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Paté vegetal, muesli casero y otras ideas para innovar en la cocina con pipas de calabaza

Estas semillas tienen múltiples usos en la cocina y aportan muchos nutrientes

Pipas de calabaza

Las pipas de calabaza llevan toda la vida cargando con el sambenito de ser ‘pipas de las otras’, en alusión a sus archiconocidas primas las pipas de girasol. Una injusticia que pasa de generación en generación, tal vez porque su cáscara al pelarlas no chasca entre los dientes o porque el proceso es algo más tedioso y reclaman algo más de calma para comerlas.

Sea cual sea la razón, las semillas de calabaza son un excelente alimento, ya sea como picoteo o incorporado a otros platos del menú diario. Poseen un sabor suave, tirando a dulzón, regalo de la pulpa de la calabaza donde se esconden.

Las pipas de calabaza se pueden encontrar todo el año sin pelar o ya peladas, naturales o saladas y a granel o ya embolsadas. Incluso hay aceite de pipas de calabaza: se prensa en frío y se consume en crudo.

Sácale partido a Halloween

Tú mismo puedes liberar las semillas de entre la pulpa de la calabaza antes de cocinarla en casa. O aprovecharlas si solo has comprado la calabaza para decorar en Halloween. Ya que las tienes a mano, disfrútalas en crudo, pues al someterlas a altas temperaturas sus ácidos grasos pierden parte de sus beneficios. Si optas por secarlas, puedes ponerlas a fuego medio en una sartén durante una hora, hornearlas 50 minutos a 150 °C o darles una pasada por el microondas en diez minutos, removiéndolas cada dos minutos para que se tuesten de manera homogénea.

100 gramos de pipas de calabaza suponen 603 kcal: contienen 47,33 gramos de grasa, 10,71 de carbohidratos y 30,23 de proteínas.

Pese a todo, lo normal es comprarlas ya limpias. La industria ya se encarga de extraerlas, lavarlas bien para eliminar los restos de calabaza y secarlas. Incluso de pelarlas y añadir sal.

El aperitivo lleno de minerales

Al igual que sucede con las pipas de girasol, las de calabaza son un alimento muy nutritivo y altamente calórico. Sus 603 kilocalorías por cada 100 gramos son cortesía de los 47,33 gramos de grasas y 10,71 gramos de carbohidratos. Ahora bien, estas cifras hay que ponerlas en relación a la ración habitual de pipas, que suele ser unos 25-30 gramos en limpio, que suponen unos 40-45 gramos sin pelar.

Entre las grasas, vas a encontrar, sobre todo, ácidos grasos polinsaturados, especialmente omega 6, frente a los apenas 0,1 gramos de omega 3. Como sucede con otros frutos secos, su contenido en proteínas es más que notable y muy valorado por las personas que siguen una dieta vegetariana. Sus 30,23 gramos de este macronutriente son una cifra muy a tener en cuenta. Sin embargo, no aportan todos los aminoácidos esenciales, como sí sucede con otros alimentos proteicos de origen animal. Una carencia que se suple fácilmente incorporando cereales y otros alimentos de origen vegetal a lo largo del día (por ejemplo, legumbres).

Pipas calabaza

De las vitaminas, destaca la E (2,18 mg), con acción antioxidante. También sus 11,4 mg de niacina o vitamina B3, necesaria para el metabolismo energético. En cuanto a los minerales, sobresale el hierro (8,82 mg), un oligoelemento que interviene en el transporte de oxígeno en sangre y participa en la producción de hemoglobina. También aportan zinc (7,81 mg), necesario para el normal funcionamiento del sistema inmunitario; potasio (809 mg), vital para el sistema nervioso y para mantener la presión arterial en niveles normales; y magnesio (592 mg), que interviene en el normal funcionamiento de los músculos.

Prepara muesli casero

Además de como aperitivo, las pipas de calabaza pueden dar mucho juego en la cocina. Sin ir más lejos, incorporar un puñadito de estas pipas en tus ensaladas o en las cremas de verduras les dará un toque de sabor y aportará nutrientes extra. También puedes repetir la maniobra con las macedonias, yogures o en muesli.

Si te ves con ganas de innovar, prueba a triturarlas con zanahorias, pimentón dulce y anacardos. Tendrás un delicioso y nutritivo paté vegetal. Con dátiles, avena y otros frutos secos puedes armar tus propias barritas energéticas para tomar a media mañana en la oficina. También puedes jugar con los sabores, tostándolas con especias como curry o cayena. O caramelizándolas para picotear o añadirlas como topping a los helados.

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