La carta de Sánchez: estilo y puntuación
Abundan en el texto las comas innecesarias; además de que empieza con un pleonasmo y contiene una incoherencia sintáctica
Millones de españoles habrán leído la carta difundida por Pedro Sánchez el 24 de abril. Muchos de ellos seguramente pensaron que su texto lo había revisado algún asesor lingüístico y que, por tanto, puede constituir un modelo de escritura. Sin embargo, un análisis de la puntuación y del estilo invita a sospechar que realmente el dirigente socialista actuó en la más completa soledad.
Comentaremos esos aspectos en la idea de que tal vez se pasen por aquí algunos estudiantes que de repente hubieran interpretado el mensaje del jefe del Gobierno como una desautorización práctica de lo que les había explicado días antes su profesor de Lengua. Para tranquilizarlos.
Pleonasmo. El escrito comienza con una redundancia de significado: “No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta”. El verbo “suele” ya indica una habitualidad, y el adjetivo “habitual” señala que algo suele ocurrir. Por tanto, bastaba con elegir una de las dos opciones. Habrían mostrado más cuidado alternativas como “No suele ocurrir que me dirija a usted”, “No suelo dirigirme a usted” o “No es habitual que me dirija”.
Incoherencia sintáctica. La hallamos en esta frase: “Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal”. El verbo “han traspasado” lleva su acción al complemento directo, aquí con dos elementos unidos por la conjunción y; pero el segundo de ellos carece de sentido como tal: “la línea del respeto a la vida familiar de un presidente” y “el ataque a su vida personal”. Por tanto, se han traspasado dos cosas: la línea del respeto y el ataque personal. Sin embargo, el ataque no ha sido traspasado, sino en todo caso perpetrado. Habría facilitado la comprensión esta alternativa, entre otras posibles: “Han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y la del ataque a su vida personal”.
Comas excesivas. Abundan en el texto las comas innecesarias (y falta alguna conveniente). Me detendré en tres casos. 1. “(...) Han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano, Umberto Eco, llamó ‘la máquina del fango”. El famoso semiólogo y novelista no es el único gran escritor italiano, luego sobran las comas que forman la aposición equivalente. 2. “La gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión”. El presidente también podía haber suprimido esos dos signos que crean una falsa aposición y separan el sujeto del verbo. 3. “Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes”. Esta coma no hace ninguna falta y complica la lectura.
Asunto personal. Como asunto ya subjetivo, comento además una construcción coloquial que, aunque correcta, me parece impropia de un texto esmerado: “Los ataques que sufro no son a mi persona”. Se me hace extraño ahí que el verbo “ser” no esté acompañado por un participio: “Los ataques no son dirigidos a mi persona” (o “no están dirigidos”). También preferiría, cambiando el verbo, “los ataques no van contra mí”.
Llámenme tiquismiquis por estas cuestiones de estilo y puntuación, pero aun así quizá convengan conmigo en que a presidente del Gobierno de España no se llega por el camino de la gramática.
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestro boletín semanal.
FE DE ERRORES. En atención al comentario del lector Alberto Cantera, el autor ha modificado el penúltimo párrafo respecto a una versión anterior.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.