El Born también hace aguas
Unos operarios tienen que colocar silicona para impedir que la lluvia afecte a los restos arqueológicos
La fuerte tromba de agua que cayó sobre Barcelona a comienzos de junio convirtió la cubierta destinada a acoger el Mercado de los Encantes en una cascada pocos días antes de su inauguración prevista para el 19 de junio. La lluvia que puso en evidencia fallos de construcción de tal calibre que obligó a posponer su inauguración hasta septiembre y obligó a invertir 240.000 euros más en la obra, también afectó al antiguo mercado del Born mojando los restos arqueológicos de la Barcelona del siglo XVIII.
Como ha ocurrido en diferentes momentos de la historia de la ciudad, la lluvia es el mayor test para saber si un edificio está bien o mal construido. Pasó en 1989 con el Estadio Olímpico de Montjuïc, el día de la inauguración de los campeonatos mundiales de atletismo. Siguió en 1999 con el viaducto de la plaza de Cerdà. Y continúa pasando. A comienzos de junio, la lluvia que descargó sobre la ciudad puso en evidencia que la reforma de la estructura metálica del Born, concluida apenas hace seis meses, tenía sus puntos débiles.
En pocos pero intensos minutos de lluvia, el agua consiguió colarse por las aperturas que existen en gran parte de la estructura, en concreto en las zonas triangulares metálicas situadas sobre las lamas de cristal del cimborrio que corona el edificio y del octógono central. La violencia de la tormenta, que aportó más de 50 litros por metro cuadrado en apenas diez minutos, llevó a que el agua cayera en el interior del Born y afectara a los restos arqueológicos de la ciudad arrasada: unas 50 casas y palacios del siglo XVIII.
Para poner solución, desde comienzos de julio, cuatro operarios, colgados de cuerdas y armados con pistolas de silicona, están fijando unas estructuras triangulares transparentes para evitar que el agua siga entrando en el interior, además de sellando las juntas entre las estructuras metálicas. Desde el Ayuntamiento de Barcelona minimizan la actuación y aseguran que es “la normal en la puesta a punto del edificio”, y aseguran que el Born es un edificio abierto, no estanco, y que su grado de protección patrimonial exige mantener la estructura original, concebida para ser mercado. “Efectivamente, cuando llueve mucho, se producen salpicaduras en el interior”, reconocen, pero aseguran que no es grave y que están controlados. Estas mismas fuentes defienden que las cuatro naves en las que se instalarán las exposiciones temporales y permanentes que se inaugurarán el próximo 9 de septiembre, así como la zona polivalente para actividades y la zona de recepción y restauración, están “perfectamente climatizadas y selladas y son totalmente herméticas”.
A nadie se le escapa, y las imágenes dan crédito de ello, que la actuación se ha tenido que improvisar y que el efecto que podrían provocar estas aberturas se minimizaron durante los complejos trabajos de restauración de la estructura metálica creada por Fontseré en 1876.
Durante dos años y medio un andamio ocupó el interior del edificio que quedó convertido en una especie de bosque metálico y permitió, por primera vez, acceder a la estructura original de Fontseré.
Durante este tiempo se sustituyó el 25% de las piezas de forja que estaban en mal estado, entre ellas 12 pilares completos y toda la teja del tejado, tras valorar el equipo de arquitectos que no había que conservarla al no ser la original, sino la que colocó en una reforma de 1983. Los trabajos encarecieron el proyecto y lo ralentizaron retardando, una vez más, la inauguración del centro.
En estos trabajos no se tuvo en cuenta estas aberturas y ahora, siete meses después de haber entregado la obra, y a toda prisa, cuatro operarios recorren el tejado exterior colgados de cuerdas y tapando las posibles entradas de aguas. Los trabajos tendrán que estar acabados a mitad de la semana próxima, cuando está previsto presentar el nuevo equipamiento acabado, con museografía incluida, a los medios de comunicación.
El Born Centre Cultural ha costado 74,6 millones de euros
Después de 30 años cerrado al público, 12 de obras y 74,6 millones de euros de inversión total, el próximo 9 de septiembre, cuando el viejo mercado de abastos abra sus puertas de nuevo lo hará convertido en el Centro Cultural del Born, en el que se explicará la Barcelona del siglo XVIII. También será el epicentro de la mayoría de actividades que Ayuntamiento y Generalitat han programado para conmemorar el Tricentenario de 1714, la derrota catalana frente a las tropas borbónicas de Felipe V. "La zona cero de los catalanes", según el primer director del Born, Quim Torra, por similitud con el lugar en el que los americanos sufrieron en 2001 el mayor ataque de la historia.
Para esta celebración las dos administraciones gobernadas por CiU han destinado un total de 3,4 millones de euros.
Esta misma semana Jaume Ciurana en la comisión de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona presentó los números definitivos del coste del Born Centre Cultural. Ni 80, ni 90, ni 100 millones euros, como se ha asegurado a lo largo de los años. Según explicó Ciurana, el equipamiento ha costado 74.625.027 millones de euros (16,8 los ha aportado el ICUB, 55,7 la empresa Barcelona de Infraestructuras Municipales (BIMSA) y 2,1 Barcelona de Servicios Municipales (BSM), tras conseguir bajar diez millones la licitación y la adjudicación de la obra.
Del total, 68.913.153 millones se han destinado a obras, a la museografía (5,1 millones) y los trabajos arqueológicos previos, mientras que 5,7 millones se emplean para urbanizar el entorno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.