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El manifiesto del catalán pone en un aprieto a Puigdemont

El presidente defiende la política lingüística del Govern y aboga por un debate “entre académicos” sobre el futuro del castellano

Puigdemont, en una reunión del Gobierno. EFE

El manifiesto de 250 académicos que carga contra el bilingüismo ha generado incomodidad en el Gobierno catalán, como ayer demostró el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en la sesión de control en el Parlament. El líder de Catalunya Sí que Es Pot, Lluís Rabell, puso en un aprieto a Puigdemont al obligarle a posicionarse sobre el manifiesto. La respuesta de Junts pel Sí había sido ambigua: ERC lo criticó con dureza, mientras que CDC pidió “tenerlo en cuenta” e incluso una diputada del grupo, la exconsejera de Enseñanza Irene Rigau, figura entre los firmantes.

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Rabell apretó a Puigdemont, que intentó quitarse de encima la pregunta afirmando que el Gobierno debe responder sobre sus políticas y entre sus tareas no está la de responder a pronunciamientos de la sociedad civil: “De manifiestos en la sociedad catalana se hacen muchos y de muchas tendencias. El Gobierno no debe posicionarse cada vez”, argumentó.

“Un texto racista”

La réplica no satisfizo a Rabell, que lamentó la “tibieza” y las “generalidades” con las que respondió Puigdemont. El líder de la confluencia de izquierdas redobló sus críticas al texto: tildó el manifiesto de “racista” y “fundamentalista cultural” por sus referencias a la inmigración española, que los firmantes describen como “colonizadores involuntarios del franquismo”. La vehemente crítica de Rabell le mereció la felicitación del líder del PSC, Miquel Iceta, en un gesto de complicidad parlamentaria inusual en una sesión de control.

Puigdemont se negó a secundar la acusación de racismo — “no creo que leyendo el manifiesto se pueda llegar a esta conclusión”, dijo— pero se esforzó en desmentir las afirmaciones del texto. Subiendo el tono, defendió el papel de la inmigración española para la normalización del catalán y reiteró el respeto a los castellanohablantes. Tras subrayar que el Gobierno defiende el programa de Junts pel Sí, que defiende la cooficialidad de las lenguas, Puigdemont reclamó que la discusión sobre el catalán y el castellano en una Cataluña independiente sea entre académicos, y no entre políticos. “Puede haber un debate sociolingüístico sobre los bilingüismos, las lenguas activas y pasivas. Un debate académico donde no debemos entrar”, concluyó.

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