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Poco a celebrar y mucho a mejorar

El recuerdo del Día de la Mujer coincide en la negativa incidencia de la crisis. El proyecto de reforma de la Ley del Aborto, centro de las críticas en Euskadi

Mujeres presentando la campaña del día internacional
Mujeres presentando la campaña del día internacionalJAVIER HERNÁNDEZ

Desde hace más de cien años el mundo encuentra innumerables razones para dejar de festejar el Día Internacional de la Mujer. Porque de celebración no tiene nada, o muy poco. Este día no deja de ser una alarma que suena cada 8 de marzo. Los restantes días del calendario son el escenario contra el que realmente hay que luchar para lograr algo que, en pleno siglo XXI, debería ser algo incuestionable. En temas de igualdad, Euskadi es una de las comunidades autónomas que más deberes tiene en su haber. La mochila del territorio vasco está cargada de prejuicios y cifras que dibujan un cuadro poco solidario con el sector femenino de la población. “Más allá de simbolismos, tenemos que aprovechar para reivindicar una igualdad real”, señalaba Naiara Sampedro, concejala de Igualdad en el Ayuntamiento de San Sebastián. En Bilbao, No me salen las cuentas ha sido el lema que el Ayuntamiento de la capital vizcaína escogido con motivo de la brecha salarial existente entre hombres y mujeres vascas.

Y es que la crisis económica ha enmarcado el agravamiento de la desigualdad de género. Según el último informe de Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer, se calcula que la diferencia salarial en Euskadi asciende hasta los 7.000 euros anuales. Y ya no se trata solamente de cifras, también de condiciones. Casi un 90% del trabajo a tiempo parcial es realizado por las mujeres, quienes suman la misma cantidad de horas laborales que los hombres, pero en cambio cobran menos. En Andre Berri, la asociación de amas de casa en Bilbao, creen que las diferencias se deben a los roles adquiridos en nuestra niñez, ya que a estas alturas es “difícil” soltar “amarres”, porque no todas las mujeres avanzan a la vez. Además, en el caso de las inmigrantes y las mujeres con discapacidad, el panorama pinta aún peor. En palabras de la asociación Harresiak Apurtuz, una ONG de apoyo a los inmigrantes en Euskadi, su “condición” las lleva a poner el acento en todas las restricciones que “condicionan” sus vidas, sus trabajos, su arraigo y su derecho a decidir.

Se detecta un cuadro

“Las más de 72.000 mujeres inmigrantes siguen trabajando por un reconocimiento justo del aporte que realizan”, y, además, “se enfrentan al patriarcado y a los obstáculos que les impiden ocupar espacios que hasta ahora están reservados a pocos”. Precisamente a este público va dirigido el tema Desde la más diversa igualdad, que la Diputación alavesa ha elegido este año para remarcar el valor de aquellas personas que padecen “mayores situaciones de marginación” respecto a los hombres con discapacidad y el resto de mujeres, puesto que en ellas confluyen al menos dos categorías “discriminantes”: sexo y discapacidad. Esas fueron las palabras que Javier de Andrés, diputado general, pronunció esta semana. De la misma manera, la Asociación de Mujeres Profesionales y Empresarias de Álava (Ampea), afirma que la situación de las mujeres inmigrantes ha mejorado “poco o nada.

La mujer que decide emprender es consciente de la merma de derechos a la que se enfrenta. No tiene derecho a reducciones de jornada o a conciliar la vida laboral con la familiar”, añade. En el ámbito social, el deporte es una de las disciplinas que mejor evidencian el problema, tal y como afirma la asociación feminista Lilaton Taldea, que desde hace 25 años se encarga de organizar un maratón en San Sebastián para hacer “visible” y reclamar el espacio de la mujer en el deporte. Marisa Sarria, miembro de este organismo, asegura que cada vez son más las mujeres que se animan a recorrer el circuito. “Este año somos 3.500 corredoras, 500 más que el año pasado”, asegura con orgullo. Por otro lado, para responder a estas injusticias desde el ámbito político, Emakunde y Gobierno vasco colaboran anualmente en la publicación de un Plan de Igualdad con el objetivo de que todas las instituciones y las administraciones públicas de Euskadi fomenten una serie de valores con la meta de “contribuir al paso de un modelo androcéntrico y machista, a uno igualitario y equivalente”.

Sin embargo, desde Ampea afirman que este tipo de iniciativas no son suficientemente "convenientes", ya que no van “acorde” con los “nuevos tiempos. No entendemos que [EMAKUNDE]defienda la profesionalización de mujeres en trabajos sub-representados y sin embargo luego no pueda atender la queja de una mujer que se encuentra discriminada profesionalmente”. Ante la posible ineficacia del brazo político, el conjunto de las asociaciones son las que verdaderamente se encargan de vociferar los derechos fundamentales a lo largo de todo el año. Una cascada de eventos se han sucedido durante este pasado fin de semana. Entre ellas, también una fiesta, la impulsada por el colegio Elizarán (San Sebastián) que, a través de la asociación Casa de las Mujeres, propuesto para celebrar el día una reunión de ocio que dio cabida a cualquier mujer.

Muchas asociaciones disponen de un trabajo todo el año de sensibilización

En ella se propició el debate de algunos temas como la polémica ley del aborto, que “antepone” los derechos del feto a los de las mujeres, y por ese motivo las madres deben reivindicar su “derecho a decidir”, argumenta Edurne, miembro de la Plataforma feminista de Gipuzkoa por el Derecho al Aborto. Según los datos que la organización ha facilitado a este periódico, nueve de cada diez mujeres que deciden interrumpir su embarazo lo hacen a conciencia, y el 97,7% de los abortos se practican en las primeras catorce semanas. A nivel estatal, el trabajo de concienciación en materia de igualdad parece estar bien cubierto por las instituciones públicas. Así, por ejemplo, según la estadística del Consejo General del Poder Judicial, el 78% de las mujeres españolas encuestadas conocen el teléfono 016, número de emergencia en caso de violencia de género. Porcentaje que contrasta con el 59% y 52% de Francia y Gran Bretaña, respectivamente. Son algunas de las estadísticas que corroboran que la ciudadanía española tiene la teoría bien aprendida, pero en la práctica aún queda un largo camino sonrojante por recorrer.

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