‘Cordero negro y halcón gris’, de Rebecca West: un libro que ninguna persona culta debe ignorar
Este legendario libro de viajes, una de las cuatro obras maestras de la autora, recorre la antigua Yugoslavia en la época en la que se generaba el caldo de cultivo de las posteriores guerras que asolaron la región
Cicely Isabel Fairfield (1892-1983), adoptó el pseudónimo de Rebecca West como homenaje a la protagonista del drama de Henrik Ibsen La casa Rosmer. Fue una mujer escritora en lengua inglesa en tiempos duros para las mujeres, antifascista, anticomunista y antiautoritaria. Es la autora de cuatro obras maestras —cuatro— en varios géneros: El regreso del soldado —con un empleo genial de la teoría del punto de vista— además de la trilogía de La familia Aubrey, en novela; Un reguero de pólvora, que contiene sus celebradas crónicas de los juicios de Nuremberg, en periodismo; El significado de la traición, un soberbio ensayo sobre el sentido de la traición a partir de los espías ingleses al servicio del nazismo y al comunismo; y este Cordero negro y halcón gris, legendario libro de viajes. El catálogo de sus amistades era el who’s who intelectual del siglo XX, desde George Bernard Shaw a Anaïs Nin o Charles Chaplin. Su independencia de carácter y sentido ético fascinaba a los hombres tanto como lo temían. A los 16 años publicó en The Scotsman una carta abierta exigiendo el voto para la mujer, lo que le costó el distanciamiento con las compañeras de su colegio de señoritas. Mantuvo una tormentosa relación con H. G. Wells, reconocido misógino, con quien tuvo un hijo, y del que se separó finalmente. Su sobrina nieta, Helen Atkinson, contó que, cuando fue a visitar por primera vez a su tía abuela, sus padres le dieron instrucciones estrictas de no mencionar a Wells en su presencia. Era una persona sin miedo que no dudó en criticar severamente a Tolstói y Strindberg y tachó de farsante a T. S. Eliot. En 1947 la revista Time le dedicó una portada refiriéndose a ella como “la mejor escritora del mundo” y The New Yorker la calificó de mejor reportera.
Desde el principio el lector queda inmerso en la poderosa, subyugante y lúcida escritura de Rebecca West. Ya en el prefacio, desde el acoso de la autoritaria archiduquesa Sofia, su suegra —madre de Francisco José— a Isabel de Baviera, Sissi, por la que muestra una noble simpatía, hasta relacionar los asesinatos de Sissi, los reyes Alejandro y Draga de Serbia y el archiduque Francisco Fernando, por los que percibe el caldo de cultivo que dará lugar a la guerra del 14-18 y a la aparición del nazismo y el fascismo que detonará la explosión de la segunda Gran Guerra. Estas primeras páginas ya contienen una advertencia sobre la clase de inteligencia, poderío expresivo y valor del viaje realizado en aquellos años de entreguerras por la autora, cuya penetrante visión llega en aquel momento a las motivaciones de la terrible guerra entre Croacia y Serbia de 1999-2001, así como, en general, a la desmembración de la antigua Yugoslavia del mariscal Tito. La sensibilidad e inteligencia de West para percibir entonces el caldo de cultivo de aquel terrible conflicto que hoy pesa sobre Occidente, es propia de un periodismo elevado a la grandeza. Esta insuperable muestra de la literatura de viajes se va a publicar en dos volúmenes y el primero acaba de aparecer en la editorial que fue de Javier Marías, una suerte de homenaje póstumo a su admirada autora del editor del resto de su obra de no ficción.
“Mi presencia en Yugoslavia —dice West en su diario de 1937— se debía a que yo sabía que el pasado es lo que forja el presente y quería ver cómo funciona ese proceso”. He ahí el fundamento de esta obra excepcional. El libro es la constatación de la inagotable existencia de lo diferente en gentes y lugares, en este caso la historia y realidad de los pueblos eslavos del sur, considerados por Occidente como una amalgama de violencia y barbarie y siempre dominados por la presión inmisericorde y continuada de unas Austria y Hungría cuyo débito con los eslavos del sur es el de haber frenado con su bravura la invasión turca de Europa. El secreto es que la autora, dueña de una extraordinaria expresividad y una cultura muy refinada, ofrece una lección de lo que es la capacidad de colocarse en el lugar del otro para tratar de entenderlo.
Las observaciones de la autora son tan sugerentes como precisas; a título de ejemplo véase su mirada concreta sobre las mujeres croatas en un mercadillo de Zagreb (”Daban una sensación radicalmente opuesta a lo que entendemos por la palabra ‘campesinos’ cuando la empleamos en sentido peyorativo, pensando en mujeres que se han vuelto lerdas a causa de los repetidos embarazos y toda una vida al servicio de unos patanes en aldeas que nadan en lodo durante todo el invierno”). West utiliza el material humano y paisajístico de los pueblos yugoslavos que recorre entreverándolo con su Historia, lo que se traduce en un relato de constante amenidad a la vez que una versión impecable de las conflictivas relaciones entre sí de Croacia, Dalmacia, Bosnia-Herzegovina y Serbia, lo que hace que el mundo eslavo se despliegue ante los ojos del lector como el resultado de un mosaico revelador: nacionalidades llenas de gente tan apasionada como orgullosas del amor a su tierra que, paradójicamente, los ha llevado a matanzas sin cuento.
Es un fresco formidable, el legado de una mujer única y una viajera vocacional que debe ser leído con atenta lentitud para disfrutarlo como se debe y exige. Un libro que ninguna persona culta debe de ignorar.
Cordero negro y halcón gris
Traducción de Luis Murillo Fort
Reino de Redonda, 2024
840 páginas, 24 euros
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