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El Ayuntamiento de Alzira embarga 2,6 millones a una filial de Bankia

El juez obliga a CISA 2011 a abonar las cuotas de urbanización del PAI Sector Vilella 1

Joaquín Gil

El Ayuntamiento de Alzira, que gobierna la popular Elena Bastidas, anunció ayer el embargo de 2,6 millones de euros a CISA 2011, una sociedad inmobiliaria controlada por el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de la nacionalizada Bankia.

El embargo de las cuentas en cuatro entidades bancarias se conoció ayer pero fue ordenado el pasado día 23 de noviembre. Se produce después de que el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número dos de Valencia desestimase hace dos semanas la paralización del procedimiento que pidió CISA 2011.

La justicia obligó a la sociedad a abonar al Ayuntamiento de Alzira las cuotas de urbanización del PAI Sector Vilella 1, según confirmó ayer el concejal de Economía y Hacienda de la ciudad, Enrique Lahuerta, que asegura que en los próximos días la tesorería municipal conocería la solvencia real de la sociedad inmobiliaria. “En breve sabremos si CISA 2011 dispone de la cantidad reclamada en sus cuentas”, remarcó ayer Lahuerta. Si la firma carece de fondos para sufragar los 2,6 millones, el Ayuntamiento iniciará el trámite para embargar su patrimonio, según el edil.

La filial de Bankia había recurrido contra el Ayuntamiento al entender que las citadas cuotas no le correspondían, ya que fueron contraídas por su antecesora, CISA Cartera de Inmuebles, exfilial de Bancaja que adquirió las obras del centro comercial Vilella 2003 cuando estaban ejecutadas en un 30% y una vez que la antigua caja había cortado el grifo de la financiación. Para entonces, Bancaja había concedido en créditos 30 de los 100 millones necesarios para ejecutar la infraestructura.

La entidad financiera quiere colaborar con el Ayuntamiento

La resolución que insta al pago a la filial de Bankia al Ayuntamiento de Alzira asegura que se trata de un litigio económico, cuyos daños son cuantificables, y que “debe primar el interés general del desarrollo urbanístico del municipio frente al particular”. La decisión, asimismo, obliga a CISA 2011 al desembolso de 2,2 millones de euros en concepto de cuotas y 400.000 en recargos por no abonar en el plazo voluntario, que concluyó en julio. El dinero embargado se destinará a compensar a los expromotores del Centro Comercial (2,2) y al Ayuntamiento (400.000 euros).

“Es una vergüenza que la filial de una entidad nacionalizada como Bankia se resistiese inicialmente a pagar al Ayuntamiento de Alzira”, explicó un portavoz de Ramón García Lacasa, administrador del centro comercial Vilella, una infraestructura concebida para crear 2.000 empleos que permanece paralizada desde hace cuatro años cuando Bancaja le retiró la financiación.

Los expromotores del complejo, que se sienten víctimas de las “malas prácticas”, acusan a los principales responsables de la antigua institución financiera de incumplir sus estatutos. “Bancaja debía comprometerse a respaldar a empresas de la Comunidad Valenciana e incentivar la generación de empleo y no a invertir en proyectos en México o Rumanía”, concluye el portavoz de García.

Fuentes de Bankia enmarcaron ayer la negativa inicial de CISA 2011 a pagar las cuotas urbanísticas al Ayuntamiento de Alzira del centro comercial Vilella con el origen del compromiso financiero. “Se trataba de una deuda heredada de Bancaja, pero tenemos intención de cumplir con los requerimientos de las Administraciones”, explicó un portavoz, que añadió que la sociedad inmobiliaria pretende “colaborar” con el Ayuntamiento de Alzira.

Treinta millones en el aire

Se concibió hace 13 años como un revulsivo de la economía local, capaz de crear 2.000 empleos, atraer a dos millones de clientes y reactivar el tejido comercial de La Ribera Alta. Pero la suerte del centro comercial Vilella de Alzira se frustró en 2008, cuando la crisis comenzó a mostrar sus primeros síntomas en el sector inmobiliario. Y Bancaja decidió cortar el grifo a este ambicioso proyecto tras conceder en créditos 30 de los 100 millones necesarios para levantar un complejo de 120.000 metros cuadrados del que ahora solo queda un esqueleto metálico, que encarna el fracaso. “Nos renovaban los préstamos sin los certificados de obras. Así funcionaba todo”, recuerda un portavoz del administrador, Ramón García Lacasa.

Bancaja adquirió en 2008 el centro comercial Vilella a cambio de la deuda de los acreedores. Y desde entonces, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de la nacionalizada Bankia, controla el proyecto a través de su filial inmobiliaria CISA 2011. Esta circunstancia, unida al desplome inmobiliario, llevan a los promotores iniciales a desconfiar en su viabilidad a medio y largo plazo. “Es probable que [LA OBRA]permanezca paralizada durante muchos años, como mínimo hasta después de la crisis”, apunta un abogado que ha seguido el desarrollo de la idea desde su gestación.

El centro comercial Vilella de Alzira fue concebido para albergar 150 tiendas, entre las que estaba previsto que recalasen varias firmas del grupo Inditex o El Corte Inglés (Supercor). Sus promotores iniciales recuerdan que habían comercializado el 80% de los locales cuando recibieron la noticia de que Bancaja cortaba el crédito. Preveían instalar en el espacio una pista de karts diseñada por Carlos Sainz y un Museo de las Artes Audiovisuales (MUAA). Según recuerda un portavoz, la empresa desembolsó 80.000 euros como señal para acoger una exposición del director Stanley Kubrick. El centro comercial Vilella, que se presentó como "pionero en la Comunidad", tenía previsto abrir en septiembre de 2009.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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