Fabra, el ‘presi’ mejor afeitado
Cuando el otro día vi al presidente de Las Cortes, Juan Cotino con principio de barba bíblica, por un momento pensé que se trataba de un homenaje a Chanquete
Poder presumir del Presidente Mejor Afeitado del Mapa Autonómico no crean ustedes que es una cosa baladí o secundaria. Ahora que a este lado del paraíso andamos en época de vacas flacas y no hay día que no nos levantemos con un sobresalto, con un apagón, con un corte -incluido el de mangas- del ministro Montoro o con una nueva trama de corrupción -a este paso hasta el brazo incorrupto de San Vicente dejará de serlo- esto es un malvivir diario. Vamos, que en vez de la tierra de las flores, de la luz y del amor del maestro Padilla, esto se parece cada vez más al Egipto faraónico de las Siete plagas bíblicas. Solo falta que el día menos pensado se descubra que la Ciudad de les Artes y las Ciencias padece de aluminosis.
Así que en este valle de lágrimas y de déficit que se ha convertido esta porción de tierra comprendida entre el Sènia y el Segura, por lo menos, podemos seguir presumiendo de una cosa que nadie nunca nos podrá despojar: De tener el Presidente mejor afeitado del territorio autonómico. Ahora que se habla tanto de la España asimétrica da gusto ver a nuestro presidente Fabra ejecutando cada día esa clase magistral de equilibrio y profundad facial a la hora del rasurado. Yo hasta lo propondría para la próxima campaña de Gillette Fusion junto con Roger Federer y Tiger Woods.
Por imaginármelo, ya me lo estoy viendo a punto de deslizar la super doble hoja de afeitar de la super-mega-maquinilla por su rostro mientras se interroga frente al espejo: “Espejo, espejito mágico: ¿sigo siendo el presidente mejor afeitado, más alto, más rubio, más elegante, y más educado de todos los presidentes autonómicos?". Antes, esta operación la realizaba con su coach pero como ha tenido que prescindir de sus servicios, ha pasado a hacerlo con el espejo del cuarto de baño mientras se aclara el brumoso horizonte.
Uno ya sabe que esto de la política es una merienda de negros y hay que estar a las duras y a las maduras, pero de ahí, a que te vayan achuchando un día sí y otro también y que la emprendan a mamporros con el coche oficial, todo tiene su límite. Y más cuando algunos de los airados de hoy son los mismos que ayer te ponían por las nubes o por las antenas parabólicas del Centro de Burjassot que viene a ser lo mismo. País Perplex que diría Josep-Vicent Marqués.
Francisco Camps, que también que estaba entre los mejor vestidos del mapa autonómico- en esto también podemos presumir- no tuvo que soportar tantos achuchones y desplantes. Es verdad que acabó en el banquillo, pero como el redentor, al tercer día resucitó y salió hecho una fina estampa con esa pinta de primer ministro del Reino alauita que también le sienta. Al lado de Camps y Fabra, don Alfonso Rus, a lo máximo que puede optar de momento es a un casting para L’Alqueria Blanca.
Esto de los looks de los políticos no hay quien lo entienda. Hasta hace unos años, estas cosas por ejemplo de la barba era patrimonio de los progres-socialistas-izquierdosos, y de un tiempo a esta parte la selecta clase conservadora y de derecha de toda la vida le ha encontrado gusto a la masa pilosa y ahí los tiene como un héroe mal afeitado del spaghetti western en cualquier acto oficial. Hasta el Presidente del Tribunal Constitucional, el señor Pérez de los Cobos, gracias a la barba se ha quitado algo esa cara de zampabollos que Dios le había dado. Cuando el otro día vi a nuestro presidente de Las Cortes, Juan Cotino con principio de barba bíblica, por un momento pensé que se trataba de un homenaje a Chanquete, el personaje que se llevó a la tumba el actor Antonio Ferrandis y dejó huérfanos a los televidentes de los primeros años ochenta.
Espero que el presidente Fabra no tenga un mal pensamiento ni un mal estilista que le aconseje y le dé un dia de estos por dejarse una barba PP-progre. A mí como me gusta, es que con esa super-face pulimentada y más brillante que el Ferrari de Fernando Alonso. Hasta le vendría bien un día de estos un pequeño corte matinal. Una tirita que le humanizara el rostro apergaminado.
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