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Con la Iglesia hemos topado

Pulso entre el Ayuntamiento de La Font de la Figuera y el cura del pueblo

Miquel Alberola
El sacerdote Lisardo Castelló durante una misa en la iglesia de La Font de la Figuera.
El sacerdote Lisardo Castelló durante una misa en la iglesia de La Font de la Figuera. FIDEL PLA

El municipio de La Font de la Figuera cumple 700 años y lo celebra, pero en dos frentes: uno civil y otro religioso. Sin interacción posible. Las relaciones entre el Ayuntamiento y el representante de la Iglesia en el municipio no son tan fluidas como lo fueron en los anteriores mandatos, cuando el PP barría. Ahora gobierna una coalición entre el PSPV y Compromís y el día en que el nuevo Consistorio modificó el protocolo religioso para no acudir a todas las procesiones, sino a las más representativas (y que, además, solo hubiera una comitiva de electos) se abrió una brecha con el cura, Lisardo Castelló (Cocentaina, 1961). Esta decisión apeaba del séquito al sargento comandante de la Guardia Civil.

La reacción del cura párroco no se hizo esperar. Para las fiestas patronales, en septiembre de 2011, nombró al sargento presidente de todas las cofradías, con lo cual le garantizaba una presencia destacada en la procesión, y le entregó la Medalla de la Parroquia. En la procesión el sargento desfiló con media docena de agentes, ubicados entre el cura y los miembros del Ayuntamiento. Y la cosa fue a más: en la procesión de 2012 desfilaron 13 números de la Guardia Civil. El pulso entre el cura y los representantes del municipio ha ido ganando intensidad. Mientras el Ayuntamiento preparaba la celebración del 700 aniversario del municipio, Lisardo Castelló se anticipó y presentó su programa, plagado de actos en memoria de gran parte del santoral, pero también con una destacada presencia de la Guardia Civil, algo que sorprende a no pocos fieles. El vínculo se lo proporcionó el centenario de la Virgen del Pilar, patrona del cuerpo, acogiendo el centenario de su proclamación como un hecho más de la efeméride local.

Dentro de la sucesión de actos de su amplio programa, los pasados 11 y 12 de octubre, coincidiendo con el 14 aniversario de la llegada de Lisardo Castelló al pueblo, la iglesia de La Font de la Figuera vivió intensos momentos de exaltación de la Guardia Civil, con un inequívoco aroma retrospectivo de comunión total entre la Iglesia y el Estado. Asimismo, ayer sábado se celebró en la propia iglesia, precediendo a una misa, una conferencia del general de brigada retirado José Fayos Biosca, hijo del pueblo que fue cajero pagador dependiente del servicio de Gestión Económica de la Guardia Civil en los turbulentos días de Luis Roldán. Además, el cura organizó una controvertida exhibición de materiales y equipos utilizados por la Guardia Civil en la plaza Mayor, para la que tuvo que solicitar permiso el propio sargento, según han confirmado fuentes municipales.

El consistorio cambió el protocolo para no asistir a las procesiones

Las abundantes y costosas tarjetas y prospectos que reparte la parroquia sobre la conmemoración presentan, asimismo, una apariencia pública, lo que según fuentes municipales no esconde un intento de patrimonialización del aniversario frente al Ayuntamiento. Con el escudo municipal y con un sello a modo de logotipo oficioso que añade a los siete siglos la leyenda “d’un poble cristià, un poble de tots” (de un pueblo cristiano, un pueblo de todos), se explica en la presentación marcando el territorio: “Como saben, fueron 40 cristianos quienes, por deseo de D. Gonzalo García, fundaron el pueblo para vivir y pervivir según las leyes de la civilización cristiana”.

El portavoz del Ayuntamiento, Vicent Muñoz Jordà (Compromís), declinó comentar esta situación y remitió al alcalde, Vicent Belda (PSPV). Belda, por su parte, admite la “falta de entendimiento” entre el Ayuntamiento y el cura en los actos del 700 aniversario: “La iglesia ha hecho una programación y nosotros otra. El problema es que algunos actos se solapan”. “Es una cosa muy delicada y no queremos enredarla más”. Otras fuentes refieren que el Ayuntamiento celebró una reunión con el cura para propiciar un acercamiento en la programación, pero se cerró sin acuerdo. También apuntan que el cura, a modo de contraprogramación, atrajo para sus actos a un grupo local de teatro que ya había apalabrado una representación con el Ayuntamiento con motivo del aniversario.

El alcalde considera que las agrias relaciones entre el Ayuntamiento y el cura “son las lógicas”, como consecuencia de “una acumulación de detalles”. Uno de los asuntos que la jalonan tiene su origen en unas obras sin licencia en la Iglesia de la Natividad. Tras el apercibimiento, el cura pidió una licencia para “arreglar unas humedades” y prosiguieron los trabajos hasta que la Dirección General de Patrimonio los paralizó tras comprobar que se había vaciado la cripta y se había reducido el muro original de la iglesia. “Se hubiese podido hundir el altar y caer el retablo de Juan de Juanes”, explica una fuente municipal. El abismo entre el Ayuntamiento y el cura cada día también se hunde un poco más. Lisardo Castelló no atendió a las reiteradas llamadas realizadas por este periódico a su parroquia.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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