz Blanca. “La tomé directamente de un barril del almacén”, relata. Elvira, 56 años, recuerda que acudía a ese local cuando era estudiante. “Veníamos a tomar cañas y nos apoyábamos en los coches que antes aparcaban delante”, recuerda. “Es una pena”, entonan al unísono, pero hoy en día no existe un bar que no te ponga una tapa gratis decente con la consumición. Y en Santa Bárbara se resisten a servirla.
Tanto se resisten que mantiene su autenticidad con pequeños gestos. No tienen wifi, el local destila identidad castiza, los camareros llevan chaquetilla, y que algunos de ellos ya estaban cuando clientes como Elvira pasaban por allí en su época universitaria. La cervecería está ubicada en la casa de las bolas, un edificio singular de estilo neomudéjar que proyectó el arquitecto Julián Marín a finales del siglo XIX.
Teo Hernán, Maite Sánchez, María de los Ángeles Ruiz. Las tres, animadas por los dobles que disfrutan, comentan el cierre de la taberna. “Es una ordinariez; es muy triste; tiran la cerveza como en ningún sitio en Madrid; la cerveza está riquísima, incluso sin alcohol”. Y así. Las tres concluyen que probablemente se trate de una “liquidación de personal” dada la edad media de los camareros.
Y ocurrirá como el Café Comercial, de la glorieta de Bilbao. Que todo el mundo lloró su cierre mientras se tomaba él café en un Starbucks. De momento resisten los locales de Alonso Martínez (Plaza de Santa Bárbara, 8) y el de la plaza de Castilla, en la calle de José Castán Tobeñas. Allí y aquí hasta finales de mes el cliente puede refrescarse por 1,70 euros la caña y 2,80 los dobles.
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