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Muere durante el traslado al estar cerrado el servicio para infartados

El hospital Joan XXIII de Tarragona no tiene abierta 24 horas la unidad necesaria

Foto: atlas | Vídeo: VIDEO: ATLAS

Un hombre murió el día de Navidad de un infarto durante el traslado en ambulancia desde el hospital Joan XXIII de Tarragona, donde había ingresado tres horas antes, al complejo hospitalario de Bellvitge en Barcelona. El paciente, Enrique Gheron, de 76 años y vecino de Tarragona, tuvo que ser trasladado a Barcelona al encontrarse inoperativo el servicio de hemodinámica —donde se practican operaciones para algunos tipos de infarto en los que una arteria se obstruye por completo— de su hospital de referencia.

Según denuncia la viuda de la víctima, María Victoria Viu, la muerte de su marido, un conocido farmacéutico de la ciudad, se podría haber evitado si la unidad de hemodinámica del Joan XXIII, la única de toda la provincia, hubiese estado abierta. Pese a las demandas de pacientes y sindicatos para mantener activo el servicio 24 horas, esta unidad del hospital tarragonés solo está operativa de 8 a 20 horas. Según el Código Infarto, el protocolo de actuación urgente que se activa ante esta patología en el territorio catalán, los pacientes de la provincia de Tarragona que sufren un infarto han de ser trasladados a Bellvitge cuando la hemodinámica del Joan XXIII está cerrada.

La viuda de la víctima explicó ayer que su marido trabajó durante toda la jornada del día 24 en la farmacia. El día de Navidad, Gheron empezó a encontrarse mal. “No le dolía nada pero decía que se sentía el estómago hinchado. A las 19:06 ingresamos en el Joan XXIII y empezaron a hacerle pruebas. Al rato, el médico me dijo que mi marido estaba sufriendo un infarto, que la unidad de hemodinámica acababa de cerrar y que, tras estabilizarlo, lo derivarían en una ambulancia medicalizada a Bellvitge”, añadió la viuda. Ella pidió un taxi y siguió a la ambulancia por la carretera durante el traslado. “Por el camino sufrió otra crisis y recibí una llamada de los médicos diciendo que Enrique volvía a estar en el Joan XXIII”, recordó la mujer, que regresó al centro y tuvo que ser atendida debido a los nervios y a una subida de tensión. “Al cabo de un rato el médico me dijo que lo habían vuelto a estabilizar y a las 21:55 horas salió otra vez para Bellvitge”, apuntó María Victoria.

Durante este segundo traslado el hombre sufrió un paro cardíaco y falleció en la carretera N-340 a la altura de El Vendrell. “Si los médicos lucharon tanto y lo estabilizaron dos veces es porque confiaban en salvarlo, pero como la planta de hemodinámica cierra a las 20 horas se perdió un tiempo importantísmo”, expuso María Victoria. “Si la unidad hubiese estado abierta, en solo 15 minutos habría sido ingresado en este servicio ya en la primera crisis. Con el traslado a Barcelona se pierden 120 minutos vitales”, denunció la viuda, que está sopesando llevar el caso a los juzgados. “Los médicos se portaron de lujo pero no tenían medios. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que esto no vuelva a pasar”, concluyó.

La viuda de la víctima mortalestá sopesando la posibilidad de denunciar el caso a los tribunales

Por su parte, el Departamento de Salud de la Generalitat ha abierto un expediente informativo por la defunción. “Queremos recabar toda la información. Es diferente tener un infarto a los 40 que a los 76 años. En este caso parece ser que no fue el típico infarto”, explicó ayer el director de los servicios territoriales de Salud en Tarragona, Josep Mercadé. El titular de Salud en Tarragona aseguró que la Generalitat tiene la determinación de abrir la unidad de hemodinámica del Joan XXIII las 24 horas del día. Sin embargo, no hay fecha para implantar la medida porque “en Cataluña prácticamente todo está pendiente del presupuesto” y la Generalitat aún no ha aprobado el de 2015. Según el departamento de Salud, en 2014 se realizaron en el Hospital Joan XXIII 1.560 cataterismos. De estos, 1.310 fueron programados y 250 fueron códigos infarto. A estas cifras hay que añadir aproximadamente unos 80 pacientes, que fueron derivados al Hospital de Bellvitge en horas en las que la unidad de hemodinámica del Joan XXIII no estaba operativa.

Las reivindicaciones para aumentar el servicio vienen de atrás. En enero de 2012, cuando el servicio solo funcionaba hasta las 17.00 de lunes a viernes, un vecino de Tarragona, Felipe Rivas, denunció que sufrió un infarto y tuvo que recorrer más de 100 kilómetros hasta Bellvitge, donde lo operaron más de dos horas después de haber alertado de dolores en el pecho. En diciembre de 2014, el sindicato CGT entregó casi 11.000 firmas a la Generalitat para exigir que la hemodinámica del Joan XXIII estuviese disponible permanentemente y evitar los largos traslados a Barcelona. El dispositivo del Código Infarto cuenta con 10 hospitales de referencia para atender esta dolencia de forma inmediata pero sólo seis —todos en el área metropolitana de Barcelona— tienen este servicio 24 horas.

El paciente debía acudir a un centro sanitario situado a 120 kilómetros de distancia

“Durante las 12 horas en las que no funciona hemodinámica se está dejando de atender al 58% de los pacientes susceptibles de sufrir un infarto”, afirmó la CGT del Joan XXIII. UGT también pidió la apertura permanente de las instalaciones: “Esta situación dramática no será la última si Salud mantiene sus políticas de bajo coste, haciendo recaer toda la responsabilidad del sistema en sus profesionales sin dotarles de medios para atender a los ciudadanos”. Por su parte,  la Coordinadora de Entidades de Tarragona (CET), que también denunció el caso, dio ayer días a la Generalitat para que confirme la fecha en la que prevé ampliar el horario de hemodinámica. En caso contrario, iniciarán una campaña de protesta y movilizaciones. Además, la CET convocó a partidos y sindicatos a una reunión para este viernes para abordar la problemática.

También el presidente de la Sociedad Catalana de Cardiología de la Academia de Ciencias Médicas Cataluña, Antoni Bayes-Genís, apoyó la puesta en marcha de una unidad “las 24 horas” y confirmó que en la última reunión del Código Infarto del pasado octubre ya se expresó “la voluntad” de aumentar el horario en los hospitales de Tarragona y Girona.

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