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“La mala conciencia no se quita dando litros de leche”

Antonio Gómez, fundador de Madre Coraje, acaba de recibir el premio Estatal al Voluntariado

Jerez de la Frontera -
El fundador y presidente de Madre Coraje, Antonio Gómez, en su sede de Jerez.
El fundador y presidente de Madre Coraje, Antonio Gómez, en su sede de Jerez.eduardo ruiz

Antonio Gómez Moreno (Segovia, 1935) fundó la ONG Madre Coraje hace 22 años en Jerez, donde vive desde hace más de cuatro décadas. A este físico, ingeniero y extrabajador de los Astilleros de Puerto Real le cambió la vida en Perú. En 1991 fue invitado por la Unesco al país sudamericano como responsable de un centro de investigaciones siderúrgicas. Allí vio algo “tremendamente injusto”: cientos de niños rebuscaban comida entre las basuras. Conoció que la esperanza de vida de aquellos pequeños era de 12 años y que 200 menores de cinco años morían en Perú cada día. Un año más tarde, fue prejubilado en una de las crisis de los astilleros gaditanos y enfocó su vida al voluntariado. Creó Madre Coraje, una organización que hoy aglutina 24 delegaciones en España, 1.400 voluntarios y 87 trabajadores. Esta ONG envía cada año a Perú 400.000 kilos de ayuda humanitaria. Antonio Gómez ha recibido hace dos semanas de manos de la Princesa de Asturias el premio Estatal al Voluntariado en su categoría individual. Acaba de publicar un libro, La gratuidad desde mi experiencia de vida, agotado ya en su primera edición.

Pregunta. ¿Por qué ha escrito este libro? Quiere contar su vida, remover conciencias…

Respuesta. Quiero remover conciencias. Desde la experiencia de mi vida quiero que esta sociedad injusta despierte ante la invasión de un egoísmo que nos está adormeciendo. Quiero luchar con el arma de la gratuidad, el valor menos conocido. Lo opuesto a la gratuidad es el egoísmo, que es la causa de la marginación y el empobrecimiento. La mala conciencia no se quita dando un litro de leche. No hay solidaridad si no te complicas la vida.

P. Usted al tiempo muerto lo llama tiempo criminal...

R. Derrochamos dinero y, lo que es peor, nuestro tiempo sin ayudar a nadie. Si no utilizamos ese tiempo para salvar vidas, también somos responsables de las muertes. Es un tiempo criminal. Cuando das un minuto, das parte de tu vida.

P. Fundó Madre Coraje hace 22 años. ¿Cómo ha evolucionado la sociedad en este tiempo?

R. Occidente ha perdido el discurso del sentimiento para sustituirlo por el de la razón. Se ha esfumado lo que en Sudamérica llaman la matrística. Nos hemos dejado atrás una mitad del ser humano. Le voy a contar una anécdota. Una vez, en Venezuela, entré en un centro de trabajo buscando una turbina. Pregunté a un operario: ¿Dónde está tal pieza? Me contestó: Buenos días don Antonio ¿ha descansado usted bien? Me quedé hecho polvo. Tenemos que aprender mucho de estos países a los que llamamos empobrecidos.

P. ¿La crisis hace una sociedad más solidaria o más reacia a donar por la desconfianza en el futuro?

R. Voy a decir un disparate. La crisis nos ha venido muy bien desde un punto de vista moral. Estábamos en un mundo ficticio, viviendo por encima de nuestras posibilidades y al margen de las necesidades de los demás. Ahora somos más solidarios porque hemos sufrido en nuestras carnes la necesidad. Somos más sensibles.

P. La ciudadanía se ha dejado llevar, pero ¿es la responsable?

R. En absoluto. El problema es que, como siempre, los más débiles pagan los errores de los más fuertes. El egoísmo de las entidades bancarias, el afán por el dinero, ha ocasionado el empobrecimiento.

40 millones de euros en ayudas

La ONG Madre Coraje ha enviado a Perú desde sus orígenes en 1991 más de 300 contenedores de ayuda humanitaria. En total suman más de 40 millones de euros en bienes de primera necesidad como alimentos, medicinas, ropa, material escolar, jabón o juguetes. A esta ayuda se suman proyectos de desarrollo. El primero de ellos, en 1994, supuso el abastecimiento de agua en un remoto poblado del Perú andino. En España, la ONG ha organizado mercadillos en los que se pueden adquirir artículos básicos pagando un donativo simbólico que dignifica a quien los compra. También se han habilitado huertos trabajados por voluntarios para surtir a comedores sociales. Madre Coraje tiene su sede en Jerez y 24 delegaciones, siete de ellas en Andalucía.

P. Según el último informe de Cáritas, 2,6 millones de andaluces viven bajo el umbral de la pobreza y el 17% llega a final de mes con mucha dificultad. ¿Qué opina de la iniciativa del vicepresidente Valderas de garantizar por decreto la luz y el agua a personas en riesgo de exclusión social?

R. Los gobiernos tienen responsabilidad en el empobrecimiento y ahora responden ante las personas más desfavorecidas. Si la derecha ha favorecido el salvaje capitalismo que tenemos, la izquierda ha perdido su sentido por haber olvidado los valores del ser humano y haberse inclinado por el valor del dinero.

P. ¿Y sobre la medida?

R. A mí no me gusta. Lo que hay que procurar es enseñar a pescar y no dar pescado. Estamos acostumbrados a resolver los problemas dando pescado. Lo que los empobrecidos necesitan es ser actores de su desarrollo y su bienestar.

P. Tras la catástrofe de Filipinas, una encuesta de un diario francés revelaba que la población no estaba dispuesta a enviar ayuda humanitaria a kilómetros de distancia cuando la necesidad asoma a la puerta. La mayor parte de la labor de Madre Coraje es en Perú y ahora están trabajando en Mozambique. ¿Les está costando más recaudar fondos?

R. Sí, es injusto. Por razones de justicia se debe ayudar más al más necesitado, aunque esté más alejado, que al menos necesitado, aunque esté más cerca de nosotros. Es una injusticia que la cooperación para el desarrollo haya recortado las ayudas a los más empobrecidos en beneficio de los más cercanos. Debemos ayudar por razones de justicia no de cercanía.

P. ¿Cómo afectan los recortes a la ONG que usted preside?

R. Nos ha afectado mucho menos que a otras ONG que han desaparecido por los recortes. Solo el 15% de nuestro presupuesto procede de Administraciones públicas. Nos ha afectado, claro, pero menos que a otros injustamente desaparecidos.

P. ¿Cómo están financiando el envío de contenedores de ayuda humanitaria?

R. Reutilizamos. Convertimos el aceite usado en jabón; vendemos el aceite usado y contaminante a la fabricación de biodiésel. Con estos recursos mandamos a Perú un mínimo de 24 contenedores al año, más de 400.000 kilos de ayuda humanitaria y financiamos 20 proyectos de desarrollo sostenido en zonas de campesinos.

P. En la solidaridad, ¿hay diferencias por clases sociales?

R. Sí, se nota mucha diferencia. Los que más tienen no son los que más dan. El motivo es que todavía no han sentido el sufrimiento de la falta de lo más necesario. Hay más solidaridad en las capas sociales más bajas.

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