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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La madre de todos los recortes

Es fácil criticar la amnistía fiscal, aunque PNV y PSOE aprobaron en su día normas parecidas

tomás ondarra

Y llegó la madre de todos los recortes. Y nos dicen que es la solución a nuestros problemas. Pero ya se ve que hay otras lecturas más complejas que ayudan a comprender por qué a los famosos “mercados” no les ha parecido suficiente. Por ejemplo: cada día de este año el Estado tiene que pedir prestados 500 millones de euros a esos famosos “mercados”. Tal volumen de deuda no es nada tranquilizador para los prestamistas. Otro ejemplo: por cada cuatro euros que ingresa el Estado por impuestos gasta cinco, por lo que tiene que endeudarse en uno. No parece que sea un resultado precisamente austero ni mucho menos sostenible.

Y, sobre todo: se ven recortes pero no se ve la siembra en actividades que produzcan crecimiento y sin crecimiento, nadie cree que se salga de este agujero.

El Gobierno Rajoy ha decidido ahorrar cortando el gasto, pero no adelgazando la máquina de gastar. Nos quedamos con menos I+D y con menos inversiones, pero seguimos teniendo la misma Administración, sobredimensionada en función de una situación de “euforia presupuestaria” que no va a volver.

Incluso cuando Rajoy recorta en inversiones, elige apostar por el TAV, que es una inversión que acarreará en el futuro nuevos déficits de explotación, en vez de utilizar los escasos recursos disponibles para otras inversiones menos lucidas, pero que tienen rendimientos futuros positivos.

Es como si una persona con presupuesto para comer solo el menú del día se empeña en comer en un restaurante de cinco estrellas a la carta y pretende justificarse diciendo que va a “ahorrar” eligiendo los platos más baratos: no comerá lo suficiente y además seguirá sin poder pagar la cuenta.

Mirándolos desde Euskadi, estos presupuestos reflejan una aparente paradoja. Por segunda vez —la primera fue cuando reformó el IRPF “por arriba”—, Rajoy ha vuelto a pasarles por la izquierda a nuestros políticos locales, al suprimir de un plumazo algunas de las deducciones fiscales del Impuesto de Sociedades que más mermaban la recaudación. Si lo llega a hacer la izquierda, la Brunete mediática se hubiera montado a los tanques.

Cuestión aparte es el tema de la amnistía fiscal, donde Rajoy pretende aflorar 25.000 millones de euros cobrando a los defraudadores un impuesto de tan solo 2.500 millones. Es fácil criticar esta medida desde el plano moral, aunque el PNV y el PSOE aprobaron en su día normas parecidas. Pero cuando pase un año, la cuestión será muy sencilla de comparar: quienes no hayan adoptado esta amnistía fiscal (la CAV y Navarra) ¿habrán conseguido aflorar más o menos dinero negro que el que haya conseguido aflorar el Gobierno de Rajoy con su amnistía? Porque, claro, sería chistoso que los vascos critiquemos a Rajoy por ser blando con sus defraudadores y nosotros simplemente les dejemos seguir viviendo tranquilamente con sus rentas en el extranjero.

Pero a mí me ha llamado la atención el mensaje de Rajoy de que “no hay otras alternativas”, que parece más propio de un teólogo que de un político.

Aquí al lado, en Francia, se está proponiendo implantar lo que llama “el IVA social”, que es algo que se viene utilizando desde hace muchos años en Dinamarca. Consiste en subir el IVA a la par que se bajan las cotizaciones sociales de los trabajadores en una cantidad equivalente. Con ello se consigue que, sin variar el déficit, el coste de los productos fabricados localmente sean más baratos. Eso permite, por un lado, aumentar las exportaciones y, por otro, desplazar las importaciones, ya que los productos locales se venden al mismo precio final (el menor coste de producción se compensa con el mayor IVA), mientras que los productos importados se ven obligados a subir el precio como consecuencia del nuevo IVA. Es lo más parecido a la antigua devaluación que se practicaba cuando había moneda propia y permite equilibrar la balanza de pagos.

También se puede imitar a belgas y alemanes e imponer un nuevo impuesto extraordinario a las centrales nucleares a las que se les alargue su vida útil por encima de lo previsto inicialmente. Como esas centrales ya están amortizadas, y como prolongar su vida es un riesgo serio y real para los ciudadanos, parece justo que ese beneficio extraordinario sea coparticipado por Hacienda: supone unos 150 millones anuales por cada reactor de 1.000 Mw. Claro que para eso hay que enfrentarse al lobby eléctrico y eso es algo que no se atreven a hacer muchos Gobiernos. Y, si no, que se lo pregunten a la señora Salgado.

Tambien está la medida tomada por Obama, consistente en usar los préstamos del Banco Central para comprar directamente la deuda publica de su gobierno. Como se sabe, el Banco Central Europeo no ha hecho eso, sino que ha inyectado recientemente en el sistema bancario un billón de euros, prestándoselo a los bancos al 1%, para que éstos a su vez se lo prestaran a los Gobiernos al 4%, embolsándose así la bagatela de 30.000 millones anuales. Para redondear el círculo, los bancos han ofrecido al BCE esos mismos bonos estatales como garantía.

Si se hubiera usado la formula americana, los Gobiernos se habrían ahorrado esos 30.000 millones de euros anuales (unos 4.500 en el caso español). Pero esto también exige hacer prevalecer el interés de los ciudadanos al de los banqueros y eso tampoco está al alcance de muchos Gobiernos. O sea, que sí hay otras cosas que hacer. La madre de los recortes puede ser en realidad una madastra.

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