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El déficit generado en 2014 pone al hospital de Mataró contra las cuerdas

Las pérdidas obligan a buscar un plan para evitar ser intervenido por la Generalitat

Jessica Mouzo
Fachada principal del hospital de Mataró.
Fachada principal del hospital de Mataró.JOAN SÁNCHEZ

El Consorcio Sanitario del Maresme (CSdM), al que pertenece el hospital de Mataró, está contra las cuerdas. La entidad sufre un colapso financiero por una infrafinanciación histórica que se ha agravado por las oleadas de recortes de los últimos cuatro años y la exigencia del Departamento de Salud de que los centros concertados cumplan el objetivo de déficit cero si quieren mantener la autonomía de gestión. Según fuentes consultadas por EL PAÍS, la entidad, participada por el Ayuntamiento de Mataró, el Consejo Comarcal del Maresme y el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), generó un déficit en 2014 que ronda los dos millones de euros. El CSdM tiene un presupuesto de 105 millones de euros, 94 de los cuales provienen del CatSalut.

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El hospital de Mataró es el centro de referencia de 15 municipos del Maresme y da servicio a 265.000 personas. Los centros sanitarios públicos concertados, como es el caso del CSdM, gozan de un régimen especial de autonomía de gestión desde 2012 que los exime de aplicar las medidas que afectan a las entidades del sector público de la Generalitat, como la retirada de la paga extra a los funcionarios. Sin embargo, este régimen especial está sujeto al estricto cumplimiento presupuestario. En este caso, se les había exigido que cerrasen el ejercicio con déficit cero. “Si se desvían y provocan déficit a la Generalitat, el año siguiente pierden esta condición del régimen especial hasta que demuestren que no volverán a tener pérdidas”, explica una portavoz del Departamento de Economía. Aunque Salud ha negado que se esté planeando intervenir la entidad, sí ha confirmado que el CSdM “está trabajando” en un plan de reequilibrio presupuestario para evitar que la Generalitat suspenda su autonomía de gestión.

El director del CatSalut, Josep Maria Padrosa, envió una carta informativa a todos los gerentes de los centros concertados para mostrarles “el impacto que tendrá en el ámbito económico-financiero y en el ámbito del personal la suspensión del régimen especial de autonomía de gestión”. En la misiva, a la que ha tenido acceso este diario, se adjuntan los documentos que la Comisión Interdepartamental para la Sostenibilidad del Sistema Sanitario de Cataluña, encargada de capitanear el protocolo a seguir cuando un centro concertado hace déficit, “ha hecho llegar a las entidades a las que se les había requerido un plan de reequilibrio por no haber cumplido el objetivo respecto al resultado presupuestario previsto para el ejercicio”.

La pérdida de la autonomía del centro afectaría al cobro de variables y complementos salariales

La documentación que acompaña a la carta recoge un “procedimiento de acreditación para el cumplimiento de criterios económicos”. Este último documento es un calendario en el que se recogen los plazos para entregar la documentación requerida por la Intervención General y la fecha en la que Economía ha de decidir si suspende la autonomía de gestión. Antes del 20 de enero, los centros podían entregar un avance del cierre del ejercicio anterior (el CSdM presentó en esa previsión un desvío de 2'1 millones). En base a esto, hasta el 28 de febrero, la Intervención General podía solicitar un plan de reequilibrio a las entidades con desviación negativa. Este diario ha preguntado a Salud cuántos hospitales, además de Mataró, habían hecho déficit y estaban requeridos a hacer un plan de reequilibrio, pero el CatSalut no ha dado respuesta a esta cuestión. Con el plan en la mano, la Secretaria General del Departamento de Economía tiene hasta el 30 de mayo para dictar una resolución y suspender o no la autonomía de gestión.

La misiva también expone las particularidades y las consecuencias de disponer o no del régimen especial. Sin autonomía de gestión, sólo se pagarán, como máximo, el 25% de las retribuciones variables vinculadas a objetivos y desaparece el pago de complementos de productividad.

Además, la gestión de todo el presupuesto dependerá de la Ley de Presupuestos de la Generalitat. Con el régimen especial, el presupuesto estaba sujeto exclusivamente a las bases de ejecución aprobadas por los órganos de gobierno de las entidades.

Los ánimos están caldeados en el buque insignia del consorcio, el hospital de Mataró, que recibe una dotación del CatSalut de unos 70,5 millones de euros, un 13,7% menos que en 2010. Mientras unas voces hablan, esperanzadas, de que “el futuro incierto” que se presenta ahora se puede reconducir “si hay el incremento de las tarifas que prometió el CatSalut”, otras fuentes aseguran que la directiva “ya da por hecho que se procederá a la pérdida de autonomía y que se intervendrá el hospital”.

Los trabajadores aseguran que la solución es un plan de empresa a varios años vista

Los trabajadores sí coinciden al denunciar que "la solución no es hacer un plan de reequilibrio para ahora, sino un plan de empresa a varios años para poder arreglar todo esto”. El consorcio arrastra un infrafinanciamiento histórico reconocido incluso por el propio Departamento de Salud. Por un lado, el Comité de Empresa critica que el hospital de Mataró reciba una partida muy inferior a otros centros del entorno que tienen la misma complejidad, pese a realizar más actividad que ellos. “Haciendo aquí más actividad, con mejores parámetros de eficiencia que Granollers, Reus o Terrassa, nuestros recortes presupuestarios han sido mucho mayores”, critica Xosé López Vega, delegado de CATAC en el comité de empresa. Además, el consorcio ha tenido que hacer frente, desde su creación (1999), a numerosas contingencias sin el financiamiento adecuado. Salud se comprometió en 2013 a incluir en los presupuestos de 2013 un pago para devolver el capital pendiente de amortizar de dos préstamos que debía el consorcio, pero la situación fue insuficiente y el déficit estructural se mantiene.

La situación del CSdM ha llegado incluso al Parlament, donde se aprobó una moción para “programar, en tres meses, un calendario de aportaciones extraordinarias destinadas a sanear” el déficit de la entidad.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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