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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fuego a la barraca

Ante la presión, el Consell escapa por donde siempre: removiendo la ciénaga fratricida de las señas de identidad

Miquel Alberola

Acorralado por la demoscopia y la desmoralización derivada, el Gobierno valenciano busca una salida de emergencia que le permita, si no eludir el impacto, perder las menos plumas posibles en el embate electoral que se le viene encima. Y trata de salir por donde siempre: removiendo la ciénaga fratricida de las señas de identidad para tratar de sacar tajada de la confusión.

En 20 años en la cresta del poder absoluto, el PP ha sido incapaz de desarrollar, como partido de centroderecha que se pretende, un relato innovador (o por lo menos contemporáneo) y de construir e interiorizar un enfoque actual y real de la sociedad valenciana, alejado de la manipulación identitaria que permitió a los náufragos del franquismo llegar a la orilla de la democracia como héroes. No ha podido elaborar un plan de emergencia que, en base a las consecuciones de gobierno y gestión, le permitiera salvar la piel cuando las cosas se ponen feas.

Y lo más grave no es que el PP siga atrapado ahí, sino que parece que ni siquiera ha asimilado en todo este tiempo la responsabilidad que entraña gobernar para todos los valencianos (los que, según la división de su argumentario, son buenos y los que criminaliza porque consideran que la homogeneidad del valenciano y el catalán es una obviedad científica).

En vez de refrescar los puntos calientes con agua, como correspondería a quien gobierna, el Consell vierte gasolina sobre ellos. Se desentiende del interés general para salvar sus muebles con maniobras de distracción. Prende fuego a la barraca y huye definiendo idiomas en contra de la autoridad competente y santificando su ardor bovino (tan oportuno frente a la antitaurina Cataluña). Preocupaciones que importan un pimiento (Metroscopia) a una sociedad agobiada por la corrupción política, el paro y la situación de la educación y la sanidad.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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