Para cualquier paladar

“El vino es algo muy vivo”. Victoria Cañas mira a un punto en el vacío mientras hace ese comentario y transmite la impresión de que se está refiriendo a algo trascendental. Su bodega, Diez-Caballero, de Elciego, es una de las casi 150 de todo el mundo que ayer participaron en el Palacio Euskalduna en el 14º Salón Bizkai-Vinos, organizado por el enólogo Manu Martín bajo el lema Con los cinco sentidos.

Cientos de profesionales de la hostelería, distribuidores, gastrónomos y aficionados en general se acercaron a lo largo del día a la feria para probar vinos, cavas y licores. En total, se expusieron más de 150 referencias pertenecientes a 38 denominaciones de origen españolas y 15 extranjeras.

Para degustar los caldos, bastaba con pagar los 10 euros que costaba el kit de cata, compuesto por una copa, una bolsa de recuerdo y un catálogo de las bodegas y caldos participantes.

“Me ilusiona que alguien que ha probado mi vino me llame”, dice una bodeguera

Con igual hondura, Cañas describe las cualidades de su vino estrella, Victoria. “Conservando el potencial de fondo y la estructura de un gran vino, tiene frescura. Pero también la complejidad y finura que le han aportado 12 meses en barrica francesa y otros 12 en botella”, detalla. Cañas se declara encantada con su profesión y con que sus hijos sigan sus pasos.

Díez-Caballero es una bodega familiar, que produce unas 120.000 botellas anuales, de las que exporta un 34%. “Lo que más ilusión me hace es que alguien que ha probado mi vino en un restaurante me llame para preguntarme por él”, dice.

La cita acogió un debate sobre las características de los vinos de ‘terroir’

Vinos del Mundo es una importadora catalana de caldos de 23 países. El precio de las botellas que comercializa oscila entre los dos y los 1.700 euros. A Bizkai-Vinos acudió con un Moscatio d’Asti italiano y un Chablis francés de J. Moreau, entre otras referencias. “Ninguno cuesta más de 11 euros”, apunta Antonio Javier Yáñez, responsable comercial de la firma en España.

Juan Juez y su hijo Xabier van catando de puesto en puesto. Estos aficionados de Getxo consideran un lujo contar con una feria como Bizkai-Vinos tan cerca de casa. Por si se les va la mano en la cata, han venido en metro. “Tampoco se bebe tanto. De algunas botellas se toma un sorbito y el resto se escupe”, aclara el primero. “Tomaremos unos pinchos para bajar los grados”, apostilla su hijo.

Varios expertos debatieron a mediodía sobre los vinos de terroir, los más “puros y transparentes”. “A través de ellos se expresa el tipo de suelo, el clima, quién lo ha hecho, cómo... Todo se sabe porque todo es natural. Son vinos que apasionan”, explicó el viticultor de Laguardia Carlos San Pedro. “Como la música clásica, pueden llegar a emocionar, lo que no pasa con otros caldos”, agregó.

Pilar García Granero, presidenta de la Denominación de Origen Navarra, ofreció por la tarde una cata de rosados.