El nuevo marco económico de Rajoy permitirá a Urkullu limar los recortes

La amarga derrota en materia presupuestaria para el Gobierno, que ayer reconocía su “frustración” a través del portavoz del PNV, Joseba Egibar, recibió ayer un balón de oxígeno por parte del Gobierno central en materia de flexibilización de déficit. El Consejo de Ministros aprobó un nuevo cuadro macroeconómico que relajará el límite de déficit para las comunidades autónomas del 0,7% actual al 1,2%, a falta de la confirmación europea (no llegará hasta finales de mayo) y del reparto que el Ejecutivo central haga con los autonómicos.

 Es un balón de oxígeno que fuentes del Departamento de Hacienda acogían ayer como una buena noticia pero también con la cautela que requiere el hecho de no contar aún con el visto bueno definitivo de Bruselas. En cifras, supondría 325 millones de euros más de margen para Euskadi, en caso de que en la comisión mixta de Concierto Económico el Gobierno central y el vasco decidan que Euskadi sitúe su límite en el porcentaje que baraja el Gobierno central.

Y, en la práctica, esto permitiría un mayor margen para gastar en un año especialmente complicado para las arcas públicas. Lo haría, por un lado, dando cobijo a los hipotéticos ingresos añadidos que lleguen este año gracias a cambios tributarios en el área de los impuestos energéticos o de juego y en el de la actualización de balances de empresas. Son modificaciones que se han puesto en marcha este año y cuya incidencia en la recaudación se verá en el Consejo vasco de Finanzas de octubre.

Relajar el déficit al 1,2% supondría un margen de 325 millones más

Por otro lado, ese nuevo margen permitiría al Gobierno endeudarse más, una segunda opción de la que el PNV siempre ha renegado, con duras críticas al PSE cuando este gobernaba, ya que el equipo de Patxi López apostó por esta vía para garantizar servicios. La cifra inicial es similar a la que los socialistas planteaban en su enmienda a la totalidad a los presupuestos —del 1,1%, 260 millones—.

Fuentes de la Lehendakaritza insistieron a este periódico que no cuentan con datos oficiales y que permanecen a la espera de conocer el nuevo límite para tomar decisiones. Los mismos portavoces señalaban en el día después de la retirada de las primeras cuentas de Iñigo Urkullu que en la agenda a corto plazo del Ejecutivo se encuentra la gestión de la prórroga, la cuarta en la historia de Euskadi, para adaptarla a su proyecto y la puesta en marcha de las “diez o doce” medidas que recoge su cronograma para las próximas fechas. Todo ello pese a lo “urgente” que el PSE considera que es alcanzar acuerdos para realizar reformas en áreas como la fiscalidad.

El PSE insiste en que es “urgente” realizar reformas consensuadas

“Ahora toca gobernar”, resaltaron desde el Gobierno, después de una jornada en la que volvieron a recibir duras críticas por parte de la oposición, que no dejó pasar la ocasión de censurar el papel que ha jugado el Gobierno en la negociación presupuestaria, pese a que el pleno previsto se suspendió a última hora ante la decisión de retirar el proyecto —tan precipitada que nadie avisó a los dos despistados furgones de la Ertzaintza que a primera hora de la mañana se apostaron a las puertas del Parlamento repitiendo el dispositivo de seguridad habitual para las sesiones plenarias—.

López, que aclaró que su oferta no implica necesariamente el convertir al PSE en el “socio preferente” del Gobierno, aseguró que el Ejecutivo no ha querido negociar y que la actitud de su sucesor es una “renuncia manifiesta a hacer frente a la crisis” y el resultado de sus presupuestos un “fracaso”. Junto a su mano tendida a acuerdos a los que también aludió el portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, durante la jornada anterior, López reconoció que las relaciones entre el PNV y el PSE son “manifiestamente mejorables”.

López indicó que los grandes acuerdos pasan primero por la fiscalidad y el fraude, pero reconoció que no tienen fecha para convocar el grupo de trabajo que ambos partidos crearon para avanzar en esta materia, un grupo que lleva más de un mes sin reunirse.