El cantautor del silencio
Jabier Muguruza, que hoy presenta su disco en la sala Galileo, huye de lo enfático: “La intención es sugerir”
El hablar pausado, preciso y afable de Jabier Muguruza (Irún, 1960) guarda mucha relación con su obra como cantautor, música serenamente dulce, de instrumentación minuciosa pero esencial, en la que el silencio actúa como un componente más junto a su voz y el piano de Mikel Azpiroz. “Vengo desarrollando en estos 20 años un concepto que consiste, en lo musical, en la desnudez”, dice Muguruza: “No hay grandes formaciones ni instrumentos tocando todo el rato. Y en las letras, además de una opción lingüística muy clara por el euskera (aunque no me cierro a cantar en otras lenguas como el castellano, mi lengua materna), hay una intención de sugerir, dando una mirada poco enfática”.
No es casual que el irundarra hable de la cifra redonda de los 20 años, que celebra sin alharacas y con una pizca de guasa en el título de Beste hogei (Otros veinte, en euskera), un nuevo álbum que hoy presenta en la sala Galileo en compañía del cantautor extremeño Pablo Guerrero. “Estoy contento de que mis 12 discos tengan cierta coherencia y den valiosa información sobre mi manera de colocarme en el mundo”, cuenta a modo de balance: “Y los escritores que colaboran en el disco tienen una mirada similar”.
Muguruza musica en Beste hogei textos de escritores como Bernardo Atxaga, Iñaki Irazu o Lourdes Oñederra. A la pregunta de si eso, trabajar con letras ajenas, significa desterrar parte de la vanidad del artista, el cantautor responde desde una perspectiva práctica: “Los escritores a los que recurro aportan una variedad a la que yo no podría llegar”. Para este álbum, Muguruza les pidió a algunos de ellos que aludieran a lo que él denomina como “esta situación insoportable que estamos viviendo”, y así surgieron canciones como Errua nirea da (La culpa es toda mía), en la que José Luis Padrón pervierte de manera hermosa la odiosa expresión “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. “¿Cómo se puede asumir esa mochila de culpa con lo que estamos viendo?”, se pregunta. “Esta vez sí les di algunas indicaciones en este sentido, pero sin querer que el resultado fuera muy enfático, la consigna no es mi terreno”.
Parte de un trío de hermanos clave en la música vasca de los últimos 30 años (sus hermanos menores Fermin e Iñigo crearon grupos como Kortatu o Negu Gorriak), Jabier resalta la parte subconsciente que entra en juego en la creación musical. Un ejemplo: “Yo escuchaba de niño en mi casa a Julio Iglesias, mi padre incluso nos llevó a los hermanos a verle actuar en Irún, y probablemente eso me haya influido, igual tanto como Lou Reed, al que he escuchado mucho de mayor. Pero uno no controla sus influencias”.
Muguruza califica la actuación de esta noche como especial. Y no porque vaya a arrancarse con una versión de La vida sigue igual, sino por tres razones que quiere explicar para no quedarse en el tópico: “Por un lado, es la primera vez que un disco mío se estrena en Madrid, y siempre es importante la presentación. Luego, el hecho de que esté Pablo [Guerrero], con el que hace unos años que colaboro, y es una gozada compartir el concierto con él. Y se da una tercera circunstancia, una ausencia que va a estar muy presente, la de Nacho Sáenz de Tejada [El músico y periodista, fallecido el pasado 20 de octubre, era acompañante habitual de Guerrero a la guitarra]”. Al final del concierto, probablemente se repita en boca del público primerizo un comentario que al cantautor le agrada: “Fuera del País Vasco mucha gente me dice: 'Pensábamos que el euskera era una lengua muy dura, y qué dulce suena'. Y eso me gusta”.
Jabier Muguruza y Pablo Guerrero actúan esta noche a las 21:30 en Galileo (c/ Galileo, 100). La entrada cuestan 15 euros.
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