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La unidad de infartados del Joan XXIII evita 181 traslados en un año

El servicio en el hospital tarraconense amplió su horario a 24 horas en 2015 tras el fallecimiento de un paciente durante su traslado a un hospital de Barcelona

Jessica Mouzo
Unas 700 personas protestan en Tarragona por el horario de hemodinámica en 2015.
Unas 700 personas protestan en Tarragona por el horario de hemodinámica en 2015.JOSEP LLUÍS SELLART

El tiempo ha dado la razón a aquellos que un año atrás peleaban por ampliar el servicio para infartados del Hospital Joan XXIII de Tarragona, que daba servicio a toda la provincia. La unidad de hemodinámica  —donde se practican operaciones para algunos tipos de infarto en los que una arteria se obstruye por completo— funcionaba sólo 12 horas al día (hasta las ocho de la tarde) y cuando estaba cerrada, los pacientes infartados tenían que ser trasladados al hospital de Bellvitge de Barcelona. El Departamento de Salud no reaccionó a las quejas de los usuarios hasta que se hizo público que un paciente falleció en la ambulancia durante el traslado a Barcelona después de encontrarse la unidad cerrada. Un año después de ampliar el horario, los datos apoyan las demandas de trabajadores y usuarios: la unidad ha evitado 181 traslados durante este tiempo y las activaciones del Código Infarto — el protocolo de actuación urgente que se activa ante esta patología en el territorio catalán— crecieron un 61%.

Según el Código Infarto, los pacientes de la provincia de Tarragona que sufren un infarto han de ser trasladados al hospital Bellvitge cuando la hemodinámica del Joan XXIII está cerrada. Enrique Gheron, de 76 años, falleció de camino a ese hospital barcelonés, en la carretera N-340 a la altura de El Vendrell. Los médicos del Joan XXII, su hospital de referencia, detectaron que estaba sufriendo un infarto pero la unidad de hemodinámica ya estaba cerrada y tuvieron que trasladarlo. La ambulancia medicalizada que lo desplazaba nunca llegó a su destino, pero su caso sirvió para reivindicar una demanda histórica de los actores políticos, profesionales y sociales de la zona y agilizó una ampliación del horario que, según el consejero de entonces, Boi Ruiz, ya estaba prevista. 

Durante su primer año con horario de 24 horas, el Joan XXIII activó el Código Infarto en 476 ocasiones, un 61% más que en 2014. La ampliación horaria supuso un desembolso de un millón de euros para el Departamento de Salud y, aparte de evitar el traslado de 181 pacientes, ha conseguido reducir la nube de angustia que pesaba sobre los habitantes de la zona. "La percepción del paciente ha cambiado y el sentimiento de angustia que existía antes ha disminuido, especialmente en aquellos pacientes que ya han sufrido un infarto", reconoce el jefe del servicio de cardiología del Joan XXIII, Alfredo Bardají. 

La unidad de hemodinámica superó los 1.700 procedimientos, entre diagnósticos y tratamientos terapéuticos, y realizó 952 angioplastias. "La mortalidad actualmente está alrededor de un 6% cuando hace 30 año se situaba sobre el 40%", puntualiza Bardají. El especialista asegura que, pese a que la media de edad de los infartados ronda los 70 años, están aumentando los casos en pacientes más jóvenes. Los fumadores y diabéticos son la población de más riesgo. 

Hemodinámica 24 horas en todas las provincias

El caso de Enrique Gheron facilitó la ampliación de horario en Tarragona, pero también en Lleida y Girona, donde los hospitales de referencia de ambos territorios también tenían una limitación horaria de 12 horas en los servicios de hemodinámica. El Código Infarto reconocía diez centros de referencia en Cataluña para tratar esta dolencia cardíaca. Sin embargo, sólo seis de ellos, todos en el área metropolitana de Barcelona, tienen la unidad de hemodinámica operativa permanentemente. Así, hasta el año pasado, Lleida, Tarragona y Girona se veían obligados a derivar a Barcelona el 25% de los infartados que registraban.

Según el Departamento de Salud, 148 de los 582 pacientes registrados por el Código Infarto entre enero y septiembre de 2014 en las áreas de Lleida, Tarragona y Girona, tuvieron que ser trasladados a uno de los seis hospitales de Barcelona. Las tres provincias tenían limitaciones horarias pese a que, según Salud, el 24,3% de los 2.389 infartos registrados por el protocolo en el mismo período de 2014 se produjeron en esas zonas donde no hay ningún servicio de hemodinámica abierto las 24 horas.

El 16 de febrero de 2015, Salud hizo caso a los números que justificaban la apertura permanente de los servicios en las tres provincias y amplió los horarios. El coste de tener abiertos los servicios de hemodinámica las 24 horas en Lleida, Tarragona y Girona ascendían, según el Departamento, a dos millones de euros anuales.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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