‘Vivir es lo mejor’, de Kay Boyle: brillante muestrario de la desolación
Los relatos de la autora estadounidense, de enorme calidad, tratan temas como la inmigración, el racismo, la desigualdad, el amor, la sexualidad y la familia con una mirada cargada de inteligencia y sensibilidad
Kay Boyle es autora de varias novelas y colecciones de relatos que obtuvieron por dos veces el prestigioso Premio O. Henry. Publicó libros de poesía y tres obras para niños. Poseía una imaginería literaria fuera de lo común. Los relatos de esta antología están agrupados en dos lotes, el primero con textos de los años treinta, de gran amplitud lírica, y el segundo en los cuarenta. El escenario temporal se establece, respectivamente, antes y después de la Segunda Guerra Mundial, pero el verdadero escenario es la experiencia social y vital (inmigración, racismo, desigualdad, amor, sexualidad y familia) tratada con una mirada cargada de inteligencia y sensibilidad.
Del racismo trata el cuento ‘Chico negro’, en el que el abuelo de una jovencita blanca se interpone en la relación amistosa, imaginaria y llena de delicadeza juvenil entre un joven negro soñador y la muchacha, que el penoso prejuicio del viejo deshace sin sentido ni piedad. De la relación ocasional entre un niño huérfano y una vaca trata ‘Su idea de una madre’, un relato de miedos infantiles, ingenuidad emocional y necesidad de afecto preciosamente resuelto. Son relatos breves y cargados de sentido, como el que recoge el retrato de la indiferencia egocéntrica de un cineasta que viaja en primera y quiere utilizar y filmar a una pareja italiana que viaja en tercera y van a tener un hijo y documentarlo impúdicamente con su cámara. Además, en este lote hay un relato maestro, ‘Tu cuerpo es un joyero’, que trata el tema del dolor mental, la incapacidad de comprenderlo y el alivio trágico por la celebración de una misión cumplida. ‘Doncella, doncella’ es una bellísima historia de amor y dolor en un glaciar de los Alpes. ‘Los caballos blancos de Viena’ es otro relato maestro con el apunte del nazismo en Austria al fondo.
El segundo lote de relatos se apoya en la experiencia de la autora en Europa; era corresponsal de The New Yorker, del que fue depurada por el macartismo y detenida y encarcelada en dos ocasiones por su decidida defensa de los derechos civiles en su país. Aquí los relatos suceden en los años posteriores al fin de la guerra, en Francia o Alemania. Son historias del escenario del desamparo y la precariedad que sigue al conflicto bélico y que afecta tanto a vencedores como a vencidos, bien entre soldados en retirada que regresan a sus lugares de origen en Europa o en Estados Unidos, bien trate de los paisanos que tratan de rehacer sus vidas e incluso se disponen a celebrar el primer baile popular tras cuatro años de carestía y horror, bien de prisioneros alemanes que están trabajando y esperando ser reenviados a Alemania, bien de la sórdida actitud de unos soldados americanos, que se dirigen en un tren a embarcar hacia su país, con una periodista americana, bien de menores huérfanos de guerra… Todo un muestrario de la desolación de seres humanos atrapados por la violencia y el deterioro de una guerra. Son escenas de compasión y dolor de gentes afectadas por una catástrofe común sobre la que no tienen otra responsabilidad que soportar el desastre.
Dentro de su altísima calidad destacan dos piezas magistrales: ‘Los perdidos’, sobre las esperanzas y temores de un grupo de chicos de diversas nacionalidades, perdidos en el fragor de la guerra, que aguardan su destino de adopción en un centro de menores, y ‘Noche de invierno’, donde una madre neoyorquina, que acostumbra a salir por las noches, suele dejar a su hija de siete años en manos de cuidadoras y, a modo de cuento contado antes de dormir, escucha ingenuamente la historia de una niña como ella cuya madre embarca en un tren rumbo a un campo de concentración.
Vivir es lo mejor
Traducción de Magdalena Palmer
Muñeca Infinita, 2023
272 páginas. 22,90 euros
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