Un gestor vasco para Obama
El consejero Rafael Bengoa ayudará a implantar la reforma sanitaria en EE UU
Un gestor sanitario centrado en traducirla sanidad al idioma de los enfermos con dolencias incurables como clave para la sostenibilidad del sistema. Rafael Bengoa, consejero vasco de Sanidad en funciones y experto de reconocido prestigio a nivel internacional, pasará de encabezar la sanidad vasca como uno de los grandes fichajes independientes en el Ejecutivo socialista de Patxi López a asesorar a uno de los grupos de trabajo que implantarán la reforma sanitaria de Barack Obama. Se trata de la segunda incursión de este experto en gestión sanitaria en la Administración estadounidense, con la que también colaboró durante la etapa de Bill Clinton.
Su “sana ironía”, con un humor casi británico, a la hora de afrontar rompecabezas sanitarios y una clara visión de la sanidad del futuro, según quienes le conocen bien, le han llevado a ser un experto en reformas en este sector al que siguen la pista desde Chile hasta el norte de Europa. Hijo del también médico José María Bengoa, miembro del primer Gobierno vasco, el actual consejero fue uno de los padres del Servicio vasco de Salud con el PNV en el Gobierno, y ahora es quien, en los últimos tres años y medio, se ha empeñado en reformar la sanidad que él colaboró a crear, con el objetivo de que esta trabaje con la lógica de los enfermos crónicos, aquellos con enfermedades incurables, los que mayor coste tienen para el sistema. Para ellos, ha creado hasta una red social. Su labor en Estados Unidos —compaginada con un posible trabajo en la Universidad de Deusto—, cuando su sucesor asuma el cargo, se centrará en asesorar en la manera de afrontar la cronicidad en este país, algo que el Ejecutivo de Patxi López interpretó como un “reconocimiento” a la estrategia vasca.
Nacido en Venezuela (Caracas, 1952), en el exilio, Bengoa está bregado en mil batallas sanitarias gracias a su amplia experiencia en cargos como el de director de Sistemas de Salud en la Organización Mundial de la Salud (OMS) —colaboró con Clinton en la fallida reforma sanitaria y participó también en la elaboración del Informe Abril—. Pese a su discreción y a su aspecto pausado, no ha dudado en enfrentarse a la industria farmacéutica, a la que enfureció cuando puso en marcha medidas para impulsar el uso de medicamentos genéricos, ni tampoco al Ministerio de Sanidad actual, cuyas decisiones como el copago farmacéutico o la restricción del aseguramiento de colectivos como el de los inmigrantes no ha puesto en práctica.
Asumirá esta nueva tarea cuando el PNV vuelva al Ejecutivo autónomo
Es a golpes de los reales decretos aprobados en el último año, y también de conflictos como el que le enfrentó con La Rioja —cerró las puertas del hospital de Logroño a pacientes alaveses que vivían cerca—, como el futuro asesor de la Administración de Obama ha pasado de hacer gala de la discreción y de un perfil muy técnico a otro más político. Hasta entonces, este siempre había quedado en manos de su número dos, Jesús María Fernández, incluso en los meses de oposición más dura del PNV en el Parlamento, que le ha convertido en uno de los consejeros más fiscalizados.
Frente a los recortes, Bengoa ha tratado de hacer ver que una sanidad sostenible es posible con cambios centrados en los crónicos. A su estrategia le ha faltado tiempo para que se le conozcan los resultados finales, pero cuya simiente está sembrada ya en los centros de salud y los hospitales hasta ahora centrados en tratar a los pacientes agudos. También en los hogares de los enfermos vascos y en comunidades como Navarra o Castilla y León.
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