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El ‘Códice’ estuvo a punto de quedar atrás en el registro policial

Los agentes rastrearon el garaje del presunto ladrón durante dos horas y descartaron la caja que ocultaba el manuscrito porque creían que solo contenía cemento

Faltó muy poco para que el supuesto ladrón del Códice Calixtino, José Manuel Fernández Castiñeiras, lograse su presunto objetivo de mantener escondido el manuscrito hasta que expirase el mandato del deán de la catedral de Santiago, en 2014. Su afán de venganza contra el canónigo, al que consideraba culpable de no tener un contrato laboral con la basílica, le habría llevado a secuestrar el libro, algo que ahora niega. Ayer, durante la quinta sesión de un juicio que se prolongará tres semanas, una testigo del registro policial en el que se halló el Códiceen un garaje de Milladoiro (Ames), relató que fue gracias a la insistencia del juez Taín “que se encontró” finalmente el manuscrito; “si no, se queda allí. No lo encontraban más”, declaró.

Esta mujer y su esposo regentan un bar aledaño al garaje y la policía los reclamó como testigos cuando el jefe de la Brigada de Delitos contra el Patrimonio, Antonio Tenorio, ordenó el registro. El lunes, este mando aseguró que tomó la decisión él solo, sin solicitar un auto judicial, después de que el hijo del electricista, en el calabozo, avisase a los agentes de que existía una plaza cerrada que no se usaba para coches sino como trastero. Tenorio quería burlar las cámaras que esos días “seguían los pasos de la policía por todas partes”. Antes de iniciar el registro telefoneó a Taín “por deferencia”, pero “no para que se presentase”.

El juez, no obstante, apareció. El registro, según la testigo, había sido minucioso. Había “muchísima porquería”, sacos de patatas, pienso, papeles, otros libros desaparecidos de la catedral y material de construcción. Duró unas dos horas. Se hizo de izquierda a derecha, siguiendo las agujas del reloj. La última caja, junto a la puerta a la derecha, contenía sacos de cemento. Había sido inspeccionada superficialmente y descartada. Pero el juez “insistió”: “Mirad bien. ¿Qué hay ahí?”. “Solo cemento”, cuenta la mujer que dijeron los agentes. “Pues, sáquenlo”. “Quitaron una bolsa, la rompieron y, debajo de papeles, salió el Códice”.

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