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el pacto económico

Urkullu se garantiza su reforma fiscal tras sumarse el PP al pacto con el PSE

El ‘lehendakari’ viaja este martes a Estados Unidos con su perfil pactista más reforzado

Javier de Andrés, este lunes en la sede del PP en Vitoria
Javier de Andrés, este lunes en la sede del PP en VitoriaL. RICO

El lehendakari, Iñigo Urkullu, se aleja este martes de Euskadi en su primer viaje fuera de Europa como jefe del Ejecutivo vasco rumbo a EE UU, con el frente económico, el que desde el primer minuto ha fijado como su objetivo, despejado en lo que a la política se refiere. Lo hace después de asegurarse, un día antes, que la reforma fiscal pactada por su partido y el PSE se materialice en las tres provincias vascas gracias al apoyo del PP, que aportará los votos que faltaban a nacionalistas y socialistas en Gipuzkoa y Álava a cambio de pequeñas modificaciones que no cambian en lo sustancial ni en la filosofía el pacto. El acuerdo a tres, con PNV, PSE y PP, es un nuevo hito en los acuerdos de Euskadi que garantiza que las tres provincias vascas cuenten con la misma fiscalidad.

Los socialistas aseguran que solo se introducen "matices" en lo ya acordado

El arranque del curso ha sido dulce para un lehendakari cuyo mandato se ha visto caracterizado en sus primeros nueve meses por los duros golpes de su minoría, como el de la retirada de unos presupuestos abocados a la devolución por parte del Parlamento debido a la postura contraria de toda la oposición. En tan solo un mes, el panorama ha cambiado sustancialmente. Su minoría se vio atenuada a mediados de septiembre al firmar un acuerdo socioeconómico con el PSE. También logró blindar la atención sanitaria de la Rioja Alavesa con La Rioja —a cambio de prestar más especialidades a los riojanos— y de paso consiguió la foto que ningún otro lehendakari: la imagen con un apaciguado presidente riojano, Pedro Sanz, históricamente muy crítico con el Gobierno vasco, en la residencia oficial de Urkullu, Ajuria Enea.

A la paz con la comunidad vecina le siguió la semana pasada un acuerdo con las tres diputaciones de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava —dirigidas por PNV, Bildu y PP, respectivamente— para repartir el nuevo objetivo de déficit y realizar nuevas inversiones, el capítulo más dañado por los recortes. Ayer, en vísperas de su viaje, consiguió de la mano del PP de Arantza Quiroga, muy afanado en sumarse al acuerdo, los votos suficientes para materializar la reforma fiscal que aportará más recursos a las arcas públicas.

Los cambios se centran en rentas del ahorro y deducciones por vivienda y en el Impuesto de Sociedades

Aunque todos los firmantes lo niegan, la realidad es que el clima de “entendimiento” que impera entre los firmantes allana el camino para aprobar los presupuestos en una comunidad autónoma en la que todas las principales instituciones están gobernadas en minoría —salvo el Ayuntamiento de Bilbao—. Es lo que ha buscado el lehendakari, que en su traje del jefe del Ejecutivo ha reclamado dar “estabilidad institucional” a todas las instituciones vascas. Ayer mismo aseguró, en un acto en honor del primer lehendakari, José Antonio Agirre, nombrado en 1936, que es preciso dar continuidad a su filosofía, que le permitió “formar y dirigir un Gobierno vasco de unidad en los momentos más difíciles de nuestra historia” y apostó por el “acuerdo institucional como herramienta para lograr los objetivos de la nación vasca”.

Con el debate soberanista que Urkullu ha dejado convenientemente en manos de un PNV sin muchas prisas por impulsarlo, el lehendakari presentará a senadores, congresistas y académicos en Washington y Nueva York el modelo Euskadi en su nueva etapa en paz, tal y como resaltan sus colaboradores, cuando se cumplen dos años del cese de ETA —que pilló a su predecesor precisamente en EE UU—.

Un proceso de paz y convivencia que la comunidad autónoma está aún lejos de contagiarse de esos acuerdos transversales que sí ha logrado su clase política en materia económica. El plan de paz del Ejecutivo ha logrado poner de acuerdo a la oposición porque todos están en contra. La ponencia de paz del Parlamento, que ya solo defienden el PNV y el lehendakari, se encuentra congelada con el único apoyo de EH Bildu. Y la izquierda abertzale ha exhibido este pasado fin de semana, tras la operación policial contra el colectivo de apoyo a los presos Herrira, su fuerza en la calle con una manifestación en Bilbao.

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