Los herederos de Companys dicen que la carta a subasta fue robada
El abogado de los herederos asegura que su venta es un 'acto de violación de correspondencia'
Se enteraron de su existencia al leer la prensa (EL PAÍS, 8 de octubre), pero Mariona y Josep Companys, nietos de Remei Marsà, la cuñada del presidente de la Generalitat Lluís Companys a la que le escribió una de sus últimas cartas antes de ser fusilado en octubre de 1940 en el castillo de Montjuïc, consideran que la misiva que está previsto subastar el día 25 fue robada y que les pertenece.
Josep Cruanyes, abogado de los sobrinos nietos del político, ha enviado un requerimiento a la casa de subastas Balclis, —al que ha tenido acceso este diario—, en el que explica: “El ayudante del auditor de guerra Gonzalo Zarranz era un funcionario que tenía que custodiar la documentación pero no robarla. Por tanto, los actuales propietarios tienen una posesión ilegítima”.
Según Cruanyes, el documento “pertenece a un expediente público que no prescribe”, aunque hayan pasado más de 70 años, y asegura que los descendientes se sienten dolidos por hacer “un uso mercantil” y que el hecho de que se divulgue sin la autorización de los herederos “representa un acto de violación de correspondencia, así como un menosprecio a la intimidad”.
El abogado, miembro de la Comissió de la Dignitat, defiende que la carta forma parte del expediente de guerra que juzgó a Companys. Por eso, pide al Juzgado Territorial número 3 de Barcelona, heredero de las competencias del tribunal militar de 1940, que reclame la carta a Balclis y la entregue a los dos herederos de Remei. También advierte de que en caso de celebrarse la subasta “los compradores quedan advertidos de la procedencia ilegítima, por lo que tendrán que entregarla de todas formas”.
Companys escribió la carta el 10 de octubre de 1940, cinco días antes de ser fusilado “por rebelión militar” en el foso de Santa Eulàlia del castillo de Montjuïc, donde estaba detenido desde comienzos de mes. En la misiva, el político anuncia su detención y aprisionamiento a sus hermanas, y les indica qué deben hacer para poder visitarlo: “Pedir permiso en Comandancia Militar”. Desconociendo el fatal destino que le esperaba: el consejo de guerra —que duró una hora— del día 14 y su asesinato en la madrugada del día siguiente, Companys les explicaba que en sus visitas, “dos a la semana”, tendrían que llevar “retratos pequeños como los de pasaporte”.
La carta, escrita en castellano, seguramente por imposición militar, a lápiz en una cuartilla con cuadrícula (de 21 por 14,5 centímetros), termina con la frase “muchos afectos de tu cuñado”, firma autógrafa y fecha (10 de octubre) y ubicación (Montjuïc), seguido de una nota en la parte posterior de la hoja, en la que enumera una lista de necesidades básicas: “1 pijama, 2 toallas - Dos servilletas (Todo barato) - Pasta dentífrica - jabón = Colonia (si es permitido) - 1 cepillo -, papel, sobres, dos libretas ó blocs, para apuntes - linterna”. Los guiones corresponden con los objetos que el propio Companys tachó de su lista. Entre los que se pueden leer bajo las tachaduras: una bufanda y una pluma.
Tras escribirla, Companys la entregó al teniente coronel de guerra Gonzalo Zarranz, que al salir de la habitación de la casa del capellán donde estaba aislado en secreto el político, la arrojó a una papelera. El texto se salvó del olvido cuando el ayudante del militar, sin que nadie lo viera, la recogió de la basura y la escondió. Sus descendientes, después de 72 años han decidido ponerla a la venta a un precio de salida de 1.500 euros.
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