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“Un pueblo sin escuela es un pueblo muerto”

La aplicación del 'decreto Wert' reduce a la mitad la plantilla docente del colegio rural de Montesa El claustro y los padres recurren la orden de la Consejería de Educación valenciana

Padres y alumnos del colegio público de Montesa, en las puertas de la Consejería de Educación.
Padres y alumnos del colegio público de Montesa, en las puertas de la Consejería de Educación.CARLES FRANCESC

“Maribel, nuestra maestra, nos hace cosas muy chulas, trabajamos con fichas”, cuenta la pequeña Neus, de cinco años, que está “muy triste” porque el curso que viene su tutora ya no estará en el colegio público Blasco Ibáñez de Montesa, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia con 1.000 habitantes. A su lado, Joana, de seis años, se lamenta de la pérdida de siete de sus maestros porque todos les tratan “muy bien”. Su compañera, Aina, de ocho años, se nota que ha llorado. “Queremos que vuelvan nuestros maestros”, exige muy seria, en la concentración realizada en las puertas de la Consejería de Educación de Valencia.

El próximo curso el colegio tendrá los mismos 108 alumnos, pero la mitad de profesores. La aplicación del decreto del ministro Wert, que aumenta la ratio y las horas docentes, dejará la plantilla fija de 14 maestros que tenía, en la mitad: solo siete.

Ante la resolución de Educación publicada el miércoles pasado en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana, que reduce a la mitad la plantilla docente de este centro, el claustro y los padres se han movilizado y han presentado esta mañana 138 recursos de reposición. Si no son aceptados, estudiarán otras vías judiciales, como la interposición de un Contencioso-administrativo.

“Un pueblo sin escuela, es un

“Existe un peligro de muerte de la escuela”, explica Óscar, padre de una alumna del centro que sostiene que: “Un pueblo sin escuela, es un pueblo muerto”.

Oscar defiende el efecto catalizador y revitalizador que el colegio ejerce sobre el pueblo. “La vida entera de Montesa gira entorno a la escuela y los maestros que con los años se han establecido allí, con sus hijos y sus familias”. Todos los maestros, menos uno, tenían plaza fija en este colegio rural y se habían hecho al pueblo, igual que el pueblo a ellos.

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“La situación es la siguiente: creo que la Administración tiene el objetivo de cargarse la escuela rural”, reflexiona Eduardo, maestro del centro con 12 años de trayectoria, que el año pasado llegó a este pintoresco pueblo del interior plagado de restos arquitectónicos medievales, que recuerdan que el rey Alfonso III de Aragón lo incorporó al patrimonio real, al concederle la carta puebla en 1289.

Los restos desmoronados del otrora preponderante castillo de Montesa, recuerdan ahora a los pocos habitantes que mantienen con vida el pueblo lo lejos que están de aquellos tiempos de esplendor real. “A la hora de aplicar normas estatales, no se puede comparar las condiciones de vida, económicas y sociales de un pueblo con las de una ciudad", prosigue este maestro, que considera que en un entorno rural: "La escuela lo es todo".

“A la hora de aplicar normas estatales, no se puede comparar las condiciones de vida de un pueblo y una ciudad"

Eduardo defiende la “calidad educativa” de centro donde los maestros que han ido llegando han puesto en marcha un “proyecto pedagógico innovador” para realizar en varios cursos. “El curso que viene, se interrumpirá todo", advierte este docente.

"¿Ese es el modelo de escuela de calidad que quieren?”, se pregunta este docente. Su respuesta es más bien pesimista: “Mi conclusión es que con estos recortes, lo que habrá será más fracaso escolar y más fracaso social”.

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