Obama bebe como los césares
Los vinos gallegos de la Ribeira Sacra, elaborados desde el Imperio Romano, llegan a la mesa del presidente de EE UU
“Un amigo no cabo do mundo” (un amigo en el fin del mundo). El vinicultor ourensano César Enríquez resume con esta galaica expresión la feliz circunstancia que ha llevado al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a brindar anoche, por segundo año consecutivo, con su vino, Peza do Rei, en la gala anual de la hispanidad de Estados Unidos. Enríquez —Cachín, el apodo familiar que da nombre a su bodega— ha puesto sobre la mesa del máximo mandatario mundial un tinto de 13,5º, 100% mencía fruto de la viticultura heroica: una agricultura a lomos, prácticamente en vertical, que se practica en la Ribeira Sacra gallega, en terrenos que llegan a alcanzar un 100% de pendiente. El Peza do Rei por el que se ha decantado Obama resume la historia de los valorados caldos ourensanos del Imperio Romano —cuando se enviaban a la corte de los césares— revitalizados en el siglo X por los monjes de los monasterios que se suceden en las márgenes del río Sil como las cuentas de un rosario. Aunque el propio Cachín reconoce que la reelección del presidente norteamericano por su joven tinto —el que se bebió en la gala es de la cosecha de 2012— pone el colofón al prestigio mundial que alcanzan en este momento, mediante un sinfín de reconocimientos, los caldos de las cinco denominaciones de origen de Galicia.
Pese a que el mayor porcentaje de la producción de los vinos gallegos es de blanco —en opinión del empresario orensano, “los mejores del mundo”— Obama ha optado por el tinto joven producido en la finca de seis hectáreas denominada Peza do Rei que da nombre al caldo de Cachín. “Tenemos otros de gama superior envejecidos en barrica de roble francés”, sostiene el vinicultor para explicar que a la distribuidora de la Casa Blanca, Classic Wines, “le fascinó sin embargo este tinto joven por su elegancia: tiene un ataque en boca muy suave y un final redondo con un retrogusto a mencía muy definido”. No se aprecia la graduación “precisamente por esa suavidad”, una característica que, según el bodeguero, es consecuencia directa de la espectacular orografía en vertical del terreno de su finca, en el municipio de A Teixeira (Ourense).
El vino gallego que le gusta a Obama y con el que se brindó en la gala de congresistas y políticos hispanos de los EE UU fue seleccionado por Classic Wines. Cachín no lo ofreció. Aunque lleva ya seis años exportando a EE UU, Reino Unido, Irlanda, Suecia y Emiratos Árabes, el pequeño viticultor conoció a los distribuidores de Washington durante una cata en Galicia, cerca de su bodega, con caldos de toda España. Lo llamaron “porque uno de ellos, de Seattle, está casado con una española” y él fue como un rayo a charlar allí sobre vinos. Sobre todo del suyo.
Se dio la circunstancia de que la distribuidora conoce al chef de la Casa Blanca, el asturiano José Andrés Puerta, que “comenzó a introducirlo”. La conexión orensana obró el resto: el asesor comercial de Obama para Europa es el marido de Tiziana, la hija pequeña del modisto Adolfo Domínguez. “Un amigo no cabo do mundo”, repite Cachín entre risas su particular proclama mientras desgrana el cúmulo de casualidades que han llevado a descorchar su vino en una gala presidida por el dirigente mundial. Y remacha: “Hay que estar en el sitio adecuado en el momento justo. Da igual que seas muy guapo. Eso sí, el producto tiene que responder”. El suyo ya había obtenido, en 2008, 91 puntos en la lista Parker de los mejores vinos del mundo.
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