Confebask se aferra a la reforma laboral y la rebaja fiscal para superar la crisis

Tomados de uno en uno, los datos sobre el impacto de la crisis en Euskadi que figuran en la viñeta adjunta preocupan; puestos en fila, aterran. Con la solemnidad de las grandes ocasiones, la cúpula al completo del empresariado vasco ha comparecido en Bilbao para lanzar un mensaje nítido: Euskadi atraviesa la peor situación económica de la historia actual de la que solo se podrá salir si las empresas tienen apoyo. Y aquí la patronal se aferra a dos principios: la defensa de la reforma laboral más contestada por los sindicatos y un rechazo frontal a que se eleve la presión fiscal sobre las compañías. Un aviso —“las empresas difícilmente pueden soportar más cargas”— que llega cuando partidos e instituciones abordan ya el diseño de una reforma tributaria que eleve los recursos de las Administraciones.

Apenas 48 días después de que presentase un panorama ya enormemente sombrío para la economía vasca, el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, ha vuelto a ponerse ante los micrófonos para pormenorizar con cifras un mensaje que rebasa lo desolador: el tejido industrial y productivo vasco “se está muriendo” y su agonía resulta cada vez más acelerada.

“No supone ningún victimismo, sino constatar una serie de realidades”, ha defendido Lujua, flanqueado para reforzar la proyección de sus palabras por los presidentes de las tres patronales territoriales —José María Vázquez Eguskiza, de la vizcaína Cebek; Peio Guibelalde, de la guipuzcoana Adegi, y Pascal Gómez, del SEA— y su número dos en Confebask, Nuria López de Guereñu.

Realidades como que la crisis se ha llevado por delante casi 6.900 empresas desde que empezara a profundizarse en mayo de 2008 y hasta el pasado enero. Cuando Lujua hizo en diciembre balance de 2012 y planteó las oscuras previsiones de ese año, esa misma estadística que ofreció para ejemplificar lo profundo de la crisis se quedaba en 6.100 firmas menos. Así que enero de 2013 se ha convertido en “el peor mes de la crisis”, con 639 empresas desaparecidas.

Ello supone —otras cifras de la sangría— más de 20 compañías de media que han echado el cierre cada día de ese mes, domingos y festivos incluidos, o más de la tercera parte de todas las que se perdieron el año pasado, que ya fue el peor de la crisis en este terreno.

Desde hace más de una década (septiembre de 2001), nunca había habido tan pocas compañías compitiendo en Euskadi. Y menos empresas supone menos empleo, menos ingresos públicos, menos Estado del bienestar y un riesgo para las pensiones, remarca la patronal.

¿Soluciones? Lujua no ha aludido esta vez a la hucha de 600 millones para reactivar la economía vasca con dinero del ahorro privado que defendió en diciembre. El Gobierno está estudiando esta fórmula con los gestores de las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV, los particulares fondos de pensiones vascos).

El presidente de Confebask —y su homólogo vizcaíno, quien también ha intervenido en esta parte— se ha aferrado al guión del liberalismo económico que ha teñido en los últimos tiempos muchas propuestas de la patronal.

Primero, cuestionar a unos sindicatos que están, en la visión de los patronos, bloqueando una negociación colectiva que debería servir para mejorar la competitividad. Un bloqueo de las centrales para que no se aplique en la revisión de los convenios apartados de la reforma laboral como el final de la ultraactividad (prórroga automática). “No vamos a firmar convenios diciendo que la ley no se aplica. No lo vamos a hacer”, ha enfatizado Lujua.

Lujua recalca que el tejido industrial y productivo vasco “se está muriendo”

A renglón seguido, ha marcado un plazo para el acuerdo: antes de principios de abril se debe saber si es factible un consenso con las centrales pues en julio se agota el plazo de la negociación. En riesgo están, advierte, casi 500 convenios que afectan a más de 359.000 trabajadores vascos.

De nuevo ha defendido el empresariado el que ha convertido en uno de sus lemas: no es la reforma laboral, sino la crisis la causa del aumento del desempleo.

Y, segundo, menos impuestos. Con la reforma fiscal ya en la mesa de debate, Confebask repite que las empresas españolas pagan más impuestos y más cotizaciones sociales que la media europea.

Con la vista puesta en el Gobierno y las Diputaciones, Lujua ha reclamado una fiscalidad que limite el “afán recaudatorio” de las instituciones. Salvar empresas y no penalizarlas con tributos, defiende. Como ha rematado Vázquez Eguskiza, tras pedir un “enorme” pacto laboral: “O entre todos creamos un ambiente que favorezca otra vez la inversión en Euskadi o no salimos”.